aniramlynx Aniram Lynx

La depresión ha arrastrado a Eiji hasta el abismo a un grado que no le importara nada a su alrededor. La pérdida de su familia lo ha dejado totalmente mal y sólo encuentra consuelo en aquella florería que le dejaron como herencia. Un día, el perfume de las flores lo guiaron hasta encontrarse con alguien que le cambiará la vida. ¿Será capaz esta alma cambiar la visión de Eiji? ✿ Banana Fish ✿ Eiji x Ash ✿ Omegaverse | Temas delicados para personas sensibles. ✿ Los Personajes no me pertenecen. ✿ Si no te gusta este tipo de obras abstente a insultar y reportar.


Fanfiction Anime/Manga Interdit aux moins de 18 ans. © https://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/

#banana-fish #yaoi #Eiji-Okumura #Ash-Lynx #omegaverse
4
4.6mille VUES
En cours - Nouveau chapitre Tous les 15 jours
temps de lecture
AA Partager

Unus

Vivimos en una sociedad en la que todo se basa en castas y estatus social. Si eres un alfa, debes triunfar como tal siendo un exitoso millonario con apellidos conocidos y caminar como si fueras un dios entre los demás. Pueden juzgar con la mirada y si ven que eres menor a ellos simplemente te hacen sentir una escoria.

Si eres un omega, no sirves más que para ser la incubadora humana del resto del mundo, te denigran como ser humano y no tienes derechos para gozar en esta patética vida. Sólo tienen permitido estudiar el bachillerato y eso solo para conseguir esposo, no admiten omegas a las carreras universitarias como ingenierías o trabajos muy bien pagados. Son vistos como objeto sexual que sirve solo para saciar el deseo y dedicarse al hogar o labores muy mal pagados.

Los betas sólo son un intermedio de ambas castas, son personas que triunfan pero no llegan a la cima como los alfas y si lo hacen le toman un largo camino para lograrlo. Ellos no tienen tantos conflictos, salvo si eres una mujer beta, no tienes el mismo destino de un omega, pero si te casas no puedes trabajar.

No soy una persoa que cumpla con esos estereotipos, podría decirse que la sociedad me rechaza por ser un alfa que trabaja en una florería y no en un puesto muy alto como un ejecutivo.

En realidad atiendo este local porque es el recuerdo más cercano a mis difuntos padres. Eran dueños de este lugar y muy queridos por la clientela, que por suerte que aún se mantiene a flote este negocio porque aprendí de ellos hacer estos preciosos arreglos florales y mi olfato me ayuda a identificar las flores más preciosas.

A pesar de la pérdida de mi familia en un accidente automovilístico, trato de ser alguien fuerte y capaz de poder salir adelante, ser el chico del que mis padres pueden estar orgullosos. Pero hay ocasiones en las que me derrumbo y caigo en una terrible depresión que me tumba por muchos días en la cama.

Si no fuera porque hay una persona que está detrás de mí, ya hubiese hecho algo peor. Siempre está ahí asegurándose que aún respiro y también está al pendiente del negocio. No sé qué haría sin él, siempre está al tanto de mi y por más que le digo que me deje en paz no lo hará.

Los momentos de ansiedad se hacen presentes con frecuencia y no hago más que dañarme a mí mismo. Es como si el tiempo se hubiese detenido para presentarme una y otra vez este capítulo de mi vida, esperando que haga algo más y no se me ocurre que podría ser.

Dejé de estudiar después de esos días oscuros y de soledad; vivo en una casa común con algunas habitaciones desocupadas o vacías. Sólo somos mi sombra y yo, realmente es un enorme silencio que podría volver loco a quien viva en este lugar.

¿Ahora entienden porque soy la clase del alfa fracasado? Dejé de ofenderme con esos comentarios hace mucho tiempo y solo dejo pasar la vida como si no me importase. No hay nada que me pueda importar más que mantener el sueño de mis padres a flote: la florería.

Todo mundo se sorprende mucho por ser un alfa y no un omega el que trabaje aquí, y a pesar de ello, el negocio marcha a la perfección, elaboramos arreglos sencillos hasta para enormes fiestas.

—Deberías salir un rato —comenta mi amigo mientras cerramos el local—. Ir a esa casa sólo te pone mal.

—Así estoy bien —contesto sin ganas.

—¡Anda! —pasa su brazo debajo del mío— ¡Vamos al bar y busquemos omegas, ¿o prefieres betas?

—Shorter…

—No seas aguafiestas y acompáñame.

Suspiro derrotado y dejo que él me lleve por las calles. También es un alfa y muy popular con las chicas betas y omegas, incluso atrae alguno que otro hombre beta. Es contrario de mi en todo aspecto, incluso en el físico, él es muy musculoso y muy apuesto, mientras que yo soy algo bajo y escuálido.

Doy pena.

Al llegar al lugar que me arrastró, noto que es un bar de mala muerte. Me siento muy incómodo e incluso siento que en un abrir y cerrar de ojos podrían quitarme la cartera o el celular.

—Tranquilo, vienes conmigo —sonríe y me da un leve empujón para que camine al interior del lugar.

Quiero golpearlo por hacerme esto y también a mi por acceder a esta locura.

—¡Hey! ¡Shorter! ¿Es tu nueva víctima? —pregunta un hombre musculoso desde la mesa de billar.

—Tonterías, es mi gran amigo —dice Shorter—. Le he invitado a salir para que beba.

—Entonces lo has traído a un buen lugar —toma un vaso con alcohol y lo sube como si brindara.

Sólo asiento y camino con mi amigo hasta llegar a la barra. Enseguida pide algo de beber para los dos y por más que me niego, termino tomando una cerveza.

—Me preocupas demasiado —dice Shorter con seriedad—. Eres muy joven como para que seas cerrado, solitario y no pienses en otra cosa más que estar encerrado en casa.

Hago una mueca. He escuchado esta charla muchas veces y va a terminar en que lo insulte y vaya a casa.

—Entiendo mucho lo de tu pérdida, yo también perdí a mis padres y…

—No es lo mismo, Shorter —mascullo con fastidio—. Tienes a tu hermana que te apoya y no estuviste solo.

—Y tampoco lo estás, tienes a Ibe y a mi. Sabes que te considero mi hermano y lo que más me duele es que estés hundiendote en ese pesimismo.

Suspiro levemente, harto de que quiera hacerme cambiar de idea o “intentar a ayudarme” porque pasó por la misma situación.

—No quiero que continúes con esto —doy un sorbo grande para acabarme la botella y la dejo caer con fuerza sobre la superficie.

—Eiji, espera…

—Ya basta, Shorter, mejor ocupate en lo tuyo y a mi déjame en paz —saco un par de billetes y los coloco en la mesa para pagar la cerveza amarga—. Te veo mañana.

Camino hacia la salida del bar y escucho a todos silbarme como si fuera una puta desfilando para ellos alborotando hormonas. Eso hierve más mi sangre, me las cobraré con Shorter cuando menos se lo espere.

No es la primera vez que Shorter me hace pasar por situaciones incómodas. Le da por querer hacerme salir con omegas, el último fue un chico de nombre Sing. Las cosas no salieron bien con él y a pesar de ello, el omega no deja de escribirme textos para volver a salir.

El chico me agrada, pero sinceramente no estoy para una relación, ni mucho menos para lidiar con personas. La noche es demasiado fría y amenaza una próxima lluvia, será mejor que vaya a casa.

Por desgracia la lluvia cae a mitad del camino, una fuerte tormenta que me hace ir a buscar refugio en la florería. Empapado busco algún paraguas.

Sabía que no era buena idea hacerle caso a Shorter y seguirlo. Ahora mismo estaría en casa en pijama envuelto entre las sábanas y no congelándome en este lugar.

Percibo un delicioso aroma floral en el lugar, es como si alguna de las flores comenzará a florecer y desprender un olor dulce. Normalmente me guío por los aromas en las flores, sólo así sé que salud tienen.

Oliendo cada flor que hay dentro del lugar, no encuentro quien es la culpable. He olido las rosas, las peonías, incluso las artemisas y las jazmín. Es un aroma que nunca había percibido y me atrevo a decir que se asemeja a una gardenia en su punto más fresco y saludable.

El fuerte estruendo que suena en esos momentos me hace dar un brinco, es como si alguien hubiese pateado un bote de basura color metal. Lo primero que se me viene a la cabeza es que pudo haber sido algún gato queriendo huir de la lluvia y al tratar de meterse a la basura lo tiró.

Me asomo por la ventana para ver cómo cae la lluvia y si es posible volver a casa pronto, parece que ha descendido un poco y dudo que me pueda empapar.

Voy a la parte trasera del local para bajar el switch de la luz y escucho un sonido raro. Pongo atención, no suena igual al viento soplar ni tampoco es el sonido que haría un animal.

Se vuelve más estridente y una parte de mi me dice que no salga a ver, podría ser alguna clase de trampa para engatusarte y robar. Suspiro profundo y hago caso omiso al sonido. Antes de cerrar me quedo unos segundos más a escuchar esos sollozos profundos y llenos de melancolía. Son diferentes a los que yo hago cuando me recuesto sobre la cama de mis padres.

Mi lado alfa se siente impaciente por escuchar ese llanto y sé que no descansaré por dejar a esa persona llorar detrás del local. Es como un instinto que no puedo evitarlo, ¿pero que haré en el momento en que me encuentre al dueño de esos lloriqueos? Soy muy malo para esas cosas.

Suspiro profundamente y cierro la puerta para volver a la parte de atrás. Si es un asesino, bueno, podré reunirme con mis padres muy pronto.

Llego al callejón oscuro y aún con esta lluvia no puedo ver gran cosa. Entonces a lado del contenedor de basura noto que hay alguien. Esta abrazando su cuerpo, con la cabeza entre las rodillas y aunque los rayos y la lluvia camuflan el sonido de su llanto, es demasiado desgarrador que en algunas ocasiones comienza a hipar. Trae un tenis y el otro es un pie descalzo lleno de moretones y cortadas. Su ropa está sucia, mojada y rota en algunas zonas.

Aprieto los labios y enseguida corro a su lado para auxiliarlo, hincándome frente a él. Sus ojos se posan sobre mí, confundidos y con mucho temor. Siento un vuelco en el corazón al poder notar esos orbes color jade completamente hinchados y rojizos, igual a un flechazo en mi y la necesidad de querer protegerlo se hace presente en mi ser.

Igual que un gato callejero, trata de correr con rapidez para alejarse, pero su tobillo flaquea y cae de golpe sobre el suelo. No hace el intento de levantarse, se queda en esa posición llorando, como si esperara que hiciera algo en él.

—Tranquilo —le digo al dar un paso—. No quiero lastimarte, quiero ayudar.

El joven rubio se voltea con un pedazo de vidrio en las manos, amenazando que me lastimara si me acerco. En sus ojos noto el terror que me tiene, es como si alguien más lo ha lastimado y no quisiera conocer la clase de monstruo que ha herido aquel chico con el rostro igual al de un ángel.

Tiene sangre sobre su ropa y eso me pone en alerta, ¿habrá asesinado a alguien? Puede que sea muy peligroso y yo estoy arriesgando todo por ayudar a un chico. No baja ni por error el pedazo de cristal e incluso este ya le ha cortado la mano por la fuerza en cómo lo toma.

—Te prometo que no te haré daño —doy un paso más al joven asustado—. Necesitas que te revisen esas heridas.

—¿Y crees que caeré con eso? —su voz suena ronca por tanto llorar—. Sólo esperarás a que baje la guardia y hacerme daño.

No sé qué clase de monstruo es con el que estuvo conviviendo este joven, pero si lo tiene demasiado horrorizado, si fuera un gato estaría bufándome y queriendo dar zarpazos cada vez que me acerco.

—No soy esa clase de persona que hace daño a los demás por placer —estando a unos escasos centímetros de él le acerco mi chamarra para que se cubra con ella—. Estoy en contra de aquellos que se aprovechan de los débiles.

Dudoso y desconfiado, baja la vista a la prenda que le estoy ofreciendo. Su temblorosa mano se acerca a ella, está igual llena de sangre y algunos moretones. Por la muñeca puedo notar que está desnutrido y muy débil, algo que me enoja demasiado.

Por fin toma la prenda y se aleja un poco de mi, como si pensase que me aprovecharía mientras se la coloca sobre su espalda. Noto el agotamiento en su rostro, pero lucha consigo mismo para mantenerse despierto.

—Te llevaré al médico a que te revisen y después iremos a casa a que comas algo delicioso —agrego.

—Yo no… —su estómago hace un ruido tremendo y enseguida se lleva la mano a esa altura.

—Vamos —le dedicó una sonrisa para que confíe en mí, pero sus ojos me miran con recelo—. Si no quieres, puedo dejarte pasar la noche en la florería y mañana vuelvo temprano y…

—Iré contigo —me interrumpe—. Pero si haces algo, juro que te mataré.


•• <<────≪•◦⚜◦•≫────>> ••


Continuará.

5 Août 2020 20:05 0 Rapport Incorporer Suivre l’histoire
0
Lire le chapitre suivant Duo

Commentez quelque chose

Publier!
Il n’y a aucun commentaire pour le moment. Soyez le premier à donner votre avis!
~

Comment se passe votre lecture?

Il reste encore 3 chapitres restants de cette histoire.
Pour continuer votre lecture, veuillez vous connecter ou créer un compte. Gratuit!