Observaba con nostalgia como mis gatos saltaban dentro y fuera de las cajas que aún no había terminado de empacar, mientras pensaba en cuánto los extrañaría. Estaba sentada cruzada de piernas sobre el piso de madera del estudio de mi apartamento, exhausta de llevar días preparando la mudanza de mi vida. No solo era agotador tener que empacarlo todo, me encontraba desgastada a nivel emocional.
—¿Me vas a dejar embalar estos cuadros?
Atenea, de pelo blanco, manchas caramelo y ojos azules, no paraba de morderme la mano en una especie de venganza, como si supiera muy bien el porqué guardaba todo en cajas. Zeus, mi otro gato, se acercó y lo acaricié en su cabecita; al contrario de su hermana, era por completo negro y mucho más grande que ella. Me observó con los ojos color verde esmeralda a medio cerrar. ¡Me juzgaba por el supuesto abandono al que los iba a someter! Al hacer guerra de miradas, decidió cambiar su atención por un plástico de burbuja que le pareció más importante que yo. Así que corrió a cazarlo, como si fuera una presa que pudiera escaparse en cualquier momento.
—No entiendo por qué me juzgan si son más felices con su abuela que conmigo —refunfuñé al tiempo que me levantaba y me dirigía hacia la cocina a tomar otro rollo de cinta de embalaje.
Me detuve y la observé con detenimiento: blanca, ordenada y tan limpia. Justo como siempre la quise tener. Ahora empezaba a lucir desocupada. Lista para que alguien más la disfrutara y desordenara... Sentí un vacío enorme en el estómago que se acrecentaba mientras la ansiedad por la mudanza me poseía.
Decidí tomar el celular para distraerme un poco, antes de comenzar a pensar en bobadas que de seguro terminarían en un ataque de pánico. Sorprendida vi cómo estaba a punto de estallar. En un principio presumí que los cientos de notificaciones se debían a la aproximación de mi viaje, pero todos decían cosas como: «Prende la TV», «Revisa TMZ», «Lo siento mucho, Ale».
Al ver los mensajes repetitivos donde me preguntaban sobre la muerte de Ryan, corrí de vuelta hacia el estudio. Luego de luchar con mi gato con desesperación, logré quitarlo de encima del control remoto y encender el televisor. Al mismo tiempo, abrí mi ordenador en busca de información oficial que desmintiera lo que acababa de leer.
No tuve que cambiar demasiado de canales para darme cuenta de que todo era muy real. Se veía en letra enorme el titular: «Fallece vocalista de Paper Lands en terrible accidente de avión». La conductora hablaba desde el lugar de los hechos: «… La aeronave que transportaba la banda, colisionó cerca del aeropuerto de Los Ángeles tan solo unos minutos después de haber despegado con destino aún desconocido por los medios. El aparatoso accidente hasta ahora se le adjudica a una falla en uno de los motores del avión. Ryan Daze de 44 años, conocido por su increíble rango vocal, es la única víctima fatal. Luke Taylor tiene pronóstico reservado, aunque fuentes extraoficiales dicen que nada más han sido varias fracturas en sus extremidades y su vida está fuera de peligro. Algunos de los miembros del staff resultaron heridos y los trasladaron a diversas clínicas cercanas. El resto de integrantes de la banda se encuentran con lesiones menores. Los seguidores se agolpan en la entrada del aeropuerto y lloran su pérdida. Ryan vivirá para siempre en el corazón de sus fans, y lo recordarán como una de las leyendas del rock contemporáneo. En otras noticias […]».
En ese preciso momento yo empecé a ver todo borroso y en cámara lenta. Por instinto volteé a mirar hacia el póster enmarcado en vidrio con sus firmas que aún colgaba en una de las paredes. Esas que logré conseguir en el primer encuentro de fans al que asistí. Recordé que casi no me deja entrar al evento un hombre corpulento, con los ojos llenos de ira contra el mundo, solo porque no le gustó mi cámara fotográfica. Comencé a ver imágenes guardadas en mi memoria, mientras trataba de procesar lo que sucedió. Los conciertos a los que asistí, los intercambios de palabras, su constante amabilidad, todos los momentos grandiosos que había vivido gracias a él, a la banda y a su música.
—¡Tiene que ser broma! —la angustia y la rabia me hicieron gritar— ¡¡No puede ser!!
Noté como mis manos no paraban de temblar, mi respiración se agitaba, me sentía paralizada. El corazón se me había partido en pedazos. Solo me brotaban lágrimas sin parar, parecía una representación humana de un personaje de Sailor Moon.
Mi tristeza era indescriptible, el mundo se derrumbaba encima de mí. No solo era perder a un ídolo, era perder una parte muy profunda de mi ser.
Ni siquiera pensé por un momento en lo que esa noticia que inundaba al mundo podía afectar mi carrera y mi vida. ¡Solo faltaban un par de semanas para irme a trabajar con ellos!
Conseguir pasar tantos filtros, muchas entrevistas, infinidad de etapas en ese proceso… Luego, ser aceptada y decidir abandonarlo todo en mi ciudad, en mi país, por ir a trabajar con la banda de mis sueños, había sido una osadía de mi parte. Y ahora no tenía idea de lo que iba a pasar conmigo. Esos pensamientos aparecían mezclados con el dolor y el vacío.
Mis gatos lo entendieron de inmediato y como saben muy bien los felinos hacer, se acercaron a consolarme. Zeus se recostó sobre uno de mis pies, mientras Atenea ronroneaba al tiempo que me amasaba el pecho. La tranquilidad que me generaron duró muy poco, jamás me había llamado tanta gente. ¡Ni siquiera en mi cumpleaños! Todo quien me conocía sabía muy bien lo que significaba Ryan para mí, lo que significaba irme a trabajar con Paper Lands. Así que hasta quienes menos pensaba, me enviaron sus condolencias, intentaron comunicarse y se hicieron sentir.
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10:11 p.m. - Número no registrado:
Ale, lo siento demasiado. Si decides quedarte en el país, avísame por favor. Quisiera verte.
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Observé con desprecio el mensaje en el celular al reconocer el número y vi cómo Atenea me miraba.
—¿Puedes creer el descaro? —refunfuñé a la vez que ella se acomodaba junto a mí.
Los días pasaron y el dolor se hacía cada vez más intenso, las noticias sobre la muerte de Ryan eran más explícitas y el vacío por su pérdida, más profundo. Los heridos se recuperaban con el pasar de los días, aunque los medios más amarillistas no paraban de hablar de la posibilidad de que Luke no pudiera tocar la batería de nuevo.
No tardó mucho en llamarme una representante de la agencia de publicidad de la banda, para notificarme que cancelaban de momento todos los contratos relacionados con Paper Lands y decirme que sentía mucho la situación. Luego de algunas horas en las que hablé con ella sobre todo tipo de detalles, me informó que me iban a dar una pequeña indemnización por los problemas que pudieron ocasionarme. Al finalizar la llamada, con emoción enfatizó que la banda, la casa discográfica y la agencia, continuaban interesadas en mi talento. La charla más agridulce de mi vida.
Me sentía desconectada, los pensamientos sobre el destino de mi futuro no paraban de dar vueltas en mi cabeza. Su muerte, no solo dejaba un vacío gigante en sus seres más cercanos y en nosotros sus seguidores, sino que había causado una bola de nieve de situaciones desafortunadas. Entre todas esas, lo que me afectaba de manera directa, era la cancelación del viaje y la mudanza a Los Ángeles. Quedar a la deriva a nivel profesional y todo lo que eso implicaba. Ese iniciar de nuevo iba a ser un gran reto para mí. Continuar en un sitio donde no quería estar de momento.
Una escritora me dijo alguna vez: «De las peores situaciones, donde piensas que no hay luz en ese túnel inmenso y negro, pueden aparecer flechitas de neón guiándote por un camino que no esperas encontrar». Jamás imaginé que le iba a dar la razón.
Merci pour la lecture!
Este libro es maravilloso, amo la narrativa. Me ha enganchando a leerlo, no una, sino varias veces, y eso habla muy bien de el. Recomiendo plenamente a quienes no lo han leído, que no se dejen llevar por el prólogo, hay capítulos realmente emocionantes llenos de pasión, química, romance, intriga.
No lo he terminado, pero hasta donde voy (que es bastante), estoy muy enganchada. Me trasnocho leyéndolo. Lo recomiendo mucho! 5 ESTRELLAS!
Enganchada total! Ya lo acabé y no puedo esperar por más capítulos! Es una historia maravillosa, que llegaría a decir, narra el sueño que muchos hemos tenido, algo con lo que hemos llegado a fantasear alguna vez en nuestra vida. La escritora, me lleva a sentir que estoy viviendo la historia.
Esta muy bien escrita, te enganchas con mucha facilidad y de paso detona tu empatía por los personajes; sin duda una gran obra.
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