Esto lo escribo desde la cárcel, no lo hago con la intención de justificar mis actos, ni mucho menos para que tengan compasión de mí, lo hago porque tengo la necesidad de dejar claros los sucesos del 23 de marzo del año pasado. Durante todo este tiempo pensé que estar en silencio sería lo más prudente mientras cumplía mi condena, pero la soledad te hace pensar de más, estar encerrado en estas 4 cuatro paredes de concreto 23 horas al día hace que me mate imaginando cómo hubieran sido las cosas si mi madre aún estuviera viva.
A diario lloro, mis ojos están cansados de tanto llorar, me mata la idea de saber que por mi culpa mi madre está muerta, me duele saber que la mujer que tanto ame ahora no está, extraño a mi madre, extraño su dulce aroma a vainilla, necesito en este momento sus caricias, deseo escuchar su voz y que me diga que todo estará bien, muero por verla sonreír, pero la cruda realidad es que ya no está. Es difícil aceptar que ella jamás volverá, que ahora en el único lugar donde vive es en mis recuerdos, pero hasta eso me duele, porque el último recuerdo que tengo de mi madre fue cuando vi su cuerpo bañado en sangre tirado en el suelo de la sala de mi casa, esa fue la imagen que me quedó de ella, ni siquiera pude darle el último adiós.
Nadie sabe hasta el momento la verdad de lo que realmente pasó esa noche, solo Amanda, mi madre que en paz descanse y yo, sabemos lo que sucedió. Para que entiendan el porqué de los hechos es preciso que les comente quien es Amanda Ruiz, ella representó para mí un idilio, fue un amor fugaz que llegó en el momento menos esperado de mi vida para calentar mi frío corazón.
Para el momento en que Amanda llega a mi vida, mi cabeza era completamente un desastre, mis calificaciones en la universidad estaban por el suelo, en mi casa mis padres se la pasaban discutiendo y aparte de eso sentía que mi vida no tenía sentido. Sin darme cuenta Amanda alegró mis días, me dio esa motivación para seguir viviendo, con ella pude ser feliz, aunque en ese momento no me di cuenta que lo que desarrolle por ella no fue amor sino apego emocional, tremendo error cometí. Con el pasar de los meses lo que comenzó como una amistad, fue de juegos a coqueteos y terminó en un noviazgo, Amanda fue mi primera novia, nunca había sentido que alguien diferente a mí me importara, con ella aprendí a ser un poco más empático.
Los primeros meses fueron maravillosos, parecía que vivía en un cuento de hadas, ella para mí era la mujer perfecta, no solo por su belleza, sino por su inteligencia y gran personalidad, literalmente la puse en un altar muy alto. Ese tal vez sea uno de los problemas del amor, que te vuelve ciego, solo vi lo bueno, era incapaz de ver sus verdaderos defectos, inocentemente creía que me celaba por amor, que me controlaba porque me quería cuidar, vaya que novato era.
Con el pasar del tiempo la relación se fue tornando aún más seria, a tal punto que llegaría el momento en que debíamos conocer la familia del otro. Yo con mucho nerviosismo acepte conocer la familia de Amanda, aún recuerdo el día que fui a su casa por primera vez, digo por primera vez, porque durante los 3 meses en los que fuimos novios nunca había ido para su casa, por alguna razón ella siempre evitaba hablar de su familia y solo me decía que vivía con su padre. Yo suponía que era un tema delicado, ya que ella me había dicho que su madre falleció cuando apenas tenía 6 años de edad.
Para el sábado 9 de febrero fue el día en el que Amanda me citó en su casa, me sorprendí cuando me envió la dirección, ya que me di cuenta que mi novia vivía en una de las zonas mejor acomodadas de la ciudad, en la cual solo tenían casas las personas adineradas, me sorprendí por completo, porque Amanda parecía ser una chica sencilla, nunca llevaba consigo prendas de lujo o mucho menos le gustaba ir a lugares costosos, en ese momento sentí no estaba a su nivel.
Si ya estaba nervioso por el hecho de conocer a su padre, ahora estaba el doble de nervioso porque me sentía insuficiente para mi novia. Cuando llegue a la entrada de la urbanización llame a Amanda para avisarle que me encontraba en la entrada, ella me indico que esperara unos minutos mientras llegaba a buscarme. Luego de unos 5 minutos de espera, vi llegar a mi chica manejando una lujosa camioneta negra, me sentí aún más inferior, pero sabía que debía seguir adelante. Me subí en la camioneta salude a Amanda y de inmediato le pregunté:
- "¿Quién eres en realidad?".
- Ella sonrió y me dijo "Lo que ves ahora no es lo que soy, es lo que quiere mi padre que sea, la verdadera Amanda es la que tú conoces".
Creo que lo pude notar, porque ese día si llevaba puestas prendas ostentosas, en el camino me limite hacer preguntas, no quería ser imprudente, pasaron unos minutos y llegamos casi al final de la urbanización, a una enorme mansión de dos pisos de paredes amarillas. Quedé impresionado, no lo podía creer, en ese momento sentía que no conocía a mi novia. Nos bajamos de la camioneta y ella me guío hasta la parte trasera de la vivienda, pude darme cuenta que había una gran cantidad de camionetas negras en la entrada, en distintas partes de la mansión había hombres vestidos con camisas blancas, como si se tratara de un uniforme.
Debo admitir que era un ingenuo, como no me pareció todo eso sospechoso, al llegar a la parte de la piscina estaba sentado detrás de una barra un señor, Amanda me indico que él era su padre y me llevó hasta allí para presentármelo.
- "Papá, él es Eduardo, mi novio".
- El señor se dio la vuelta me vio de arriba hacia abajo sonriendo y me dijo "Tú eres el famoso Eduardo".
- Yo tratando de hacerme el valiente, estire mi mano y me presente "Si señor, yo soy Eduardo".
- El señor amablemente estiró su mano derecha y se presentó "Un gusto Eduardo, yo soy Laureano, mejor conocido como Goyo".
Cuando me hizo mención a ese nombre recordé las noticias, y supe de inmediato a quien tenía enfrente, mi cara de pánico fue tan evidente que Laureano la pudo notar y enseguida me dijo:
- "No se preocupe que yo no muerdo, lo que dicen en las noticias son puras mentiras".
- Yo tartamudeando conteste "No, no, no señor, yo, yo sé que son mentiras, los medios siempre quieren controlar la verdad".
- "Estas en lo correcto, todo eso forma parte de una conspiración política en mi contra" Contesto con seguridad quien para ese entonces era mi suegro.
Durante esa tarde no tuve paz, casi ni pude hablar con Amanda porque ella estaba en la cocina preparando la comida, me dediqué a conversar con Laureano, a pesar de todo es un hombre muy elocuente, le encanta hablar de política y de cómo pinta la actualidad mundial y cómo eso afecta sus negocios. Después de la comida, Amanda decidió darse un baño en la piscina, mientras ella estaba lejos de nosotros, Laureano me miro seriamente y me dijo:
- "Puedo ver que eres un gran muchacho, pero tengo que decirte algo y espero que te quede muy claro, ves aquella señorita que está en la piscina, ella es mi niña y mi más preciado tesoro, espero que la cuides muy bien, porque si le llegas hacer algo créame, ahí te darás cuenta que algunas de las cosas que dicen los noticieros son ciertas".
- Con un nudo en la garganta y con ganas de salir corriendo de ese lugar porque no sabía en qué problema me había metido conteste "Tranquilo señor, yo cuidare a su hija".
- "Eso espero, que seas un hombre de palabra" Finalizó Laureano.
Luego de esa conversación mis latidos del corazón fueron en aumento, llegada la noche, le dije a Amanda que era hora de irme, no quería que se me hiciera tarde para tomar el bus. Ella sonrió y me dijo no te preocupes, yo te llevo, Me despedí de su padre y me fui con ella hasta mi casa, ahora era su turno de ver donde vivía. En el camino hubo un silencio incómodo, ella sabía que quería hacerle muchas preguntas, pero en mi interior sabía que ella tenía que proteger a su padre, se trataba de su única familia.
Al llegar a mi hogar, le agradecí a Amanda por todo, le dije que me acostaría a dormir de inmediato y que al día siguiente teníamos que hablar, ella un poco afligida acepto, la realidad es que a toda costa quería evitar hablar de lo sucedido y pretender seguir con nuestra relación como si nada. Me baje de la camioneta, y entre a mi casa, sin darme cuenta mi madre vio el momento en el que llegue desde la ventada de la sala, e inevitablemente cuando me vio entrar ni siquiera me saludó y preguntó:
- "¿Por qué llegaste en esa camioneta?".
- "Me trajo mi novia, no te preocupes mamá" Respondí.
- "¿Pero en qué trabaja tu novia?" Preguntó mi madre.
- "Es la camioneta del papá, estaba en la casa de ella, se nos hizo tarde y ella se ofreció a traerme" Le expliqué a mi madre.
- "Entonces invítala a comer mañana, porque la quiero conocer" Sugirió mi madre.
En ese momento pasaban mil cosas por mi cabeza, así que solo afirme con la cabeza ante lo que dijo mi madre y me marché a mi habitación, allí la almohada fue testigo de mis lágrimas y el techo espectador de mis pensamientos, revise por internet las noticias sobre "El Goyo" y de tanto buscar me di cuenta que la madre de Amanda había sido asesinada años atrás en un viaje vacacional, al parecer la razón de su muerte fue un ajuste de cuentas. Ahora más miedo me daba saber el tipo de padre que tenía mi novia.
Al día siguiente me desperté casi que, al mediodía, ya que me había desvelado pensando, cuando pasé por la cocina mi madre me vio y de inmediato preguntó:
- "¿La chica viene hoy?".
Entre tanta pensadera se me había olvidado escribirle a Amanda, decidí llamarla y explicarle lo sucedido, ella cordialmente acepto, cerca de la 1:00 pm de ese día, llegaron al frente de mi casa dos camionetas negras, llenas de escoltas y allí venía ella, yo trate de persuadir a mis padres ante tal escena, y mientras le daba el abrazo de bienvenida le susurre al oído:
- "Si te preguntan, inventa algo para explicar porque vienes escoltada".
Ella entró sola a la casa y nos sentamos en la sala a conversar, y la pregunta por parte de mi madre fue inevitable.
- "¿Por qué necesitas tanta escolta?".
- Amanda respondió rápidamente "Porque pueden matarme".
- Mi padre sonrió diciendo "Pero quién podría querer matarte".
- "Los enemigos de mi padre señor" Contestó Amanda.
Mis padres me miraron intentando que les explicara lo que acababan de escuchar, pero la curiosidad de mi madre pudo más que cualquier cosa, e hizo la tan esperada pregunta:
- "¿Quién es tu padre?".
Amanda tomó un respiro y decidió decir la verdad "Mi padre es Goyo".
Mi padre soltó una risa nerviosa, pero cuando vi que le hice una seña con mis ojos entendió que hablaba en serio. El silencio invadió la sala de mi casa, pero mi madre se levantó del mueble y dijo que serviría el almuerzo, mi padre la acompaño y yo me quedé a solas en la sala con Amanda, ni siquiera dejé que hablara y le pregunté:
- "¿Por qué viniste hasta aquí con todos esos hombres?".
- "No fui yo la que quiso, fue mi padre el que lo pidió" Contestó ella.
- Yo un tanto molesto respondí "Pero si antes de saber quién era tu padre salíamos por ahí sin escoltas".
- "Eso es lo que tú piensas, siempre me están cuidando, solo que antes mantenían su distancia, ellos no se meten en mi vida, pero si le cuentan todo a mi papá" Me explicó ella.
Ahora entendía porque cuando conocí a Laureano me dijo "Tú eres el famoso Eduardo", todo tenía sentido, es una sensación horrible sentir que has estado engañado durante tanto tiempo, pero era difícil hacer algún reclamo, porque entendía perfectamente su situación. Me levanté del mueble y fui hasta la cocina, allí vi a mi padre consolar a mi madre quien estaba llorando, yo tratando de calmarla le dije:
- "Mamá sé que es algo difícil de entender, pero yo me entere de todo hasta ayer, además yo estoy con ella porque la quiero, no por quien sea su padre".
- Mi madre soltó a mi padre y con los ojos llorosos me dijo "Tengo miedo que te pueda pasar algo hijo, no tendré paz si sé que estás saliendo con la hija del criminal más peligroso del país, de un canalla que es dueño de toda la ciudad".
Me quedé sin palabras, sabía en el fondo que mi madre tenía razón, pero no le dije nada. Volví a la sala e intenté tratar a Amanda como si nada hubiera pasado, estuvimos hablando sobre la universidad durante un buen rato, después de una media hora mi madre nos llamó a comer, supuse que ya se había tranquilizado, fue la comida más incómoda de mi vida, solo se podían escuchar los cubiertos golpeando los platos, y los sonidos de nuestras bocas masticando.
Finalizada la comida, mi madre recogió todo de la mesa con mi ayuda, mientras estábamos lavando los platos le di un abrazo y le dije que todo estaría bien. Luego de arreglar todo, mis padres se fueron a su habitación y yo me quedé a solas con Amanda, allí pudimos hablar de una vez por todas sobre lo que estaba pasando, ella comenzó diciendo:
- "Sé que todo esto es muy duro para ti, por esa razón no te lo dije desde el comienzo, quería que me conocieras tan cual soy y no por quien es mi padre".
- Yo conteste "Te entiendo perfectamente, por eso no te hice ningún reclamo, pero entiende que ahora siento que eres otra persona, y creo que ahora las cosas cambiarán".
- "Yo sé que nada será igual, pude notar las caras de tus padres" Respondió ella.
- "Sí, de hecho, mi mamá teme por mi vida" Sentencie yo.
La conversación se extendió durante una hora, hasta que Laureano la llamó pidiendo que se fuera para la casa de emergencia, al parecer tenían un problema y ella debía estar allá de inmediato.
Las cosas entre ella y yo no volvieron a ser iguales, todo cambió, el tiempo que compartíamos era mientras estábamos en la universidad, porque fuera de allí poder verla era todo un protocolo, siempre debíamos estar escoltados, ante las miradas vigilantes de los hombres de Laureano, Amanda me explicaba que su padre estaba teniendo problemas con otra banda delictiva y por esa razón la protegían tanto. Yo sabía que era algo serio, o sino correría con la misma suerte que su madre.
Por si fueran pocos los problemas que tenía en mi relación, llegaron a mi casa los problemas con mi madre, ella a diario lloraba diciéndome:
- "Te mereces a alguien mejor, estás buscando que te maten por esa chica".
Al verla así se me partía el corazón, no podía soportar que mi madre estuviera mal por mi culpa, incluso una noche mis padres discutieron y pude escuchar a mi padre defendiéndome:
- "Laura deja que el muchacho viva su vida, él no tiene la culpa de haberse enamorado de la hija de un narco".
- Mi madre quebrada en llanto grito "Como vas a decir eso Marcos, ese amor puede costarle la vida, acaso no has visto las noticias".
En ese momento reaccione con las palabras de mi madre, investigue en algunos portales de noticias lo que sucedía en la ciudad y me di cuenta que había una batalla campal en las calles por el poder, masacres, secuestros y delincuentes a sueldos eran los titulares de los días anteriores. No sé si fui cobarde o valiente con la decisión que estaba a punto de tomar, y era terminar mi relación con Amanda, entendí de una vez por todas la preocupación de mi madre y para ese momento ya temía por mi vida.
El viernes 22 de marzo cite a Amanda en un parque del centro de la ciudad, pero como era de esperarse me dejo plantado, la razón, su seguridad, su padre no la dejo salir. Así que decidí llamarla y terminar con todo, pero ni siquiera mi llamada fue contestada, así que le dejé un mensaje que decía:
- "Creo que lo nuestro ha llegado a su fin, tener una relación contigo se ha vuelto un tema difícil para mí y mi familia".
Decidí que no le contestaría más el teléfono, creo que esa acción desató la locura en esa mujer, las llamadas incesantes, los mensajes no dejaron de llegar durante ese día, supe que lo mejor era bloquearla y no volver a saber más nunca de ella, eso fue lo que hice, tuve paz porque al fin me había librado de ese caos. Llegué al atardecer a mi casa y le di la noticia a mi madre, para ella fue un gran alivio, incluso me dijo:
- "Este es el mejor regalo de cumpleaños adelantado que me has podido dar".
La calma regreso a mi casa de nuevo, incluso en el mejor momento, al siguiente día toda mi familia se reunió en mi casa, pero el chisme de que mi madre estaba sufriendo por mi culpa se había regado como aceite, todos ese día me trataban con algo de desprecio, aunque ellos no sabían que los problemas eran cosas del pasado.
Los invitados se reunieron hasta el anochecer en el patio de mi casa, a eso de las 8:00 pm sonó la puerta de mi casa, yo en ese momento me encontraba en la cocina, fui de inmediato abrir la puerta y para mi sorpresa era Amanda quien estaba tocando la puerta, la vi demacrada, con ojeras, estaba completamente desarreglada, supongo que de tanto llorar, de inmediato le pregunté:
- "¿Qué haces aquí?".
- "Vine a buscarte ya que me bloqueaste" Contesto molesta.
- Mire hacía la calle y no vi ningún escolta y le dije "Acaso viniste sola".
- "Sí, me escape para poder verte" Afirmó mirándome fijamente a los ojos.
Sin más remedio la invite a pasar a la sala, ella me abrazo como si tuviera años sin verme, llorando me pidió que volviera con ella, antes de darle respuesta alguna mi madre pasó por la sala y nos vio abrazados, ella molesta se acercó y me enfrento diciendo:
- "¿Por qué me mientes Eduardo? no era que te habías dejado de ella?".
- Yo conteste de inmediato "Mamá, te lo puedo explicar, ella vino sin que se lo pidiera".
Rápidamente Amanda entendió que la razón de nuestra ruptura había sido mi madre, pero ella no tuvo oportunidad de reclamar algo porque en ese momento tocaron fuertemente la puerta, y se escuchó a un hombre decir:
- "Amanda si estás aquí sal rápidamente que tu padre te está buscando".
Amanda sacó de la parte trasera de su cintura una pistola y nos apuntó diciendo:
- "Ni se les ocurra decir algo porque los mato".
- Mi madre desesperada gritó "Aquí...".
No termino la frase cuando Amanda disparó dos veces al pecho de mi madre, pero ella me apuntó diciendo:
- "Ni te muevas, me voy a esconder y tú vas a decir que la mataste o sino mi papá se encargará de matarte, y diles a los escoltas que no estoy aquí".
Todo fue muy rápido, no me dio tiempo de reaccionar, estaba impactado por ver muerta mi madre, por lo que me dijo Amanda, sé que fui un imbécil por hacerle caso, ella tiró el arma al suelo y se escondió en la habitación contigua mientras que los invitados al escuchar los disparos llegaron a la sala, así fue como quedé ahí de pie viendo que el cuerpo de mi madre yacía sin vida en el suelo, todos pensaron que la había matado, pero no fui yo, al otro lado de la habitación, podía ver a la persona que lo hizo, pero denunciarla me condenaría por completo.
Simplemente me resigné, todos los presentes me estallaron con preguntas, pero yo no respondí, mi padre me pedía explicaciones, pero quedé en silencio, solo pude ver como Amanda se escapaba por la ventana de la habitación donde estaba escondida. Desde ese momento guarde total silencio y quede tachado como el asesino de mi madre, la policía llegó a mi casa media hora después, yo desde ese momento me declaré culpable, y he estado privado de mi libertad desde entonces.
Ahora tengo paz, sé que las personas sabrán la verdad, aquí en la cárcel la seguridad y las cosas no me han faltado, al parecer Amanda le confeso lo sucedido a Laureano, y en un acto de agradecimiento me han ayudado con mi seguridad en este lugar, el ser condenado por matar a mi madre tiene la misma gravedad que ser un condenado por violación. Pero nada de eso me basta, nada me regresara a mi madre, no quiero pasar los siguientes 30 años de mi vida pagando una pena que no es mía, no quiero seguir sufriendo más, por esa razón al finalizar esta carta me colgare con la esperanza de poder reunirme con mi madre.
Merci pour la lecture!
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