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Francisco Javier Cabello Fernández


Bangkok. Una turista española aparece muerta en uno de los canales de la ciudad. Una investigación deficiente. Muchos interrogantes por responder. Estos serán los ingredientes que llevarán a Sonia Durán desde la cómoda Sevilla hasta el peligroso submundo criminal de Bangkok donde mafiosos de todas las nacionalidades, policías honrados y corruptos, políticos ambiciosos y periodistas valientes conviven buscando ganar un día más.


Suspenso/Misterio No para niños menores de 13.

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La Chica del Klong

Eran las seis de la mañana y David McDonald estaba algo perjudicado tras una noche de juerga. Aquel joven escocés, alto y corpulento por la práctica del rugby, estaba en Tailandia celebrando que había logrado licenciarse en medicina por la Universidad de Edimburgo. Ahora, McDonald, estaba en Tailandia, disfrutando de todo el pecado que aquel país ofrecía antes de que el general Prayuth Chan-ocha y su gobierno limpiasen la imagen del país como destino de juergas y sexo barato.


Yendo de camino a su albergue, en una moto alquilada, el escocés sintió ganas de orinar. No llegaría a tiempo al baño sucio del albergue y decidió aliviarse en uno de los canales (o klongs, como le dijo la chica del free tour aquella mañana que se le antojaba un siglo) que había en la ciudad. Paró la moto y bajo tarareando una cancioncita de Dua Lipa hasta el canal.


Fue entonces cuando la vio.


Pareciera como si la chica estuviese nadando de espaldas. Pero nadie en su sano juicio, ni siquiera un David McDonald que sudaba cerveza Chang y whisky de Laos se atrevería a chapotear en los klongs. Además la chica estaba vestida: una camiseta de tirantes y unos shorts, así como unas zapatillas de deporte. Nadie se tira al agua con zapatos.


-Joder-dijo el médico escocés.


Y se quitó los zapatos y la camiseta y se lanzó al agua, sacó a la chica y le tomó el pulso. Estaba muerta. La borrachera se fue de repente, era como si el cerebro que se había dejado ir por los vapores del alcohol, hubiese pegado un tirón de riendas.


-Eh-salió gritando a la calle-eh


Afortunadamente, a esas horas, miles de tailandeses se dirigían a su puesto de trabajo y McDonald logró parar un coche. Afortunadamente, aquel hombre que frenó su coche a punto de atropellarle trabajaba en un hotel y hablaba en inglés.


-Llame a la Policía, hay una chica muerta...

20 de Abril de 2020 a las 10:59 0 Reporte Insertar Seguir historia
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