El temido Alekséi Magnus.
Un poderoso e imponente Alfa Lobo que ha regido a mano dura su gran imperio desde que le fue heredado. Contando con ahora 38 años, se ha posicionado a sí mismo exitosamente en la cima de la pirámide sangrienta de la mafia, teniendo bases alrededor del mundo en países como Estados Unidos, Corea, Canadá, Inglaterra, Rusia, Brasil, México, Colombia, España, Argentina, Venezuela, Japón y Tailandia. Ganándose así innumerables enemigos, pero a la vez poderosos aliados que le ofrecen su lealtad y convenios económicos de dudosa legalidad.
Teniendo un turbulento inicio en el ámbito ilegal con tan sólo 17 años, ha forjado su camino con sangre, sudor y lágrimas, aprendiendo a mantener a raya sus sentimientos que lo podrían poner en peligro y haciendo uso de sus mejores capacidades para siempre salir triunfante, pasando de ser un adolescente problemático sin aspiraciones, a un adulto frío y calculador, tomando decisiones que ningún cobarde se atrevería en su posición.
Su mentor: Yurik Ivanov. Un humano común aunque bastante temible e inflexible, que a sus 57 años de edad le daba importancia a valores como la honestidad y la franqueza, muy cuidadoso al escoger con quién y cómo hacer sus negocios, lo tomó bajo su protección cuando recién había llegado a los 20. Fue el que le incluyó e instruyó, le enseñó todo desde los sucios cimientos, herramientas con las cuales es capaz de defenderse sin tomar mierda de nadie.
Sin hijos, el hombre no pudo evitar encariñarse con el joven rebelde e inexperto y, a pesar de su tosco carácter, Alekséi lo consideraba lo más cercano a un padre que tuvo jamás.
—Espero que llegue el día en que no necesites tenerme detrás de ti para evitar que la cagues, Magnus — el mayor recalcó, recostado cómodamente en su silla detrás del amplio escritorio justo en el centro de la oficina de su gran mansión, dando grandes caladas al cigarro entre sus dedos.
—Cuidado con lo que deseas, anciano — Alekséi comentó con burla mientras estaba sentado frente a él —. Puede que ese día llegue más rápido de lo que crees.
—Pensé que te había enseñado lo suficiente como para que entiendas que en el tipo de ocupación que hemos decidido ejercer, hay que tener mucho cuidado con la forma en que las cosas se dicen. Dices algo como eso a la persona equivocada y terminarás con una bala entre ceja y ceja — lo reprendió, expulsando con calma el humo del cigarrillo por su nariz.
—No si antes es mi bala la que perfora su cráneo.
Al morir Yurik en un atentado al momento en que iba en su avión privado cuando él tenía 26, el legado le fue transmitido, al igual que todos los bienes y por consecuencia: sus obligaciones. No lo aceptó hasta que logró vengarse de aquellos que presuntamente ocasionaron la muerte de su maestro, en una de las más crueles y violentas formas que se pudo imaginar. Tanto así que hasta en la actualidad le causa mala fama a su reputación.
Una vez que tomó las riendas y los rumores del renovado mandato viajaron como plagas a través de las sombras entre los callejones, se desplazó a la gran mansión que antiguamente le pertenecía a Yurik, negándose a cambiar nada porque quería mantener el ambiente lo más intacto posible en honor a su mentor.
Con el pasar del tiempo fue conformando poco a poco un equipo de extrema confianza para resguardar su seguridad, expertos veteranos en alguna especialidad, tan crueles y despiadados que no titubearían a la hora de cargarse a un objetivo ni aunque hiciera un estupendo trabajo al suplicar por clemencia.
Apodados "La pandilla del Infierno", por sus sanguinarias conductas cuando debían llevar a cabo la voluntad de Magnus. Eran los más temidos, los protagonistas en los cuentos de miedo que los grupos colegiales discutían en campamentos bajo la luz de la luna y fogatas consumiendo varillas de madera, los demonios que hacían a los curas rezar en las iglesias.
Los más cercanos a Magnus eran su primo, Yaakov. Un elegante Lobo Alfa de piel morena y atrevido cabello morado, su animal con pelaje en tonalidades pardas y delicados trazos escarlatas y blancos alrededor de su cuerpo. Posee un espléndido perfil cuando debe presentarse en su faceta animal, pero que no le resta ferocidad y brutalidad al ejecutar a sus víctimas.
Es la mano derecha de Alekséi, le ayuda con la administración y en ocasiones lo suplanta en las excursiones relevantes al trabajo, aunque también denota a su mayor dolor de cabeza ya que no se abstiene de fastidiarlo a la menor oportunidad que tiene disponible, especialmente si se encuentra con el respaldo de su pareja: Lev Serkin.
Un extravagante Omega Pavo Real Albino, el cual no desperdicia jamás una buena conveniencia de dejar en expuesto la completa belleza de su ser, con sus brillantes ojos negros, sus lacios mechones azabaches y esos rellenos labios rosa. Es otra molestia más para Magnus y la caída de baba en Yaakov, que cada vez que lo observa tiene jodidos corazones reemplazando sus iris.
Lev es diestro en el manejo de armas blancas. Con sus ágiles manos es capaz de cortar la punta de un lápiz desde una vasta distancia sirviéndose tan sólo de una simple navaja de bolsillo. Pero también es un habilidoso médico, requisito exigido por Magnus, para atender de forma inmediata cualquier herida, lesión o enfermedad en él mismo o en alguno de sus subordinados.
Luego está Adrik, un extraordinario Omega Búho. Él gestiona el reclutamiento y adoctrinamiento de nuevos reclutas, pero también se ocupa de reforzar el perímetro de intervención en todas las transacciones elaboradas por la organización, además de contar con un excelente sentido de la vista, siendo avezado con el rifle de francotirador. Su personalidad es bastante gruñona, su apariencia es pulcra pero monótona, siempre peinado con precisión y atuendos de colores oscuros que resaltan tu tez pálida. Pasa el día echando siestas, tomando como excusa que es un ser nocturno.
Es el total contraste de su compañero: Nikon.
Un intimidante Alfa Puma, su personalidad bastante altiva, energética y algo despistada. Asume la tarea de mantener en óptimas condiciones el equipo operativo, también le ha demostrado a Magnus ser un excelente jefe de mando, a pesar de las muchas dudas que pudo tener, por lo que le ha asignado el envío y recepción de la mercancía, asimismo efectuar los sobornos correspondientes para que puedan ser exportados sin inconvenientes con la ley.
Y por último está Fredek, un pequeño y adorable (pero no le digan eso o sufrirán su implacable furia) Omega Zorro. Es mayormente callado, retraído, trata siempre de mantenerse al margen en las reuniones de La Pandilla. Con una hermosa piel canela, ojos agudos y evaluadores, cabello teñido de un vibrante pigmento granate, es un especialista en explosivos, con los conocimientos para crear desde diminutos dispositivos detonadores, hasta enormes y complejamente elaboradas bombas.
En más de una ocasión el líder delincuente se ha aprovechado de su tremendo talento, una de ellas en la vendetta que produjo después de la muerte de Yurik. Magnus siente un deseo singular por protegerlo, siempre al pendiente de su bienestar, respaldando todas sus necesidades... Y también porque el apellido de Fredek es Magnus, ya que se trata de su hermano menor.
Nacido de otra madre, Alekséi no pudo evitar sentirse responsable por el crío, así que se lo llevó con él cuando escapó de su casa a los 17 años, teniendo Fredek apenas 12. Desde entonces las cosas han cambiado drásticamente para ambos, siendo arrastrados por una marea que sacude constantemente sus emociones, pone a prueba el lazo que los une pero que a la vez los deja expuestos ante amenazas contra sus vidas, tanto por parte de humanos como agresivos cambia—formas, sedientos de poder.
Pero... Ninguno estaba preparado para lo que les depararía el futuro.
BeyondLove Fiction
