Una vez escuché que a veces los actos de amor verdaderos son los más difíciles de cometer, así que decidí amarme y dejarte fue ese acto tan difícil.

Ya he perdido la cuenta de cuantos días llevo aquí, en éste lugar donde lo único que veo es tu recuerdo, por más que intento olvidarte es como si mi mente se empeñara en recordarte con cada respiro, parpadeo y paso que doy Quiero salir corriendo porque siento que me sigo hundiendo. Pero mi respiración ya es casi nula, empiezo a dejar de sentir el frío que recorre mis pensamientos. Seguirás siempre aquí, en lo cálido de mi alma y llegará el momento que nos consumamos en el fuego del amargo veneno

Poco a poco, con el paso de los días, el tiempo me mostró que no te necesitaba más. El interés se desvaneció y supongo que siempre pasa. Es como una fogata bajo la lluvia, al principio lucha por no apagarse con las primeras gotas y al final el agua termina llevando aquellas cenizas que son recuerdos, así se ha apagado mi fuego.

Fuiste el sol que acabo con el agua de mi pequeña laguna, para después ser un río que brotaba y se resbalaba por mis mejillas. Quería dejar de pensarte pero te adentraste tanto en mi mente que es demasiado difícil sacarte. Así que vete alejando poco a poco antes de que siga cayendo en este gran pozo.

Puedo ver como pasa el tiempo porque hay días en los que siento que el sol no aparece y el amanecer nunca vuelve, en donde veo tu oscura silueta alejarse dado que no sé si es una despedida que con la bruma llegan los recuerdos, aquellos que en su momento brillaron y al despertar me doy cuenta que tenía ya memorias perdidas, así que vuelvo a dormir para que al menos, al siguiente día, recuerde que el mundo es solo un paso del tiempo corto y sigo flotando solo, porque sí, me he vuelto loco.

En el fondo de mi habitación retumba el tic tac del reloj Solo escucho como pasa el tiempo que se hace cada vez mas largo y lejos En estas fechas me invade tu recuerdo, de tus alegrías, risas y tristezas Que con tinta escarlata marcaste en mi garganta Te fuiste y sé que nunca volverás Pero descuida, que pronto nos volveremos a encontrar, solo hay que dejar que siga el tic tac

Ya he tomado mis maletas con todos aquellos buenos momentos que pasamos, porque el irme para empezar de nuevo no significa olvidar todo aquello, para que sí algún día volvemos a encontrarnos no seas otro desconocido y pueda llamarte o al menos recordarte como un buen amigo.

Sentí paz al verte de nuevo, después de tanto tiempo. Despejé mi mente por completo y al cabo de 3 metros huí, abandoné ese cuerpo prisionero que asfixiaba mis adentros. Volé lejos de todos y sin dejar una nota o una explicación sabía que igual la lluvia no cesaría.

Salí corriendo por la ventana y mientras sentía la brisa en mi cuerpo pensé en ti y en mi familia, como lo tomarían y si les dolería. Nadie lo entendería En fin, me dejé llevar y disfrutar la caída. En cada metro que caía era un recuerdo, mis mejores y peores momentos, el más especial cuando te conocí.

Aquella tarde me miré al espejo y vi como la sangre brotaba de mi cuerpo, se iba y me dejaba vacía. La sensación que dejabas al irte era como el soplo de vida que se alejaba. Poco a poco todo aquello abandonó mi cuerpo y sólo veía a un ser flotante ajeno a cualquier lamento. Me desvanecía poco a poco y corría como la sangre que me desvestía. Cuando acordé estaba lejos, lejos de ti y de todo ojo. No fue un río cualquiera, iba contra la rivera de una tarde pasajera.

Pude verte en mi reflejo y en cada espejo, cada vez más diferente y ausente. Sentía tu calor y a la vez tu frialdad. Con el paso de los años no sabía cuanto daño causabas, no me imaginaba voltear y no verte. Pero esa noche fue distinta, fue la última vez que te ví, ví como te lanzabas del octavo piso, ya no había más reflejo en cada lugar que volteaba y lo último que ví, fue tu sombra en las aguas oscuras de aquellas costas.

Me pregunté por ti y yo misma me contesté te habías ido, no sabía si lejos o cerca sólo ya no te sentía deje de verte deje de soñarte deje de pensarte también me pregunté si sería definitivo o sólo por un tiempo quise seguirte quise abrazarte quise besarte pero cuando voltee ya no estabas, no estabas más aquí o en mi mente, no estabas en mi ventana como siempre sólo fuiste la ilusión que cree y deje de quererte o tenerte.

Ya van poco más de 4 meses que no escucho tu voz, esa que me transmitía enorme alegría y paz, la que llenaba de esperanza mi día a día y que me alentaba a seguir. Extraño cuando en las mañanas o noches sin avisar llegabas y alegrabas las horas que se convertían en días, semanas, meses, años, toda una eternidad... Extraño la sola idea de tenerte, escucharte y de sentir tu olor que tanta confianza me daba. En fin, me faltarían palabras para decir todo lo que extraño de ti, sólo sé que te extraño.

Llegaste como la primera noche que nos encontramos, tan silencioso y precavido, te estuviste en silencio mirándome hasta que me quedé dormida. Sentía el calor de tu presencia y con cada minuto que pasaba me reconfortaba al saber que siempre estarías allí, porque aunque a la llegada del sol te ibas, sabía que al caer la noche siempre volverías.