La última vez que la vi acababa de visitar al Señor de la Buena Muerte: "me venía llamando el taitico para que le visite", dijo. Era una premonición y ambas lo ignorábamos. Bajo su sombrero de paño café y su hermoso rebozo rojo, esa pequeña mujer Puruhá hecha de barro, color de cobre, emanaba una energía comparable con la de la tierra misma. En efecto, la muerte la abrazó días después a manos de el peor de los verdugos: la deshonrosa y blanquísima política riobambeña disfazada de COVID.
2 December 15, 2023, 17:46 0Nous pouvons garder Inkspired gratuitement en affichant des annonces à nos visiteurs. S’il vous plaît, soutenez-nous en ajoutant ou en désactivant AdBlocker.
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