angelisrose_ Rose

El primer amor es algo que Abdel encontró en una pequeña coneja, desde pequeño enamorado de una melena pelirroja con pecas y ojos azules. La cuidaba y protegía hasta que fuera el momento para revelarle lo que él vio desde que estaban en primaria, su vida era ella. Su vida era su zibiya. Su vida solo rondaba alrededor de su calabacita, de su conejita con dulce sabor a melocotones, sabía que sin ella no podría controlarse y perdería el poco control que ella le da a su vida. «Tú eres mía, mi melocotón» Copyright © 2020 Libro 1, saga: Frutas indecorosas. Publicada el 01 de enero del 2021.


Fantaisie Interdit aux moins de 18 ans.

#hombres-lobo #conejos #omegaverse #258 #alpha
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𝐆𝐈𝐎𝐕𝐀𝐍𝐍𝐀

No soportaba las miradas sobre mí, quería morirme en cualquier momento, cada día las cosas eran peor, esas miradas sobre mí, sus comentarios. Solo me dañan, pero creo que eso no les importa, claro soy una inútil coneja.

Mi especie es inútil a la vista de todos.

Solamente bajé mi rostro tratando de soportar aquellos comentarios insoportables, mis lágrimas no tardaron en salir de mis ojos y resbalar por mis mejillas cayendo al suelo, por un instante quería desaparecer, no quisiera estar en esta escuela. Pero mis reclamos en pedir una transferencia no son escuchados, quisiera dejar los estudio, pero necesito mi educación.

Todos me evitan sin importar que, a veces soy invisible y otras veces soy visible para ser humillada y maltratada por otros, pero claro quien estaría a mi lado soy una coneja. Sus palabras duelen en todos los sentidos, nadie se ha dado cuenta de cómo soy en realidad únicamente juzgan sin conocer a las personas; son tan egoístas.

Para mi suerte no he sido vista por ninguno de esos lobos egoístas, algunos podrían reclamarme y a eso le tengo miedo. Un mes más y podré irme con la suerte de que nadie me reclame como su pareja, por fin seré feliz en un lugar donde nadie me dañe.

— Oh, huelen eso es una coneja. La coneja amiga del Alpha. — Doy un brinco cuando me agarran de los hombros pegándome a las taquillas. — Aún no te han reclamado, ¿ni tu amiguito el Alpha? — Niego conteniendo mis lágrimas. — Pero por supuesto hasta él sabe que nadie quisiera reclamar a una coneja, que vergüenza, son unas infieles y no encajan...

Cierro mis ojos cuando un gruñido se escucha, Scott la manzana podrida que gusta molestarme agarra mi mandíbula y abro los ojos dirigiendo mi mirada a él. Debe de soltarme o alguien más lo dañará, siento su aroma y no quiero que él sufra.

— D-déjame S-scott. — Tartamudeo odiando aquello.

— Ay, dios mío. La escucharon... eres inútil Giovanna, ¿lo sabes? — Cierro mis ojos nuevamente. — Nadie te protegerá...

Sonrío, todos saben que el único que me protege de los demás, es la única persona que me hace ser visible; Abdel —mi mejor amigo—, él solo me hace ser el centro de atención. Soy su "protegida". Por así decirlo en palabras de otros, aunque no lo considere así, todos piensan aquello

Escucho el fuerte estruendo cuando quita a Scott de encima de mío, sus manos me agarran por un momento mientras examina que no tenga ningún rasguño, podría ser que soy indefensa y un Alpha siempre necesita proteger a alguien así, por eso es que soy su protegida.

—¿Estás sordo? Suéltala maldito. — Oh, no. — Que les he dicho la tocan y mueren...

Scott calla a Abdel con su risa psicópata.

— ¿Por qué dejaría de divertirme con tu protegida? Es una hermosa coneja, todos queremos ver cómo es una coneja en la cam...— Recibe un fuerte golpe de Abdel que le hace girar el rostro. — Lo siento, Alpha. Pero quiero que me prestes a esa linda conejita de cabellera rojiza... — Cierro mis ojos al ver cómo lo agarra con sus dos manos del cuello.

No, no, no.

No de nuevo, otra muerte y su padre se enojará, eso solo significa un ataque de ira de Abdel y eso se me vuelve a significar la muerte de algunas, pero grandes jaurías de lobos sin manada. Es algo que me da miedo de él, porque sin que Abdel se controle saca su lado sanguinario y oscuro.

Escucho los golpes que le da y reacciono cuando soy salpicada por lo que creo es sangre, agarró del hombro a Abdel y, aunque es peligroso él nunca me ha hecho daño en sus ataques de ira. Por lo que me siento en plena seguridad agarrando su hombro para detenerlo.

— Vuelves a decir eso nuevamente y no dudes de que te puedo mandar a las mazmorras para mis castigos personales. — Niego aterrada.

Abdel pasa de mirar al casi sin vida Scott para mirar al séquito de sus amigos que siempre lo siguen, y se esfuman. Sin ayudar al que se supone es su líder a comparación de solo uno de ellos, que tiembla por miedo.

Me altero al escuchar los jadeos y súplicas de Scott, tiemblo de únicamente pensar en qué matará a uno de los siguientes Alphas más importantes. Por qué sí, aunque sea un dulce podrido, su familia es fundamental entre líderes mundiales por lo que solamente dejaría sin hijo a una familia de alto nivel.

— Ab...abdel, déjalo. — Balbuceo nerviosa. — Se enojarán si matas a otro. — Eso solo hace que todos se larguen asustados. Los ojos oscuros de Abdel mientras está en este estado me dan escalofríos, su rostro se suaviza y suelta a Scott dejándolo caer golpeando su cuerpo con la taquilla y por último lo patea.

Escucho los quejidos de dolor, y nada más me encojo en mi lugar.

Abdel vuelve a su caminata normal por lo que tímidamente solo agarro paso detrás de él como siempre ya sea por los códigos que hay con los superiores de rango o por equis cosa, mis manos se juntan sobre mi regazo nerviosa por algunas miradas que recibimos y otras gentes comienzan a murmurar. Todo lo escucho nada se me escapa mi excelente audición no me deja pasar nada desapercibido en este sitio.

Y es algo que no soporto.

Todos me ven como el juguete de Abdel, el juguete personal del Alpha futuro, pero solamente soy su amiga de infancia, quisiera no haber sido una coneja sería normal como los demás y no sería tímida, ni me intimidaría y si alguna vez tuviera una pareja ella no se sentiría indignada por tener a alguien como yo.

Sigo a Abdel que entra a un salón y me quedo inmóvil en el marco de la puerta hasta que él me estira del brazo metiéndome dentro del salón, baja la persiana que cubre el vidrio de la ventana y miró el salón.

— Oh, mi hermosa conejita. No te hizo daño ese inútil verdad. — Mis lágrimas salen en cuestión de segundos y me refugio en sus brazos sintiéndome tranquila como siempre.

— No quiero esto, ya no lo soporto...— Sollozo. — Abdel, me quiero ir. — Murmure.

— ¿Nadie se sobrepasó contigo? — Niego, su mentón se recarga en mi cabeza y sonrió al sentir sus caricias en mi cabello, cierro mis ojos y respiro del dulce aroma a hogar que Abdel desprende.

Es extraño, pero me gusta, aún no logro porque ese aroma es tan exquisito en él.

— Giovanna, mi madre hará una cena en unos días y quiero que vayas.

— P-pero...

Me calla.

— Nadie te hará nada, mi tía es una coneja como tú... Eso nunca te lo dije ¿creo?, mi familia no piensa mal de ustedes lo sabes. Sería bueno ¿no?, le preguntarías cosas que no sabes de tu hermosa especie. — Lo miro a los ojos y asiento rendida e intrigada al mismo tiempo.

— Cambiando de tema; ¿dónde estabas?, y ¿por qué te dicen Alpha?

Me cruzo de brazos separándome de él y me siento sobre el escritorio para estar un poco más a su altura. Algo que falla por completo cuando aún quedo en la altura de su pecho, suspiro por sentirme mal al siempre ser más pequeña que los demás. Y solo alzo mi mirada para poder mirarlo.

— Solo es algo inútil, no importa ahora.

Asiento, siempre me dice lo mismo cuando no debo de meter mis orejas en lo que no debo. Es algo de lo que me acostumbre después de su transformación, nada fue lo mismo, algo en él se volvió más sádico y demente, me aleja a veces y otras veces me tiene tan cerca aun cuando estoy en mi celo y eso me descontrola, a él más sobre todo, la última vez juntos casi teníamos coito y... no debo de pensar en eso.

— En serio, lo mismo otra vez. — Suspiro. — ¿Qué ropa debo usar para ese día?

Agarra mi rostro entre sus manos apretando mis mejillas, algo que odio que haga, pero no me incomoda.

— No te preocupes ya resolví eso y más. — Trato de quitar sus manos de mis mejillas pero es imposible.

— Abdel. — Se aleja de mis mejillas. — Estabas algo alterado qu-quieres...

Pone su dedo índice en mis labios callándome.

— Eso aquí no pequeña roja. — Agarra mi mentón con delicadeza en el mismo lugar en donde Scott puso sus asquerosos dedos, aún hay marcas. — Si te vuelve a poner un dedo encima te aseguro que me valdrá un demonio el que sea un Alpha sucesor a su padre de una estúpida y pequeña manada.

— No me gusta ver que mueran las personas.

— Lo sé, pero no me manipularás y tampoco me gusta que te traten de esa forma.

Asiento. Acaricia mi cabello con suavidad y cierro mis ojos por la agradable sensación que me da solo eso, sus manos bajan hacia mis mejillas y las acaricia de igual forma sin hacerme daño siendo delicado.

— No la has encontrado. — Murmuro, miro sus ojos y tapó mi boca con mis manos al saber que he dicho algo malo.

Su rostro se convierte en una mueca, retrocedo un poco sintiendo miedo al ver su oscura mirada, sus manos bajan por mis hombros y tiemblo nerviosa.

— Te dije que no volvieras a mencionar eso... — Hace una pausa que me hace sentir algo nerviosa. — No vuelvas a decirlo.

Esparzo mis feromonas, siempre hago esto cuando él sufre de ataques o cuando otros se quieren desquitar conmigo, veo como se relaja al oler mi aroma, pero yo no me siento del todo estable.

Mi celo está cerca y únicamente empeorará las cosas nuevamente, estuvimos a punto de eso... ¡No!, no quiero eso de nuevo.

— Que te había dicho, si alguien descubre que eres mitad coneja, mitad lobo. Nada será lo mismo, y no estoy seguro en lo que pueda suceder.

— Nadie sabrá que soy una loba omega aparte de coneja, te lo prometo. Solo prométeme que estarás para cuidarme y no dejarás que alguien me haga daño.

Sonríe como nunca antes dejándome ver un brillo especial en su mirada. Niega y lo miro sacar su pomada de su bolsillo, la aplica en las marcas que hay en mi cuello y parte de mi mentón.

— Siempre estaré para ti Giovanna.

— No digas eso así, algún día la encontrarás y yo solo seguiré mi camino en soledad. Tendrás familia y...

Gruñe callándome.

— Deja de decir eso o te meteré una zanahoria en la boca.

Le doy un golpe leve, creo siempre aplica esas mismas frases, pero nunca entiende que soy alérgica a ciertas verduras y frutas.

— Sabes que soy alérgica a ellas. — Asiente riendo.

Caminamos fuera del salón entre los pasillos de la gran institución, suspiro tranquila al no ver a nadie más que solo a nosotros dos en los pasillos. Esto es un infierno.

— No sé que haré cuando la diosa luna ponga en tu camino a...

— ¡Giovanna! — Rio nerviosamente bajando mi rostro. — ¿Cuántas veces más tendré que decirte que dejes el tema a un lado?, creo perdí la cuenta de cuántas veces te he dicho esto.

Me estremezco por lo gruesa que se volvió su voz en cuestión de segundos.

— 143 y con esta 144.

Le sonrió con nervios.

Salimos de la escuela y el frío aire cala en mis huesos, Abdel al notar eso me abraza para darme de su calor corporal como siempre lo hace cuando estamos solos, sonrió levemente para que él no vea eso.

Desde que recuerdo él siempre ha estado a mi lado y me ha cuidado, nunca me hizo a un lado cuando tuve mi transformación y me enteré tanto por mis padres que era una coneja, pero tenía una mezcla entre lobo y conejo, era mestiza, tengo un olor peculiar por lo que Abdel siempre me impregna de su olor para que nadie se dé cuenta de que soy mestiza.

Él nunca me ha tratado de diferente forma y nunca me ha dado la espalda como otros.

En este mundo no hay amigos y es mejor estar sola que mal acompañada.

— Mañana es el aniversario de la muerte de mis padres. — Digo recordando lo que había en una carta, son mis tíos, pero ellos me salvaron de mi familia, ya que odian a los conejos, pero aun así a mis tíos les llamó padres. — ¿Me puedes acompañar?

Hago un puchero alzando mi rostro y me mira fijamente.

— Claro, sería un gusto acompañarte.

Sonrió, mi sonrisa se borra cuando sube a su motocicleta y tragó duramente, esas cosas me han dado miedo desde la última vez que me subí a una, ayer que me trajo en ella siendo mi primera vez subiéndome a una. Mi colita sobresale de mi piel por los nervios que siento en el momento, miro nerviosa a Abdel el cual solamente frunce su ceño.


Me pone un casco rosa que había comprado para mí y aprieta mis mejillas.

— ¿Sucede algo? — Niego, paso mi pierna sobre esa horrible cosa y agarró la camisa de Abdel. Mi celo está comenzando y es mejor mantener la calma antes de que pase lo de hace semanas. Agarra mis manos y muerdo mis labios, me obliga a pasarlas alrededor de su cintura abrazándolo. — Así estarás más segura.

Murmura.

Tragó duramente cuando escucho como esta cosa se enciende, ¡brócolis!, chillo fuertemente cerrando con aún más fuerza mis ojos, el agarre que tengo en la cintura de Abdel se vuelve más fuerte y muerdo aún más mis labios cuando siento su musculatura con facilidad.

Siento mi cabello revolotear por el aire y suspiro sintiendo mis mejillas acaloradas.

Se detiene y suspiro; — Llegamos bola de pelos.

Gruño por ese apodo, nunca me ha gustado y lo sabe, pero parece ignorar eso.

Me quedo en el mismo lugar sin moverme, se incorpora, y no me inmuto de mi puesto, aún no se me va el miedo y solo estoy estática en el lugar mientras tiemblo. Suspiro cuando toca mi colita y muerdo mi labio, me saca de esa cosa por lo que abro mis ojos.

— Oh, santos cielos tu aroma. — Se tapa su nariz. — Y ¿qué es eso?

— Nada, debes irte. — Niega con una sonrisa.

Miro sus ojos y me doy cuenta de que él también está en su celo, ¡zanahorias!, se acerca a mí alejando su mano de su rostro y retrocedo, olfatea mi aroma y cierra sus ojos.

— ¿Esa era tu colita? — Niego y luego asiento nerviosa. — Giovanna sabes que tu aroma es de ricos melocotones.

Tragó duramente, niego mientras me quito el casco. Tapo mi colita y el pequeño tic en mi ojo comienza en mi párpado delatando mis nervios.

— T-te veré mañana. — Camino retrocediendo. Me quedo quieta al sentir su aroma a poderosa testosterona y niego.

Sé que se contiene.

— Vendré por ti en la mañana. — Asiento. — En mi moto. — Niego y ríe. — ¡Tu colita salió por sentir nervios o por el celo!

Gruño, entrecierro mis ojos y lo obligó a callar. Escucho su risa, pero solo comienzo a caminar hacia la entrada del departamento tratando de contener mi aroma, miro hacia atrás para ver si él sigue aquí, pero él ya no está.

Suspiro entrando con rapidez al elevador recordando cuando Abdel me dio las llaves del pequeño departamento en donde me permitió vivir su padre, sé que fue por la insistencia y necedad de Abdel por lo que terminó aceptando. No quería seguir en la casa en donde únicamente recordaría a mis tíos.

3 Septembre 2020 17:31 1 Rapport Incorporer Suivre l’histoire
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Lourdes Medina Lourdes Medina
Me parece muy tierna tu historia.-
September 22, 2020, 12:29
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