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Tuperfume

Alejandra Ferrer

Día Lunes, inicio de semana y regreso de vacaciones navideñas, sin duda el primero de los cinco días mas fastidiosos de la semana, voy de camino a la escuela de música en el automóvil con mi padre y mi hermana menor, viendo cada persona y cada edificación pasar, el reloj del tablero del carro marcaban las 2:00 pm y el sol a todo lo que puede calentar, podría pensar que si a alguien se le ocurriera colocar un huevo a freír en el techo del  vehículo, sin duda se cocinaría y quizás hasta se quemaría por lo caliente que este debía estar, aquel día sin duda era uno de los mas calurosos pero no había nada que hacer al respecto, me esperaba una larga tarde de ensayo con mi Flauta transversa y actividades corales.

Al llegar al patio principal del edificio los primeros que vi fueron a mis amigos Mario y Alex, ellos estaban sentados en unos muros donde siempre solíamos reunirnos para hablar y bromear en nuestros tiempos libres, les di un beso en la mejilla en forma de saludo y me dirigí al salón de coro, ésta sería mi primera clase de la tarde a la cual iba retrasada por 15 minutos y probablemente me regañarían... Pero no me importaba mucho, no me gustaba que me regañasen por tonterías, soy una de las mas aplicadas y no me dejo levantar la voz por nadie, me gustaba mi notable rebeldía, para una chica de 14 años éstas son características principales, pues es la etapa de la popularidad y de llamar la atención de los demás.

Entré por un largo pasillo que daba a la recepción del edificio  y pude notar que había un olor divino a perfume, no sabría definir de que perfume se trataba pero supe adivinar que este era de mujer, un aroma cítrico intenso, supe inmediatamente quien era la persona que llevaba tal fragancia y sin duda era de ella, mi amiga Gabriela había llegado a la escuela y de esa manera yo sabia cada día si ella estaba en el edificio o no, siempre tenia ese perfume porque era su favorito, dejaba el olor de su fragancia favorita por todo el edificio y a veces cuando no olía tan rico el pasillo ya sabia que probablemente no iba a verla o no había llegado ese día, obviamente  no lo hacia al propósito, de hecho, algunas veces bromeaba con ella sobre eso (siempre que tenía la oportunidad), ella era mi amiga y no lograba entender el sentimiento tan extraño que embargaba mi cuerpo al saber que ella estaba ahí cerca, y en algún rato de la tarde, podría hablar con ella y reírnos de las ocurrencias de ambas. 

-Hola María que tal?.- Salude a la secretaria, ella era la mamá de mis dos amigos Manuel y Rossana.

-Hola Alejandra, vas tarde. Apúrate, no querrás que la vieja te regañe.- Me reí al escuchar a María referirse así de la profesora de coro, todos en la escuela sabíamos que ésta y otras profesoras estaban un poco locas y nos burlábamos de ellas, pero solo eran bromas inocentes que no les perjudicaban para nada, María era cómplice (algo así como una tía para mi y todos mis compañeros).

Entré al ensayo de coro en el auditorio y me aburrí ahí por 2 horas, no me regañaron al llegar porque logre meterme al salón sin que la profesora me viera y no se dio cuenta de que no estaba ahí al momento de comenzar la clase, no me agradaba para nada pertenecer a esa agrupación coral, yo quería pertenecer al coro de conciertos, donde estaban todos mis amigos, odiaba ser la menor del grupo de mis amigos, todos me llevaban de 3 a 5 años de edad, (eso implicaba obviamente pertenecer a una agrupación coral que correspondiera a chicos de mi edad, la cual me parecían totalmente aburridos, inmaduros y hasta un poco estúpidos, a veces decían muchas bobadas).

Finalmente salí de clases y me encontré con Mario en la recepción, el era un chico alto, medio rubio, de 17 años con el cabello liso y corte alborotado, su pinta era muy genial: jeans y franela pegada al cuerpo, tirantes de pinguinos y vans, era guapo y un poco alocado.

-Hola Mario- Lo salude con un beso en la mejilla.

-Hola Ale, como estas?  que tal pasaste las vacaciones?. Pregunto interesado.

-Estuvieron geniales, creo que engorde un poco, no crees? y tus navidades que tal estuvieron?-. Respondí un poco risueña.

-Jajaja, siempre estas gordita Ale. Mis vacaciones estuvieron bien, yo si comí bastante pero no engorde ni un poquito jajaja soy siempre igual de flaco-. Dijo juguetón y sonriente.

-Pues si, no se te nota nada, quisiera ser como tu jajaja forever flaquita y poder comer lo que sea sin preocuparme por engordar. Oye cambiando un poco el tema, has visto a Gabriela? no la he visto en toda la tarde-. Pregunte interesada.

-Si, esta en el segundo piso, en el salón numero 2 del ala A dando clases de violín.

-Ok, voy a subir para saludarla, nos vemos ahorita en ensayo de orquesta-. Dije emocionada, me preocupó que se notara demasiado mi emoción.  

-Esta bien, see you later cariño-. Respondió guiñándome un ojo.  

   Quería saber donde estaba, tenia ya casi 2 meses que no la veía y por alguna razón que no podía explicar tenia una sensación de susto al pensar en que la iba a ver. Gabriela y yo éramos buenas amigas pero no hablábamos por teléfono ni redes sociales, una de las razones es que yo era muy cerrada, tenia los números telefónicos de algunos de mis compañeros pero no le escribía a nadie y nadie me escribía a mi así que casi siempre vivía sin saber mucho tiempo de mis compañeros durante las vacaciones, no era muy social. Otra razón es que meses atrás había hecho una audición  en una orquesta y quede seleccionada, por lo tanto tenia que viajar por mucho tiempo fuera de la ciudad y no había ido a la escuela de música antes de que comenzaran las vacaciones.

 El lugar donde ensayaba con esta orquesta era un sitio montañoso y apartado, bastante relajado y hermoso porque así la concentración de los músicos integrantes  era mas elevada y el rendimiento diario de ensayo era mayor, en este lugar no había cobertura en las lineas teléfonicas, de hecho, mi cumpleaños numero 14 el 15 de diciembre la pase sin que nadie de mis amigos ni familiares me felicitara por esa razón.  

   Subí las escaleras hacia el segundo piso y me dirigí al ala A para encontrar el salón donde ella estaba, no había sentido un cosquilleo tan extraño dentro de mi y tampoco entendía por que me emocionaba el hecho de verla, siempre me había agradado de una manera extraña encontrármela y estar con ella pero no había llegado a ser tan excitante como en esta oportunidad, era algo que solo me comenzó a suceder y no tenia una explicación para mi.  Al hablar de una chica de 17 años muy hermosa físicamente, de cabellos castaños oscuros, piel blanca pero bronceada, de 1,62 de altura, con mucha presencia, inteligente, picara y en ocasiones con gestos que rebasaban lo atractivo, cualquier chico se sentía atraído, pero en mi caso, ¿de qué se trataba?. Toque la puerta antes de entrar y abrí, allí estaba ella y de nuevo sentí inmediatamente ese perfume que horas antes había percibido en el pasillo, era un olor único y me atrevo a decir que a nadie mas le quedaría tan especial esa fragancia como a ella. 

   Había algo naciendo en mi, algo que desde algún tiempo se comenzaba a adueñar de mis pensamientos y a inquietarme, que hacia que mi corazón se desatara rápidamente con solo tenerla cerca, me acerque a saludarla...