Abrió los ojos, algo le había sobresaltado, ese sonido le penetraba en los oídos causándole una desagradable sensación de alerta que en un segundo se convirtió en decepción. Decepción al comprobar que solo era su despertador que, como cada mañana le llamaba para que empezará un nuevo día. Dio un golpe al botón de la alarma, volvió a colocarse boca arriba y entrecerró los ojos, su cara tomo un gesto sombrío a tono con la oscuridad que todavía invadía su habitación.
Repaso mentalmente mientras miraba al techo, todo lo que debería hacer ese día. Sus pensamientos se arremolinaban en su cabeza como una sucesión ordenada, a la que llamamos rutina.Entonces volvió a sonar a todo volumen la alarma del despertador, no estaba apagado del todo, cogió la almohada de debajo de su cabeza y la lanzó con tal fuerza que el despertador salió despedido contra la pared haciéndose pedazos .
Malhumorado, se incorporó, encendió la luz de la mesilla, lo que hizo que le escocieran los ojos,se dirigió donde estaban esparcidos los restos del despertador, para ver si podía arreglarlo. El reloj en sí no tenía mucho valor, era un digital bastante feo que compró en un chino en su época de instituto, cuando todavía los móviles ni existían, pero sentía que ambos habían sido compañeros de vida.
Se arrodilló y recogió lo que quedaba de la pantalla, sintió nostalgia al recordar que no volvería a ver las horas en formato 24 horas marcadas en ella. Pero, otra sensación le fue poco a poco invadiendo, era tristeza al descubrir las pequeñas cosas materiales que destrozan nuestros sueños cada día.
1 Octobre 2019 15:53 0 Rapport Incorporer 0Nous pouvons garder Inkspired gratuitement en affichant des annonces à nos visiteurs. S’il vous plaît, soutenez-nous en ajoutant ou en désactivant AdBlocker.
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