Antítesis Suivre l’histoire

Sé que no debería contarles esto, pero también siento que es lo que debo hacer.

Verán, el viernes pasado mis papás nos llevaron a mí y a mi hermano a cenar a nuestro restaurante favorito. Ya desde ahí algunos sospecharán que algo andaba mal, porque nunca lo propusimos.

Fue tan repentino, que no tuve tiempo de procesarlo en ese momento.

–Jesse, Danna –A mi madre le temblaba la voz mientras hacía su mejor esfuerzo por no llorar– , tenemos algo que decirles. Su padre y yo...

Mamá no pudo soportarlo más y rompió en llanto, siendo socorrida por mi papá, quien tomó su mano y recargó la cabeza de la mujer en su hombro.

–Chicos, lo que su madre intenta decir es que nos vamos a divorciar.

Un rayo me golpeó en el instante en que la palabra "divorciar" fue pronunciada, y mi hermano no sintió nada diferente a mí. En mi mente no cabía la idea, la realidad de que mis padres se fuesen a divorciar. Obviamente, crucé directamente a la negación antes de preguntar el por qué.

–Danna –dijo mi padre, posando su mano sobre la mía en la mesa, y con un rostro pálido y triste terminó la oración –, soy gay. Lo he sido desde antes de casarme con tu madre, pero no sabía qué hacer ni cómo lidiar con eso. nunca me acepté a mí mismo, pero por fin lo logré, y no podía seguir mintiéndole a tu madre de esa forma. La amo demasiado como para hacerlo.

–¿¡O sea que nos mentiste toda nuestra vida –vociferó mi hermano, poniéndose de pie y azotando las manos contra la mesa –?! ¿¡Cómo pudiste hacernos esto?! ¡Nos traicionaste!

Mi madre intervino en el acto ante el tono de Jesse.

–¡No vuelvas a decir eso, y mucho menos a él! ¡Él nunca quiso lastimarte! ¡Se hizo daño durante años para no destruir a esta familia! ¡Tu padre es la persona que más ha sacrificado por ti, incluso más que yo!

Jesse se dejó guiar por el dolor y la ira del momento y terminó diciendo algo de lo que años después terminaría arrepintiéndose.

–Él no es mi padre. Es solo un muerde almohadas más en el mundo.

Mi hermano mayor se enderezó, tomó sus cosas y se fue, dejándonos solos a mi papá, mi mamá y a mí. Él estaba dejando a su familia de lado, lo mismo por lo que acusó a papá. En realidad, me alegraba que se hubiese ido. Sí, me dolía escuchar que se separarían y que ya no los vería todo el tiempo, pero también estaba feliz por mi padre. Es decir, estaba contenta por él porque por fin podría ser feliz de la manera en que él quisiera, y no atado a una relación que lo hacía sentir una persona que no era.

Días después, cuando los papeles estuvieron firmados y aprobados, empaqué mis cosas y me fui a vivir con papá. Mamá lo quiso así, para que pudiera darle el soporte emocional que necesitaba ya que sabía que su otro hijo no lo haría. En realidad, esa decisión me gustó mucho, y aunque no fue fácil acostumbrarme a tener dos papás cuando mi padre se consiguió novio, me agradaba estar para él, para cuando se sintiera triste o decaído, o hecho a un lado o hecho menos, porque él siempre estuvo para mí cuando me pasó lo mismo, y era momento de devolverle el favor.