SeokJin observaba por la ventana del pequeño cuartito, bebía de su taza de chocolate caliente mientras, con una gran sonrisa en el rostro, rememoraba todo lo que había acontecido esa última semana.
Si le hubieran dicho hace unos meses que terminarían adoptando a un pequeño cachorro tras pedirle a su prometido, NamJoon, que lo acompañara en esa nueva etapa y que este le diría que sí, hubiera reído a carcajadas sin poder creerlo del todo, pero ahí estaba, vigilando el sueño del niño de nueve años, cabello tan negro como la noche, pálida piel, ojitos grandes y dientecitos de conejito; estaba encantado, extasiado, maravillado.
Jin era el hijo mayor de la pareja Kim, una pareja de importantes ingenieros en Seúl, habían ascendido a la cumbre de sus carreras tras el magnífico y sofisticado diseño de una de las torres más importantes del mundo, personas respetadas, influyentes y orgullosas de su trabajo.
El día en que SeokJin se presentó cómo alfa la familia no cabía en sí de la emoción y luego, años después, su pequeño hermano también resultó ser un alfa la fiesta fue aún más grande; ambos herederos estaban extasiados con la idea de tener semejante casta, pero, cuando Jin conoció a cierto alfa de cabellos platinados y hoyuelos encantadores, deseó con todas sus fuerzas haber sido bendecido por la Luna con la suerte de ser omega. Y los problemas comenzaron.
Jin y NamJoon se cortejaron mutuamente, no hizo falta mucho tiempo de conocerse para que cayeran perdidamente enamorados el uno del otro, tal vez la mayoría de las personas que conocían su relación pensaron que sería algo pasajero del momento, quizás un capricho o una forma de experimentar y curiosear sobre las relaciones amorosas y sexuales, pero, se equivocaron, rotundamente.
El rubio aún recuerda aquella noche en la que regresó a su casa, sus papás acababan de terminar la cena, su hermano, TaeHyung hacía zapping en la televisión en busca de un buen programa que lo distrajera. Jin suspiró, se plantó frente a la sala de estar anunciando que se mudaría con su alfa, su madre lo observó atónita y casi dio un grito de espanto cuando la marca en su cuello se hizo visible…
Ambos alfas se habían marcado, sí, milagrosamente sus lobos se habían aceptado sin problema alguno, ¿Por qué? No sabían, ¿La Diosa Luna intercedió? ¿Destino? Quien sabe…
La noticia dio vuelta por toda Corea del Sur ya que las relaciones entre lobos de una misma casta no estaban bien vistas, era extraño, algo anormal… Sin embargo, poco le importó a la pareja que pronto tuvo su propio hogar, con amigos que los apoyaban y teniendo que abrirse paso en el mundo debido a los prejuicios y a la falta de dinero ya que los señores Kim le quitaron todo tipo de beneficio monetario al mayor de sus hijos e incluso le negaron su parte de herencia el día que ellos ya no estuvieran.
—¿En qué piensas, amor? — el peliplata rodeó la cintura de Jin apoyando su mentón en el hombro contrario.
—Tengo mis dudas — sonrió — Lo adoro, me encanta la idea de tener mi cachorro, pero, temo no hacer las cosas bien.
—No te preocupes, serás un gran padre, te lo aseguro — besó su mejilla — Lo haremos juntos, ya verás.
La pareja se sonrió tras compartir un casto beso y posaron sus ojos en el pequeño bultito sobre la enorme cama, el niño que dormía tranquilamente aferrado a su muñeco de Iron Man apenas y era consciente de sus presencias y es que luego de tanto dolor, miedo y pasar necesidades, al fin estaba cómodo, calentito y con su barriguita llena de una deliciosa comida que su nuevo papá le había preparado con tanto esmero. Sonrió entre sueños, ronroneó acurrucándose contra las almohadas y las mantas, estaba feliz.
Merci pour la lecture!
La histora me atrapo... y al llegar al final queda una sensacion agradable, a pesar de todos los obstaculos, el amor y apoyo de la familia fue mas fuerte. Queda mostrado que la familia no solo puede ser formada por lazos de sangre.. Sino que tambien de amistad
ICUna historia tierna y divertida. No puedo dejar de leerla y esperar con emoción las actualizaciones,
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