Creí que era lo mejor que se podía desear. Ese momento, esa fracción de segundo donde el tiempo se detuvo, pude pedir un deseo. —¡Vida eterna!— grité eufórico. Mas no podía saber de mi error al ver que con el paso del tiempo. Mi amor, mis hijos y mis nietos se perdían en el ocaso de la vida. Mientras que yo quedaba aquí, sin poder interferir en su deceso. Esto me llevó a darme cuenta que la eternidad, es un regalo envenenado...

Hay una creencia popular que dice que nuestros pasos están medidos. Las decisiones que tomamos, las acciones, todas ellas un conjunto de factores que por consecuente derivan en el "destino". Inquebrantable y escrito de ante mano por alguien superior al tiempo y espacio. Yo soy de los que creen que las decisiones desencadenan en distintas posibilidades. Lo que nos hace partícipes, de nuestro propio destino. Somos nosotros mismos los responsables. De hacer el mal o hacer el bien...

Matías salió consternado de aquella reunión con los dioses. Había crecido libre en la Tierra, como un humano común y corriente. Seguir reglas, cumplir órdenes. Antes creía que actuaba según su destino o responsabilidad. Pero ahora sentía algo distinto, la imperiosa orden de aniquilar toda una civilización, lo obligaba a perderse en la desidia de la confusión. Lejos estaba de sentir que hacía lo correcto y eso comenzaba a perturbarlo. "fragmento, EL PILAR DEL UNIVERSO."