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Resuena tu nombre bajo la espera en la oscuridad, y grito tan fuerte que despierto mis recuerdos contigo.

Suenan las campanas de la Iglesia y en el parque te espero, fumando mi vida sin sentido, hasta esfumarme por completo.

Los audífonos me acompañan en esta depresión, y la vida me despoja de tu sonrisa.

La madrugada es mi amante, y la noche mi tequila, y tan solo recuerdo tus ojos.

Tu mirada perdida sobre la almohada, y mis pesadillas llevan selladas tu nombre.

Las luces me buscan, mientras borracho te espero, la banqueta es mi cama y el alcohol mi acompañante.

Veo de nuevo a la luna, y sin querer la vida se vuelve negra, y las noches negras son tus ojos, y en tus ojos me pierdo.

Conocí el dolor de la madrugada, y el respiro fresco del bosque.

Aprendí a bailar con el vodka y a respirar por el cigarro.

A sentir las nubes grises y a llorar con la lluvia.

A ser como las aves y volar con la libertad de no saber a dónde ir.

Aprendí a deambular en tus ojos, y a perderme por completo, a ya no caminar, y tan solo emborracharme, a sentir que te tengo y a no tenerte, a respirar tu perfume y a ya no recordarlo, en fin aprendí a no quererme queriéndote.

Narrativa corta Vol 1.

5 de Mayo, 2020