hardrack Dan Colmenares

Un pequeño relato sobre una combinación de pesadillas que tuve hace poco. Un vistazo a lo retorcidos que pueden ser mis sueños cuando el insomnio domina mi vida y los horrores ocultos en mi mente salen a atormentarme.


Horreur Déconseillé aux moins de 13 ans.

#pesadillas #océano #noche #288
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Océano de horrores

La noche es particularmente fría esta vez. Las anteriores se distinguían por los ruidos de una ciudad que no duerme, y una tormenta que llegó para quedarse, con su diluvio interminable y sus rayos que rasgaban el cielo. En las últimas semanas esos factores fueron mis excusas para no dormir, pero la verdad que el más violento de los relámpagos es ahora una canción de cuna en comparación a mis pesadillas.


Esta noche es fría porque ya no hay compañía. Mi cerebro ignora los ruidos de la ciudad, y la tormenta cesó hace bastantes horas, lo que queda es la humedad residual de tanta lluvia y la inútil espera de los relámpagos que iluminen la noche. Todo lo demás es vacío, ausente, con un silencio casi sepulcral que me recuerda a mis peores momentos en mis sueños, cuando era perseguido por criaturas amorfas, sombras etéreas que buscan en mí una forma de llegar a este mundo y esparcir sus malévolas intenciones.


En el pasillo suena repetidamente los pasos de alguien, que al principio ignoré por un rato dado lo normal que debe ser el paso de los demás inquilinos. Sin embargo, apenas me doy cuenta de las altas horas de la madrugada están marcadas en mi reloj sobre la mesa, y ahí me percato que dichos pasos no son normales. Al fijarme en ellos, noto un patrón de movimiento, de un lado a otro, como un león esperando impaciente su presa. Me pongo muy tenso, pero mi cansancio me impide levantarme de mi cama.


Aguanto la respiración un momento, deseando en mis pensamientos que sea otra paranoia mía por culpa del insomnio, y que cesaran los pasos para dar alivio a mis tormentos inventados. Pero mis ruegos son ignorados, los pasos son cada vez más ruidosos, casi como si estuvieran en mi propia habitación, mientras la temperatura baja tan repentinamente que puedo ver mi aliento mientras mi irregular respiración denota que estoy hiperventilando de pánico.


Mis sábanas se empiezan a humedecer, y me maldigo por lo bajo. Mis primeros pensamientos que invitan a pensar que me he meado encima, pero resulta que la humedad es tan fría como el hielo. De hecho, ahora todo se siente como si mi cama fuera un enorme iceberg que flota sobre un infinito océano.


No entiendo en qué momento me quedé dormido, pues sin dudas este abrupto cambio tenía que ser obra de mis sueños. Una vez más estoy en un mar negro, en medio de la noche sin estrellas, con un rugido que clama mi nombre y me invita a las profundidades, a ahogarme en las negras aguas saladas y me una a un coro eterno de grotescas voces. Un centenar de tentáculos se alzan alrededor mío, en un círculo que me recordaba a las bestias rodear a su presa, e incluso podía sentir la sed de sangre... De mi sangre.


Mis gritos son rápidamente ahogados por las olas. Antes de darme cuenta, ya he caído en las aguas, arrastrado por algunos de los tentáculos que tiran con fuerza con la única intención de hacerme trizas. En las profundidades me empiezan a alcanzar cientos de formas que no logro distinguir en la oscuridad, y con sus filosas garras empiezan a acariciar mi carne de tal forma que sólo cortan lo más superficial de mi piel, causándome un dolor terrible que se sume a la desesperación de no poder respirar.


Cada vez desciendo más y más a las profundidades, a un abismo donde la luz ya no llega. Mis pulmones han colapsado, pero las criaturas no me dejan morir, y hacen lo que pueden para mantenerme lúcido entre mis ataques por lograr una bocanada de aire. Sólo el salado sabor del océano es lo que inunda mi cuerpo, una sensación horrible que se prolonga tanto hasta perder mi cordura, en un horrido espectáculo que mis captores disfrutan tanto que hasta entonan esa terrorífica melodía, fría y desesperante como morir ahogado.


Sólo cuando ya llego a mi límite, cuando no puedo mantener más la chispa de mi vida en mi ahogado cuerpo, es cuando despierto con un fuerte ataque de tos. Me veo obligado a levantarme de la cama y tomar cada bocanada de aire con insaciable prisa, como un niño comiendo una barra de chocolate o un adicto a las drogas exaltado por su dosis. Mi vuelta a la vida se torna muy agridulce, pues si bien el poder respirar de nuevo me llena de una sensación de indescriptible placer, también lo hace el hecho que, una noche más, mis pesadillas me han vuelto a reclamar.

21 Septembre 2020 01:33 4 Rapport Incorporer Suivre l’histoire
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À suivre…

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Crysmari M González Crysmari M González
Excelente forma de expresar sentimientos de desespero, amo la forma como fluyen las palabras mediante se desarrolla el relato. Pude sentir todo lo que has escrito como si fuera yo misma que lo estuviera experimentando. Tienes talento para esto, espero seguir leyendo más de ti.
September 24, 2020, 22:50

  • Dan Colmenares Dan Colmenares
    Muchas gracias por compartir tus bonitas palabras y por el tiempo de leerme. Seguiré subiendo mis escritos. September 27, 2020, 01:51
AL Analia Leon
Me has hecho perder el aliento mientras leída, dioses que sensación la que evocas.
September 21, 2020, 02:54

  • Dan Colmenares Dan Colmenares
    No sé si esté mal decir que me alegra, pues como pesadilla dudo sea agradable hacer sentir lo mismo a los demás jaja. Pero encantado de que la narrativa haya evocado ese efecto. September 21, 2020, 03:07
~

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