erenjaeger2641583263886 @emmaKrychowiak Garcia

Desde Hawái llega una joven y bella aspirante a la academia de Super agencia, su nombre es Sudal, y establecida ya en la residencia junto a sus nuevas seis compañeras, esta vivirá unas cuantas aventuras en errantes y desopilantes situaciones muy fuera de lo común.


Ciencia ficción Sólo para mayores de 18.

#Modelo-Adolescente-Aventura-Heroinas #comedia #PowerTeen
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¿Una princesa viene de Hawái?...

El aire en el parque olía como debía hacerlo un viernes por la tarde, la gente paseaba por allí, se reunía bajo algún árbol sobre una manta tendida sobre el césped y pasaban un grato rato familiar o entre amigos y amigas. Como dije, olía como huelen los viernes. Aquel soberbio y apacible aroma de libertad brindando acceso al fin de semana. Sudal se levantó los lentes de sol apoyándoselos encima de la frente y a su vez se quitó uno de los auriculares para poder escuchar el canturreo de alegres campistas, los anciano frente al estanque alimentando a los patos o los ciclistas que paseaban por la senda que rodeaba el parque... todo sin dejar de escuchar en el oído derecho Roar de Katy Perry. Si, pensó la alegre chiquilla, también se oía como debía oírse un viernes por la tarde... lleno de vida.

Era aquella la vida que vino buscando cuando empacó la mayoría de sus cosas en una maleta que aun traía junto a ella, pues apenas contaba con menos de una hora de abandonar el aeropuerto, y dejar atrás Hawái, su hermosa isla perdida en la nada y sus volcanes de vez en tanto activos, pero no peligroso.


Sudal Leterrier contaba con catorce años al entonces, pero nada más ocho años cuando tanto ella como sus familiares descubrieron que daba el porte. La mocosa de ojos enormes y verdes, a su vez que perlada piel aceitunada, tenía eso que una cría prescindía para ser parte... si, ser parte de Super agencia.



Super agencia ponía ciertos términos y condiciones un poco extravagantes para sus candidatas y si a Sudal se lo preguntaran y es cierto que varias veces se lo a cuestionada, siendo ya de joven muy inteligente amén de linda, ella reconocía que si bien era un honor pertenecer a dicha academia, aquella le parecía bastante xenofoba en sus peticiones de target para ser parte de la misma.


Cuando sus familiares la inscribieron en la academia, Sudal no tardó ni tres días en ser aceptada, pero por su edad al momento, que era ocho febreros, ella todavía no calificaba ni siquiera para ser estudiante de nivel junior, no obstante recibió clases en linea. Eso sería hasta alcanzar los diez febreros de existencia, pero al cumplirlos y como su destreza se había vuelto muy buena, decidieron que siga con las clases en linea hasta que llegue a sus catorce, cuando ya así podría iniciarse y viajar al sitio que Super agencia le otorgue junto a otro grupo de compañeras.


El día llegó y la adorable princesita de la isla se despidió de sus familiares, su chancho Lenis y sus no mas que tres amigas reales y fisicas, aunque si llevando junto a ella a su amiga imaginaria, una bonita hada caprichosa a la que llamaba Belarmise, la cual bebía y fumaba, que eran cosas que a Sudal llamaban la atención pero que jamás podría hacer. En fin, una vez descendió en el aeropuerto, entre un océano de personas de distintas etnias y culturas, el primer dilema que afrontó la cría fue el cambio inoportuno de su maleta, la cual se confundió con la de una señora que venía de un viaje turístico desde Inglaterra pero que viajaba hacia el mismo pueblo al que Super agencia envió a Sudal, o sea el sub pueblo de Botox( Si, así se llamaba el pueblo, o sub pueblo... se llamaba Botox ). Una vez solucionado el dilema y con la señora saludando a la chica con poca alegría, aquella se marchó con parte de su equipaje mientras hablaba por su móvil de manera desinteresada...

- Si, si- Dijo esta entre risotadas- Liberpool nunca cambia, adoro sus bares, pero solo en forma turística. Sabes que soy abstemia y evangelista. No... nada de eso, solo un pequeño problema con las maletas... se intercambiaron con los de una mocosa andrajosa.


- Que mujer tan desagradable, ¿Verdad, Belarmise?- Preguntó la chica y así mismo pareció responderse pues se rió un poco.

Ademas de su maleta, Sudal llevaba consigo un bonito bolso diminuto de marca fendy, el cual para ella era importante porque llevaba ahí su credencial de superagencia, o sea la insignia que la dejaba ingresar a lo que se llama el cuartel de las diosas, así que reitero que para ella era muy importante, ciertamente.

Arrastró su maleta y una vez llegó hasta la escalera mecánica descubrió que podía usar la manija y las rueditas de la maleta

- No es para gritarlo tanto, Belarmise- Pidió mientras frunce el ceño y estira la manija- se que soy un poco boluda, pero también tengo un IQ de noventa y seis, hada hija de puta- Responde apenas sonriendo con verguenza.

Ya en el apartado del estacionamiento, y siendo que Super agencia ni siquiera le alcanzó un transporte, nuestra adorable Sudal Leterrier detuvo un taxi... mas tarde pensó que hubiera sido mejor pedir un Uber, que era mas personal, pero bueno. Levantó el brazo y cuando el taxi se acercó, abrió la portezuela, dejó su precioso bolsito fendy sobre el asiento y fue hasta la cajuela de atrás para depositar su maleta, cuando en ello se acercó la misma mujer de antes, la de la maleta, quien seguía al móvil y mientras hablaba colocó su maleta en la cajuela que Sudal había abierto- Gracias, corazón- le dijo con un tono poco amable, otra vez, y trepandose al auto pidió al chofer llevarla a su destino. Sudal, rabiosa pero tratando de contenerse se acercó a la ventanilla y trabando los dientes dirá

- ¡Oiga, es mi taxi!...

La mujer tapó por un instante la bocina del teléfono, se dirigió al chofér y una vez mas miró a Sudal, diciéndole

- Le pregunté a este amable Vietnamita, y me dijo que era suyo, pequeña...

- Soy Camboyano- Se quejó este, resoplando.

- See, see lo que sea- Respondió aquella, despectivamente- tu solo maneja Jet Lee- y otra vez mirando con una hórrida sonrisa a Sudal, concluyó así- Y tu apártate, Moana, búscate otro taxi.


Cuando el vehículo se marchó nuestra preciosa Sudal se quedó furiosa, no así le surgió una duda- ¿Moana?- Se preguntó- ¿Cómo supo que era Hawaiana?... ¿Que dijiste, Belarmise?- Preguntó, y una vez que el hada le responde, supondremos, ésta comienza a patalear...

- ¡¡¡La puta insignia en el puto bolso- Exclamó la princesa-me lo dejé en el taxi!!!


Las indicaciones del gps en su móvil mostraban que un camino hasta la residencia para ella dispuesta por superagencia no sería demasiado largo, el sub pueblo Botox no estaba mas que a unas cincuenta calles. En fin, caminaría, le molestaba cargar con la puta maleta pero el paseo le sería acogedor, era una tarde maravillosa, cosa que con Belarmise no podía comentar abiertamente porque el hada era una alcoholica de mierda que solo gustaba de la trasnoche y los excesos. Por lo de la credencial, Sudal rogó no tener grandes inconvenientes, pero posiblemente los tendría... Super agencia era una academia, no, mas que eso, era una organización de lo mas poderosa y tal vez hasta rigurosa. Pues bueno, de igual forma ella tenía aquel código que indicaba su credencial en una pulsera de la mano izquierda, en la cual ponía: Sudal:C.8-quinto rango. Eso tal vez sirva, pero no le convencía.


Como observó, la hermosa cría se paró a merced del parque y decidió a pensar, gustosa ciertamente, que el viernes aquel tan soleado olía como un viernes debía oler. Gente en constante movimiento, el brillo del sol contra los espejos en las ventanas de los edificios y los rascacielos al otro lado de la avenida y la sombra temprana en la pequeña Italia, aquella ciudadela tan pintoresca y alegre.

Paseando por el estanque, nuestra alegre y bonita princesa Hawayiana decidió tomarse una selfi, y lo hizo, pero luego quiso una en la que se viera todo el estanque, así que pidió a uno de los abuelos que estaban en una de las bancas si no le tomaba la foto, a lo cual uno de estos accedió gustoso, pero ni bien le coge el móvil éste echa a correr... y si que corría como si no fuera un abuelo.

- ¡Héy, viejo, mi móvil!- Gritó la asaltada- ¡Es un Iphone y tiene activo el código de reconocimiento facial!- Trató de aclararle en un grito, pero aquel viejo gritó desde lejos- Dudo que lo hayas hecho, casi nadie lo hace!...

Encorvándose y achicando los hombros una desahuciada Sudal se apenó- Pues... si, tiene razón el maldito- Musitó casi sollozante. Después miró al otro par de abuelos que estaban en la banca, y que habían visto todo, y les preguntó

- Oigan, ¿Ese era amigo de ustedes?...

Los viejos se reían un poco y uno dice- Ni lo conocía...

- Yo si- dice el otro, no menos alegre en su risita- es un ratero que roba a turistas estúpidos- Explica y así los dos comienzan a reírse mas fuerte.

- Viejos putos- Reniega la pendeja y se pega la vuelta para dirigirse hacia un sitio de control policial... a todo ello seguía cargando su maleta, lo cual era una molestia. En una de las esquinas un policía bastante alto, con tremendo bigote y lentes negros se encontraba monitoreando el transito y desviando los vehículos porque al otro lado de la calle, junto a la siguiente avenida, se estaba llevando al cabo la marcha del orgullo gay, que se extendería hasta el día próximo, que era el segundo sábado de noviembre. El tremendo policía alertaba a los automovilistas con un altavoz, a la vez que insultaba a los de la marcha y los llamaba degenerados inmundos...

- No se acerquen aquí- Pedía a los gritos- no pasen por aquí si no quieren contagiarse de la peste rosa. Asquerosos degenerados...


Sudal se acercó hasta este y le pidió ayuda, aunque la verdad no tenía mucho por hacer, y decirle que un viejo que apenas podía moverse le robó el móvil para entonces correr como el condenado Usaín Bolt no es que no fuera creíble, pero tampoco era un crimen aterrador, y es que el desinteresado policía le dijo lo siguiente

- Mira, princesita, soy un oficial muy enterado en mi labor y nadie comete un crimen frente a mi- Hace una pausa y mirando hacia donde se llevaba al cabo la marcha del orgullo, continúa gritando por el altavoz lo siguiente- Excepto por la manifestación de esos malditos degenerados, pequeña. Pero eso es por la maldita burocracia de una alcaldesa que tenemos y que es una temerosa de la mano dura de la ley. Maldita alcaldesa que tenemos y la maldita burocracia que nos gobierna. La democracia no funciona, niña...

Tras darse cuenta de que seguía gritando por el aparato, este lo apaga con una expresión algo avergonzada- Lo siento, primor- Pide disculpas y así añade- pero solo actúo si el crimen se materializa frente a mis ojos, además- Agrega- no hiciste la denuncia, por tal que no me compete. Solo estoy a cargo del transito.

Sudal, desconcertada, se aleja un poco y cruza la calle con la mirada por el suelo, de manera que un bocinázo la alerta de golpe y debe esquivar uno y dos autos; los insultos de los conductores se alejan a toda marcha y la chiquilla alcanza la otra vereda dando de patadas a la nada y con los puños apretados, rabiosa por la situación. Ya un poco mas calmada y escuchando en su interior el como Belarmise se burlaba de ella, Sudal Leterrier, la hermosa Hawaiana nueva en la gran ciudad, encuentra cierta calma interior al escuchar a lo lejos el bullicio alegre de la marcha del orgullo, sus coloridos festejos y sus enormes muñecos alegóricos desplazarse por lo alto junto a los rascacielos.

Pero la paz le duró poco, pues mirando hacia allí desconcentrada, se había atravesado en la bicisenda, de manera que un chico que venía en bicicleta por esta debió hacer un giro atolondrado y rápido para esquivarla, lo cual termina con el pobrecillo estampándose contra un semáforo y cayendo sin remedio contra un conjunto de tachos de basura en dicha esquina. Algunos automovilistas se burlaban de él y le arrojaban cosas.

Preocupada, Sudal se alcanzó las manos a la boca y, avergonzada, se apuró hacia donde este, ayudándolo a levantarse- Lo siento, no quise... perdón no quise- Rogó acomplejada- Perdón, lo siento- dice y repite mientras lo ayuda.

Aquel pobre chico era un flaco sumamente desgarbado, vestía una musculosa con el emblema del equipo de la ciudad y por fortuna llevaba rodilleras y un casco, de manera que el golpe le fue leve.

- Descuida, está bien- dijo este tras verla de verdad muy preocupada por su situación- No te preocupes- Le pidió con bastante amabilidad- Sufro de estos accidentes a menudo, y casi siempre es por esquivar gatos y perritos en la calle- Y mientras dice aquello no logra evitar el quedar obnubilado y perdido por los hermosos ojos verdes de Sudal, de manera que su habla entorpece admisiblemente- y... este... bueno, casi siempre son gatos y perritos en la calle... nunca una chica tan linda y... ¡Ay, perdón, no quise ser atrevido!- Exclama y se disculpa al instante, preocupado y con verguenza. Baja un poco la mirada, con verguenza, como dije, y reitera- Lo siento... de seguro te parecí muy atrevido en mi observación.

A su vez, Sudal también se había perdido en la mirada de aquel chico, el cual tenía unos muy bonitos ojos negros intensos que a la chica no dejaban de atrapar. No era lindo, es cierto, y una vez se quitó el casco mostró llevar un feo corte de cabello en forma de taza... pero fuera de ello contaba con ese gramo de ternura que le daba la forma de expresarse con verguenza y su mirada. Además habló de perros y gatos, y eso gustó bastante a Sudal, de manera que ella también, por un instante, se quedó estancada y perdida en aquella mirada compartida...

Y el momento se esfumó cuando ambos notaron lo estúpidos que podían estarse viendo, y sí, así era, se veían como dos tontos pendejos en una película de comedia adolescente hogareña.

- Lo siento- Pidió disculpas ella una vez mas mientras le ayuda a ponerse en pie, a lo que él apresura y dice- No, por favor, ni lo digas... debí ser mas cuidadoso.

- No, claro que no- Sigue ella- Fui yo quien se atravesó en el paso y...

- No, de verdad, ni lo digas- Insistió él, y al cabo de un rato los dos hicieron silencio, se miraron y empezaron a reírse.




11 de Abril de 2020 a las 21:56 0 Reporte Insertar Seguir historia
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