Cuento corto
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Corta Historia

Debo confesar que sentí que ambos teníamos miedo...

Era su primera vez, aunque no la mía... Mucho tiempo había pasado desde la última mía.
Sin embrago todo estaba planeado, no había falla. Todo se había acordado días previos.

Comenzó así:

La vi una noche tras el estante de aquella boutique que atendía, puerta cerrada por supuesto, por aquello de las medidas de aislamiento total acuerdo. Esa noche que la vi, era muy tarde para acercarme además un estigma cubría mi cuerpo, mi indumentaria diaria de trabajo de Hospital, no fue impedimento para mí el día siguiente levantarme más temprano de lo común, darme una rápida ducha, un suave desayuno que incluía por supuesto mi bebida favorita proveniente del occidente andino amargo oscuro y caliente casi como la personalidad que se percibía de mi muchas veces...

Para no desviarme del tema, ya aliñado y fragante me dirijo a aquel estante con algo de timidez, recelo y temor, pues mi propuesta no era muy decente para esos tiempos. Pero ella estaba allí dispuesta, sonriente, o bueno eso creí porque su antifaz de boca y nariz nunca me permitió ver su dentadura. Importaba poco realmente, lo que yo quería era muy conciso, algo rápido, evitando al máximo un vínculo más allá.

Evitaba los vínculos. Lo puedo explicar: pues era la norma de esos tiempos y que se extendería tiempos más (distancia social).

Precisamente temeroso de aquella norma fue que la evite tanto tiempo a ella (la de la boutique), ¡pero no más!

Este era el día que vencería la timidez, por primera vez, en un buen tiempo me acercaría al género contrario para hacerle una propuesta irregular y difícil de hallar en esos días.

Entonces, me acerqué a su boutique, y ella me hizo ese gesto que los hombres confiamos que creemos conocer de una chica, donde decimos, " acá puede ser" (siempre engañoso compañeros). En esos momentos mi yo emocional guiaba mis andanzas por lo que simplemente surgió una corta conversación donde rápidamente nos presentamos, su nombre mi nombre, mis intereses, sus intereses y las condiciones. Todo surgió de una forma que no me esperaba. Fue sencillo para mí.

Solo nuestras miradas conocimos y todo se dio; concretar la cita fue mi logro...

Pasado el ocaso, la noche y unas horas más...

Amanecía, se acercaba el momento de romper esos muros sociales, ya con su aprobación y total acuerdo. Ambos sabíamos que era arriesgado, que rompíamos leyes... Pero yo ya no podía aguantar más... Ese calor, Ese sudor, ese cosquilleo en mis oídos, además se hablaba entre hombres acerca de lo complicado que era lograr mi gran hazaña. Así que yo sería de los primeros en completar tal hazaña en estos tiempos...

Ella por instinto y también por gusto propio, era su arte, estaba dispuesta a hacerlo y más aun conociendo las condiciones acordadas.

No quiero alargar mucho la historia... Pero lo que sigue es lo más interesante...

Un corto mensaje basto... Sobre las 10 de la mañana, algunos prefieren más en las noches... Pero era imperante la necesidad, como digo... No aguanté más...

Le escribí por la aplicación de comunicación más usada de aquel tiempo...

La mensajería instantánea fue nuestro cómplice.

Entonces dijo: - acá te espero...

Yo sólo podía pensar en el placer que me produciría al fin...

Llegando a su local repaso una vez más las condiciones: se las voy a recordar: era algo rápido, a puerta cerrada, sin mucho acercamiento emocional (era mejor no hablar) por lo de las macropartículas y gotitas circulantes.

Me vio de lejos estoy seguro que mis ojos brillaron un momento, pues los suyos también achinados como si se dibujará una sonrisa invisible en su rostro...

Entonces di el paso, me acerque, un saludo lejano. Una mirada de aprobación nuevamente.

Y me abrió su puerta...

Lo que pasó después... Ya no fue tan poético ni tan anecdótico...

Ella preparaba ese momento estoy seguro, era su arma supongo y pues... Debí esperarlo.... No sé por qué después de tanto pensarlo se me pasó por alto. En fin
Avance unos pasos más. Señaló un pequeño banquillo rojo aterciopelado, se veía cómodo algo faltó de iluminación, un espejo grande frente a él, ese rojo aterciopelado me intrigaba, el cabello rojo me intrigaba, sus ojos achinados brillaban y era raro que yo lo notará...

Le pregunte: - ¿estás lista?

Dijo - si con timidez

Todo el tiempo miraba hacia las calles temerosa de las vistas de los vecinos supongo...
Me pregunto al fin lo que no me esperaba ese día. Y no sé por qué; si normalmente esta es una pregunta común.

- ¿traes protección? Mi cara automáticamente formó ese gesto pícaro,

Que rápidamente viró a un gesto de vergüenza.

Mi cabeza dio rápidamente vueltas. Mis ojos ya no brillaban. Deje de pensar en ello, se me quitó el sudor. Quedé frió. Se dañaba el esperado momento...
Pensé para mí que ella tenía razón en hacer esa pregunta, mientras señalaba sus manos enguantadas su tapabocas hechizo de tela barata y el anuncio de la puerta de la boutique que decía en mayúsculas:

SR. CLIENTE. PARA CORTE DE CABELLO, AGENDAR SU CITA CON ANTERIORIDAD.
NO OLVIDE USO DE TAPABOCAS Y GUANTES OBLIGATORIO.
MAS ABAJO DECÍA: "YO ME CUIDO, TU TE CUIDAS"

De ahí en adelante la vida cambió.

Gracias por leer y compartir si te agradó comparte.

By: @ajafelipe07

Historias en tiempos de covid.

17 de Abril de 2020 a las 00:01 2 Reporte Insertar Seguir historia
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Continuará…

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Anjoss Anjoss
Me gustó. Refresante. Admito que mi pensamiento me engañó! jajj
March 31, 2021, 22:50
Proséf Chetai Proséf Chetai
Saludos Andrés. Excelente narrativa. Mantienes la tensión desde inicio hasta el fin. Esperaré el próximo relato. Definitivamente: "es un verdadero cuento". Me queda la duda si ¿"Boutique es sinónimo de peluqueria-Barberia"?, en general digo; no en la narración
April 17, 2020, 13:48
~