polanco Carlos Polanco

En el año 2076 construí el primer prototipo antigravedad, lo llamé "Polaris", este posibilitaría la transportación a una velocidad superior a la de la luz. La teoría empleada supuso acelerar el espacio no el objeto, y funcionó.


Ciencia ficción Todo público. © ISBN:
2
4.3mil VISITAS
Completado
tiempo de lectura
AA Compartir

Antigravedad

En el año 2076 construí el primer prototipo antigravedad, lo llamé "Polaris", este posibilitaría la transportación a una velocidad superior a la de la luz. La teoría empleada supuso acelerar el espacio no el objeto, y funcionó.


Era un día caluroso en Manhattan, la nieve había quedado atrás y resultaba relajante caminar a la orilla del Hudson. Ahora tenía tiempo para pensar.


—Estaba hecho, lo había conseguido —pensé—. Este día sería recordado por el inicio de la transportación antigravedad.


El prototipo posibilitaría la transportación casi instantanea a otros planetas, faltaban muchos aspectos por resolver, no bastaba transportarse, había que considerar adonde y cuando se llegaría. Un error y el viajero no volvería.


Lian O’Neill fue el mayor de tres hermanos, contaba con 43 años y desde hace siete trabajaba como inventor independiente. Para el año 2060 el trabajo bajo un salario fijo casi había desaparecido. Y los viejos oficios florecieron en todo el orbe. Además los contaminantes en la atmósfera no permitían mantener largas jornadas a la interperie.


El cambio climático del que tanto se habló al inicio de este milenio no se hizo evidente sino hasta el año 2040, exacerbándose el calor y el frio, volviendo inhabitable amplias regiones del planeta. A ello se aunó la violencia de los meteoros, como los terremotos y trombas marinas. La violencia de éstos cobraba la vida de cientos de miles cada año.


Pero al igual que en ese entonces, ahora tampoco importa la condición del planeta, los que sobrevivimos nos hemos acostumbrado a esta nueva normali- dad, y dejamos que el planeta haga lo que deba de hacer.


Pareciera que todo cambio —en cualquier dirección—deberá de venir del planeta o dicho de otra forma, no de nosotros.


O’Neill era muy creativo siempre buscaba otras opciones, y se había hecho de mucho conocimiento. Decía que "el aprender no tenía desperdicio", y efectivamente no lo tenía. Todo lo que ganaba lo invertía en algún curso o revista o libro, y aunque su interés era la tecnología y la ciencia básica, nunca rechazaba todo curso que se le presentaba.


A los cuarenta años todo ese conocimiento desembocó en la creación de nuevos prototipos, algunos eran una verdadera locura, pero otros lograron que se hiciera de una vida holgada. Pero siempre seguía el mismo camino aprender e intentar. Y una vez lo logró dió un salto ejemplar y logró un dispositivo totalmente impensable en su tiempo.


La tecnología no había alcanzado un gran nivel, pero siempre se había buscado en el lugar equivocado, su primer dispositivo le permitiró alterar el campo gravitatorio sólo un poco lo ensayó con una manzana la cual al colocarla bajo el dispositivo notó que en segundos su temperatura bajó 25 grados celsius en una fracción de segundo, para luego adoptar la temperatura de la casa.


Luego comprendió que la nevera se había transportado a la mesa, y no al contrario.



Así nació el primer dispositivo antigravitatorio.

21 de Abril de 2020 a las 23:07 0 Reporte Insertar Seguir historia
3
Leer el siguiente capítulo Manhattan

Comenta algo

Publica!
No hay comentarios aún. ¡Conviértete en el primero en decir algo!
~

¿Estás disfrutando la lectura?

¡Hey! Todavía hay 14 otros capítulos en esta historia.
Para seguir leyendo, por favor regístrate o inicia sesión. ¡Gratis!

Ingresa con Facebook Ingresa con Twitter

o usa la forma tradicional de iniciar sesión