Entre cada línea Suivre l’histoire

Dedicatoria a: Lucy, por la paz, por la calma; por existir.

Mi alma, el presente, cada roce de dulzura. Cada suspiro es un anhelo; cada mirada es ver al cielo.

No podría ser más sincero, si de ti solo espero, espero caricias a través de tus manos, de tus abrazos y de tus besos.

Perfectamente imperfecta, concatenadas sus manos con el Edén, y sus ojos llenos de un paraíso indescriptible. ¿Acaso no es un Ángel? ¿Quién no estaría dispuesto a dejar su humanidad para combinar su alma con la suya?

Parece que su cuerpo constituye el amor, o que solo en ella se puede sobrevivir. Pero incrédulo aquel que piensa que diciéndole sensual la conquistaría; porque para ella no se trata del elogio si no de admiración a su intelectualidad y a su ternura.

¿Acaso alguien no se enamoraría con su forma de ser? ¿O nadie es capaz de amar lo sensible que es? ¿O acaso nadie se enamora de ella, por qué nadie sobrevive al verla? ¿O sencillamente nadie se cree capaz de tenerla?

Ella, sensible… Eso que humanamente la haría débil la hace fuerte; porque cada vez que ella llora las flores nacen, los vientos calman y las lluvias desaparecen. Que daría yo por abrazarla, porque si lo hiciese, el oxígeno llegaría a mi alma.

Entre cada línea, entre cada beso, entre cada caricia; eso es ella, un grandioso manifiesto de la divinidad que he podido palpar, la tranquilidad de la noche, la compañía de la luna, el deseo que acogen las estrellas.

Eso eres, algo que no puedo comprender pero que comprendo; eso eres, mi tormenta, mi calma, mi brisa, mi cielo. Porque hay muchas razones para no quererte y aun así te quiero.

Tantos detalles perfectamente pensados como tu cintura que encaja con mis manos.

Bella mirada que contiene el universo, que de ella nacen uno y mil versos. Poesía pura, porque todos anhelarían volverse autor de su sonrisa, y cual fuese la métrica no importaría, porque si fuesen finitas o infinitas, los recuerdos con ella no se borrarían.

Olas del mar que no se detienen y que me azotan con su cuerpo, inevitable no naufragar en sus versos; constante niebla que besa a ciegas y que me vuelve preso. Eso es ella, entre cada línea un beso.