etsnacyza1604281823 Kou Declan Etsnacyza

Una narración breve sobre el recuerdo de un encuentro sobrenatural


Récits de vie Tout public.

#338 #magico
Histoire courte
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La invocación del infante

Recuerdo tener 8 años cuando vi por primera vez las pampas áridas del altiplano y sentí la sensación cruenta del viento en mi joven rostro.

En esos tiempos todavía creía en que siempre los adultos tenían la razón pues nunca dudaba de ellos. Me pedían que ayudara , ayudaba; ponte a estudiar, estudiaba; que duerma, dormía.

Y debido a mi "predisposición a la perfección", como así lo dijo un psicólogo, era indudable mi posición de mérito escolar. Por lo que un día, papá apareció muy contento y señaló: "nos iremos de viaje por unos días". Vale resaltar que eran los inicios de las vacaciones escolares y me ensimismaba en terminar de leer "El príncipe", que inicialmente lo clasificaba como una cuento grande.

"¿A dónde vamos a ir?"

"A mi Tierra, a las inmediaciones del cerro blanco donde podrás jugar con los animales de la chacra que te he dicho que están allí"

"Pero yo también quiero seguir leyendo este cuento"

"Pues lo llevaremos también así que ayuda a tu madre a empacar"

Si bien mi hermano pequeño protestó sus quejas fueron rápidamente calladas con sobornos dulces.

La gran vorágine gris nos saludo en la mañana de la partida al igual que los transportes llenos de gente. Cuando llegamos al terminal, aunque parecía más un centro comercial, note más como yo. Niños confundidos, algunos llorando; otros jugando con estos novedosos aparatos de esos años: el smartphone y , unos pocos, comiendo lo que suponía desayunos. Por fortuna, mi hermano terminó durmiéndose

Después de un largo tiempo nos movimos par ver al medio de transporte. El bullicio de la calle nos acompañó todo el trayecto hasta que dejé de divisar las casa de cementos y pase a contemplar los sembradíos con la exuberante vegetación.

Como era un transporte a escala, usualmente nos bajábamos para tomar el alimento respectivo. El aire cada vez más frío junto a la pesadez al respirar nos obligó a arroparnos, por mi parte con una colorida casaca, y agitarnos en el resto del trayecto.

Al estar por la mitad de mi libro llegamos al poblado.

Si bien puede llamarse así las casas están muy separadas entre sí no solo por el terreno sino que había una cerca de barro tamaño mediano.

La vegetación verdosa del suelo fue agotándose a medida que se subía en los cerros cercanos.

El abuelo, que pasteaba las ovejas , se sorprendió ante nuestra presencia.

Su rostro demacrado por el tiempo mantenía sus restos de vivacidad al sonreírnos, sus ojos estrechos por el cansancio nos miraron con ternura y si bien debía fatigarlo mucho nos cargo a ambos, sus nietos, con mucha energía.

Al preguntarle a mis padres utilizó un lenguaje desconocido pero familiar por tratarse de expresiones comunes en mis padres a veces.

Debía ser quechua.

Mi padre notó mi confusión por lo que en un breve comentario pronunció: "aimara y quechua".

Sorprendido, busque encontrar el hilo dentro de su conversación a pesar de no entender nada de manera verbal. Cuando me cansé de darle vueltas observé a los esponjosos animales. Todavía era temprano y el frío dominaba el entorno.

Mi hermano reclamó por comida con mucha insistencia por lo que caminamos hasta su casa.

En el trayecto mezcló el español en su repertorio, además que nos mencionó el nombre de todos los cerros circundantes.

Aparte de las alpacas y ovejas, también habían gallinas, patos y cuyes. Para cada uno la estructura correspondiente. Ni mencionar la principal, que era la cocina, a la cual rodeaban las otras.

En la cabaña de quincha y paja había un gran fogón en la esquina derecha, los utensilios se ubicaban en un estante fusionado con mismo edificio. Tímidos rayos solares se asomaron por las pequeñas fisuras del techo de calamina. Dentro se escuchaban murmullos con total júbilo.

La abuela nos recibió con asombro y desconcierto pues ya había cocinado, empero todo se solucionó con la presencia de comida instantánea de emergencia.

Incluso así, ellos disminuyeron su porción de sopa para compartirla con nosotros.

En el almuerzo, frente a mi empecinamiento por entender su charla, surgió la curiosidad sobre este espacio. Sombreros y carteras colgados en un clavo en la pared, un águila colgado en el centro del techo, como trofeo supongo, y una pequeña radio con gran capacidad sonora.

Para sorpresa mía ellos me hablaron en un español masticado, pero entendible cuando quisieron que expresara mi vida en el colegio.

Más tarde los adultos , excepto mi abuela, partieron para recoger el rebaño. Mi "mamita" me contó sobre las leyendas circundantes. La emoción en sus palabras pareciera señalar que ella las había vivido.

Si bien puedo recordar sus incoherencias sintácticas las obviaré en las citas.

"sabes, niñusha, en un tiempo este lugar era más verdoso"

"pero, ¿no es muy verdoso hoy?"

"Igual a la selva, niñu, con árboles y hierbas por todo el lugar. Podías cazar peces a mano desnuda por el río."

"Y, ¿Qué pasó?"

"Mucho antes que yo me casase con tu abuelo, habían seres divertidos. Diferentes de animales, de tunkis o de los restos de diablillos ; ellos eran de diferentes tamaños. Grandes como montañas o pequeños como cuyes, no hablaban pero los entendíamos. Los venerábamos como protectores pues eran hijos de los apus, enviados directos."

La fervosa fuerza con la que expresaba su añoranza me causó mucha curiosidad, empero, su mirada de añoranza fue cambiada por una tez mas depresiva en las últimas palabras.

"Pero una aldea los ofendió y juntó a las demás para votarlos. Decían que podían hacer todo solos, que no les debían nada. Claro que otros grupos se opusieron, pero no fueron muchos. Como los espíritus servían a nuestro padre no podían maltratarnos por orden de este por lo que al verse despreciados buscaron refugios en otros poblados. Solamente cuando mataron a uno de los suyos se aislaron en este cerro.

Desde allí solamente se acercaban a los niños porque no podían hacerles daño y , con cierta esperanza, de que las futuras generaciones procedieran a la paz"

"¿Los viste?"

"¿Yo? Bueno, solo una vez."

"Y, ¿eran como los relatos?"

"Volaban, eran pequeños y brillaban. Ellos me salvaron de esa águila en la sala. Ellos pueden habar con la naturaleza y vi su intento de convencerlo. Al negarse, lo congelaron en el tiempo. También me regalaron un ramo de flores que guardo; ellos recalcaron que aparecerán cuando lo entierre."

Ella sacó un libro de una caja oculta y de difícil acceso.

Aplastada entre sus páginas, la planta no presentaba signos de marchitarse. Del tamaño de mi mano, se exudaba una aroma relajante y agradable.

"Te lo presto por hoy, puedes intentar hablar con ellos esta noche. Espero que aún sigan por aquí"

Asentí y lo guardé en mi bolsillo.

Mis padres volvieron poco después con todo un grupo de alpacas y ovejas con el fondo teatral del ocaso.

Según el reloj analógico de mi madre, eran recién las 6 de la tarde. Y , sin embargo, el firmamento con pinceladas oscuras aparecía de manera paulatina al lado de numerosas centellas.

Después de cenar, este hecho se recalcó aun más. La vista celeste junto al leve silbido del viento enaltecían el efecto de "preciosidad". Un lugar de clama y armonía con el mundo.


Esa noche, intempestivamente me levanté con las ganas de orinar. Agarre la linterna cercana a la cabecera y me dirigí hacia un lugar adecuado.

Al terminar, temblé por el frío en mis fosas nasales y abdomen. Distinguí algunas constelaciones antes de examinar el suelo circundante. Había una rama tirada.

"¿Esa no es la rama?"

En pánico, la levanté. Limpie los restos de tierra y la guardé. Lastimosamente, era muy tarde.


Ese día conocí lo que clásicamente se cataloga como ángel.

Ella me dijo que los espíritus las cuidaron como uno de los suyos.

"Yo no reconozco este mundo. Es algo distinto de mi hogar pues falta mucha "uhjaliq", o sea, "magia" o en este caso se asocia más a la presencia de espíritu independiente y controlable."

Por motivos desconocidos, no hay algún indicio sobre qué ocurrió después de eso.

Mis padres solo señalaban que fue un sueño y yo también lo creí hasta que encontré tres plumas en mi casaca y un escrito de idioma desconocido pero familiar para mí .


Hoy que voy a partir hacia una nueva institución quise sacar de nuevo el texto y, para mi sorpresa, pude entender lo que decía.


<<Solo quedaron dos enunciados, que hasta hoy puedo recordar, con los que pienso que todavía sigue en este mundo.

Su increíble curiosidad por el este pues sus palabras "quisiera conocer todo este nuevo universo hasta donde sea posible" no son mentira. Además de su promesa.

"Estaré contigo hasta que pueda volver a mi mundo">>




14 Novembre 2020 02:27 0 Rapport Incorporer Suivre l’histoire
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La fin

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Kou Declan Etsnacyza Un simple escritor ocasional

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