El tren de la felicidad
¿Has pensado en lo importante de cada pequeña decisión?
El camino que elegimos cada mañana para ir al trabajo.
El bus al cual subimos todos los días.
El tren que nos espera para emprender un viaje.
¿Te has preguntado qué pasaría si tomamos otra decisión?
¿Y si elegimos otro camino?
¿Y si esperamos el próximo bus?
¿Y si tu alma gemela viene en el siguiente tren?
Pero…
¿Y si por intentar variar, evitas conocer a esa persona especial?
Creo que no tenemos opción.
Pero cuando sucede…Cuando el destino une los lazos, lo acertado es actuar para que esa unión sea eterna.
Ahora estoy en el tren hacia Kioto, a unos asientos de la persona que me gustaba en el colegio, pero no me atreví a confesar mi amor. Ha pasado casi un año desde la última vez que la vi.
Está lloviendo, como el primer día de clases, ella entró tarde con su cabello despeinado, ahí ocurrió el primero de varios intercambios de miradas y sonrisas. Nunca llegó a más.
¿Destino o casualidad?
No lo sé.
Debo despedirme, iré a hacer lo que no me atreví en el pasado.
Último baile
Mi mano derecha cruza por tu cadera, con el dedo meñique de mi otra mano quito un cabello dorado que descansa en tu delicado hombro.
Te ves increíble con ese vestido rojo que roza en el reluciente suelo.
Suena Thinking Out Loud de Ed Sheeran.
Sonríes.
Fue la canción que te dedique en el 2015, en nuestra primera cita.
Antes de la cita, al inicio de nuestra historia, coincidimos varias veces en la estación de tren, siempre llegaba media hora antes y me sentaba en el mismo sitio, esperando volverte a ver. Estoy casi seguro que hacías lo mismo. Hablábamos de cosas comunes como el clima y de nuestros planes del día. Al llegar el tren, la prisa por subir no existía. Al estar dentro, quería que el tren no avance, el camino se hacía corto, la despedida cada vez era más difícil. Finalmente decidí pedirte una cita.
Nuestros pies se mueven en armonía.
Es increíble cómo puedes transmitir tanto con la mirada. Cuando me dices que me amas tanto que no lo puedes describir con palabras, miro tus ojos y ellos lo dicen todo.
Se acaba la canción y lloro.
Me abrazas y juras que todo saldrá bien, juras que el cáncer aún no puede ganar.
No quiero que sea nuestro último baile.
Merci pour la lecture!
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