Me siento entumecida, todos los músculos de mi cuerpo dormidos. También siento frío, pero estoy entrando en una especie de sopor del que no quiero salir. Me encuentro en un estado bastante agradable y cómodo. Neblina densa y blanca me rodea, tan densa que podría parecer algodón. Todo es blanco, todo lo que alcanza mi vista, y no puedo moverme, ni siquiera quiero hacerlo.
Pero de pronto empiezo a sentir el frío de nuevo, un frío insoportable que cala hasta mis huesos. Todo el aire sale de mis pulmones, reemplazado por agua, y todo lo blanco torna a negro. Me siento perdida, incapaz de volver a inspirar aire.
“Uno, dos, tres, cuatro, cinco…”
Siento presión en mi pecho, acompasado con los números que no sé de dónde provienen. Aire empieza a entrar en mi boca y me abrazo a esa necesidad de tener algo que ‘respirar’, pero no siento que fuera suficiente.
“Uno, dos…”
Empiezo a toser, botando el agua de mi interior. Siento que me voltean mientras me dan leves palmadas en la espalda.
“Eso es, linda, eso es…”
Luego, todo volvió a estar negro.
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