0
4.0mil VISITAS
Completado
tiempo de lectura
AA Compartir

Rumbo a Moscú

Creo que hoy es el día más adecuado, el que tanto espere para comenzar a escribir.
El día ha sido muy lluvioso, es lógico estamos en junio y siempre llueve mucho, por la mañana un día muy singular como siempre levantarse y ver a los animales que van mi gato Salen, corre siempre como loco de Limi, mi otro gato, el perro en el patio Juega y la lora Loli lo llama y canta habla mucho talvez más que yo. Siempre he pensado que cuando yo muera mis hijos tengan algo que leer que les explique talvez cosas que ellos no lograron entender, cosas que talvez yo no me atreví a explicarles o decir, las madres muchas veces callamos tantas cosas, bueno hijos hoy leerán y entenderán muchas cosas, eso espero.

No sé por donde empezar, pero bien iniciaré por la mitad de mi vida. En el año de 1983, ese es el año que marca grandes cambios en mi vida, tenía 20 años cuando viaje a realizar estudios universitarios a la U.R.S.S. En ese entonces, ahora 15 repúblicas todas independientes de esto ustedes saben más que yo. Bueno después de lograr la beca que tanto quería me marché a estudiar por largos 7 años la carrera de medicina, hoy no les hablaré de que como lo hice en la primera parte de este libro lo encontraran., quise comenzar acá por que me parece la parte que más impacto ha tenido en mi vida. Bueno viaje un 13 de agosto del año 1983 a Moscú en ese entonces capital de la UNIÓN DE REPÚBLICAS SOCIALISTAS. El viaje toda una aventura, nunca había viajado en avión, pero ahí estaba en la primera fila para abordar con solo una maleta y ni un solo peso en la bolsa, o dólares, mi situación era tan difícil que con costo logre comprar algunas cosas. Salimos de Managua en aquel entonces el aeropuerto se llamaba AUGUSTO CÉSAR SANDINO, me acompañaron mi hermana, una vecina, una amiga de mi mamá, su hijo viajaba conmigo. Nos despedimos y ahí iba yo con muchas ilusiones, me senté junto a la ventana y recordaba el chiste de Escuela para todos de una persona que le tenía miedo a los aviones y se había sentado junto a la ventana y miró y vio un hormiguero y pensó que habían levantado vuelo y esas eran personas.


El avión partió en su horario acostumbrado 365 pasajeros todos a estudiar, de todos los que viajamos algunos volverían, otros no, algunos terminarían otros serían un fracaso, esa no era mi meta, la mía regresar con un título universitario y hablando otro idioma. El vuelo para mí era algo desconocido, pero nada que me inspirara miedo, de Managua viajamos a Cuba en ese trayecto la mayoría lloraba, otros cantaban. Las azafatas muy amables nos atendían, corrían de acá allá, se escuchaba cantos revolucionarios en el avión, junto a mí viajaba Frank y Zoila a ella la conocí en ese momento, pero todos en ese avión éramos como hermanos, nos ayudamos, nos dábamos ánimos. Al aterrizar en Cuba nos recogió un bus del aeropuerto, nos trasladó a las instalaciones del aeropuerto, recuerdo que ahí ese día nos esperaba Fidel Castro, él le daba la bienvenida a los jóvenes revolucionarios nicaragüenses. Mi mente no recuerda muy bien cómo fue eso. De ahí de Cuba viajaban más estudiantes cubanos. Salimos de Cuba después de unas horas de escalas, se sentía el calor, es muy caliente La Habana, ahí empezaba nuestro verdadero viaje, 7 horas por el océano Atlántico, las aeromozas se dirigieron a nosotros para explicar el uso de los salvavidas, nosotros estábamos en la primera fila y la aeromoza junto a nosotros explicaba, el sitio donde estaban los salvavidas, etc. Pero cuál fue la sorpresa la mayoría de los estudiantes que viajaban, entendieron que tenían que usar los salvavidas y los inflaron, eso fue un desastre las pobres aeromozas tuvieron que correr como locas a guardar nuevamente los salvavidas, en sus caras se miraba disgusto, pero que hacer éramos 365 nicas que viajábamos por primera vez, la demás trayectoria del vuelo transcurrió normal. Solo las turbulencias, nos molestan de vez en cuando pero nada grave, algunos se empezaron a sentir mal, hasta los cantantes habían callado. Llegamos a Irlanda en el aeropuerto de Shannon ahí el avión se detenía cargaba combustible y hacía cambio de tripulación, bajamos del avión, el paisaje bellísimo estaba verde todo se miraban algunas ovejas correr por allá y acá, era una belleza, no me cansaba de ver todo aquello, en el aeropuerto había una tienda, pero lo raro no había un solo vendedor, todo en dólares yo que hacía ahí? no tenía ni un solo dólar así que me dedique a ver como los demás compraban. Mis amigos me preguntaban que si no compraría algo? les explique que no traía dinero, ellos no lo podían creer, en un viaje tan largo sin un dólar en la bolsa. Pero bien solo yo sabía mi gran sacrificio y los grandes deseos que tenía de estudiar, yo iba ahí para estudiar no de compras ni de paseo. Ahí les paso la segunda experiencia, mis compañeros, no vieron a nadie en la tienda entonces pensaron que talvez eran artículos para el público y empezaron a tomarlos. Cuando por altavoces les comunican en 3 idiomas que pronto una persona llegara a atenderlos. Eso fue divertido la tienda estaba sola pero tenía cámaras por todos lados, así que de ahora en adelante los nicas no tocarían nada.

De ahí salimos a Moscú, por fin la capital, lo máximo, en aquel entonces el mundo estaba dividido en dos bloques el socialista y capitalista y Moscú era la capital del bloque socialista. Llegamos a las 9 pm a Moscú, a la salida del avión había unos jóvenes rusos,uno a cada lado de la manga de salida del avión, las muchachas se dedicaban a molestarlos, los enamoraban, les enviaban besos, algunas les cerraban el ojo, yo miraba como los pobres soldados cambiaban de color, pasamos los controles de aduana y recuerdo que el oficial me volvió a preguntar que cuánto dinero llevaba?yo le dije que nada, me miro con mucho asombro. Salimos a la sala del aeropuerto,ahí nos esperaba el agregado cultural de la embajada de Nicaragua y el embajador, nos dieron la bienvenida y nos acompañaron hasta que llegó un autobús a recogernos, yo recuerdo que pregunte que hora tienen? Al saber la hora y ver afuera tan claro como una tarde acá en Nicaragua, yo calculaba las 5 pm pero me explicaron que allá en verano el sol se pone más tarde. Me pareció fantástico. No lo podía creer 10 pm, al igual que estar ahí, para mí un sueño hecho realidad. Nos enviaron en varios buses. Durante todo el camino yo no deje de ver por la ventanilla aquellas calles inmensas, los edificios, la gente todo era diferente, no entendía ni un solo rótulo, pero no, ahí estaba yo, viajando con todos esos muchachos llenos de tantas ilusiones, el viaje fue largo en unas horas llegamos a una residencia estudiantil, otros a Hoteles, nos esperaban estudiantes de años superiores de Nicaragua y rusos del KOMSOMOL, el equivalente a la organización juvenil, de nicaragua Juventud Sandinista 19 de julio. Nos entregaron un cuarto ahí dormiremos 4 jóvenes, los varones a los pisos superiores y las muchachas en el primer piso. Recuerdo que algunas de ellas lloraban, unas por los novios,otras por sus familias, yo no llore. Por la tarde, uno de los estudiantes superiores nos invitó a salir, yo no sabía que decir no tenía dinero y me daba pena que todo mundo se enterara. Pero mi amiga lo sabía y me invitó, salimos tarde de la residencia, nos dirigimos a una estación de bus, de ahí nos dirigimos a la estación del metro, era la primera vez que estaría en algo así, nunca antes había salido de mi pueblo, solo a las otras ciudades y eran de igual tamaño a la mía. Moscú era un monstruo, grande, gigantesco,con no sé cuántos millones de habitantes, el metro fue algo que me causó gran impacto. El amigo Nicaragüense pagaba, nosotros pensábamos, debe de tener mucho dinero, pero él, después nos explicó que el costo del pasaje era muy barato en aquella época, 5º centavos de rublo. Queríamos conocer la Plaza Roja, es el monumento más importante del país, salimos del metro directo a la Plaza Roja, ahí estaba yo, frente al mausoleo de Lenin, frente al KREMLIN, tal como lo había visto en aquel libro, que mire antes de mi viaje desde mi casa donde soñaba con estar ahí. Recuerdo miraba una revista y observaba la Plaza Roja y decía exactamente en este lugar quiero estar y señalaba y ahí estaba un sueño hecho realidad, paseamos por la plaza roja mucha gente, extranjera había; después fuimos a conocer el parque Pushkin, yo no sé si han escuchado una canción famosa Natalie, esa canción habla de ese parque y de una cafetería, pues ahí fuimos a tomar café con leche. Era fantástico, la noche corría y nosotros ahí caminando por el parque Pushkin, regresamos tarde, se me olvidaba comentarles que como buena nicaragüense le tenía terror a las escaleras eléctricas del metro. Mi amigo Benito se la paso en todo el recorrido cuidándome que no me fuese a caer y se reían de mí, de él les hablaré más tarde. Regresamos tarde y quedamos de salir al siguiente día a hacer otro recorrido por la noche. Llegó un nuevo día en Moscú, nos indicaron el lugar donde desayunábamos, el horario, todo era gratis, que les parece, todo, no tenía que pagar nada, ven no necesitaba dinero, era como dicen ahora todo incluido. A la salida de la residencia había otros extranjeros de Vietnam, africanos, árabes, etc. Yo me comunique con ellos con mi poco inglés, logre hacerme amiga de unos vietnamitas. Me regalaron pan de Vietnam, yo recuerdo que llevaba un pinol y unas galletas saladitas, nos dirigimos al comedor, era grande limpio, muchas mesas y bonito había una cola para servirse la comida tipo buffet, fui tomé mi bandeja y empecé la fila, no entendía nada, me sirvieron muchas cosas, pero recuerdo que lo que más me llamó la atención fue las manzanas, jugos y una especie de torta negra. Me dirigí a la mesa y miré que la mayoría de los estudiantes que recién llegábamos no comían nada, pensé, mañosos. Pero cuando quise comer también no podía, la comida me pareció fea y entonces pensé comer la torta de chocolate y cuál es mi sorpresa, que no era torta, era pan negro, tiene sabor agridulce y se utiliza para acompañar las comidas, así que ahí estaba yo también sin comer. Me tomé el jugo y recordé que los vietnamitas me habían regalado un pan, eso sería mi salvación. Después del desayuno nos reunieron para darnos las ubicaciones de cada uno de nosotros, también se miraría la posibilidad de cambio de carreras, yo en ese momento pensé en cambiarla, nos reunimos en un salón grande y al fondo de este la imagen de Lenin. El encargado de asuntos culturales de la embajada nos explicó que se sentían orgullosos de nosotros, que del grupo irían 5 a estudiar a la mejor universidad del país, la Lomonosov, ahí solo estudian los que serán científicos. Los presentaron eran 3 varones y 2 mujeres, todos estudiaron carreras que tenían que ver mucho con la matemática, física y biología. Un joven se acercó a mí y me dijo que si quería con el cambiar la carrera, él estudiaría ingeniería atómica. Pero yo nunca fui amante de la química y física, así que dije que no. Nos dieron la república a la que iríamos, a mi Ucrania ciudad Vinitza, tendría que viajar 22 horas en tren de Moscú, ese día mi grupo se deshizo, a todas nos enviaban a diferentes lugares, mi amigo Benito, Zoila, Frank, bueno que hacer sabíamos que eso pasaría, estábamos preparados. Después de la reunión se nos llevó a un chequeo médico en el primer piso, había un consultorio y atendían dos médicos ruso, un intérprete, había dos colas grandes, uno a uno pasábamos y bueno, lo bonito fue el primer varón que paso, salio muy asustado contando que lo habían desnudado y revisado bien y le habían preguntado que si fumaba? que si se drogaba? etc. Y que le habían hecho un examen rectal, los demás varones estaban nerviosos, comenzaron a hacer bromas al que salía le decían recogiste el jabón? por lo de la película Alcatraz, donde un preso le dice a otro que recoja el jabón y lo viola. A nosotros no era que nos iría mejor, nos revisaba un ginecólogo, una a una, primera vez, que lo haría, nos revisaron las manos buscando marcas de agujas y miraban que no estuviéramos embarazadas.
Por la noche nuestro amigo nos llegó a recoger para salir, caminamos por unas calles con árboles de manzanas rojas, verdes, uno de nuestro amigo quería cortar manzanas y nos dijeron que era prohibido, después fuimos a conocer la universidad Lomonosov, inmensa imponente, muy bella, caminamos mucho siempre preguntando, mi amigo trataba de darnos ánimo y ayudarnos en lo que podía.

29 de Abril de 2020 a las 03:00 0 Reporte Insertar Seguir historia
0
Leer el siguiente capítulo Hacia Ucrania, Vinitza.

Comenta algo

Publica!
No hay comentarios aún. ¡Conviértete en el primero en decir algo!
~

¿Estás disfrutando la lectura?

¡Hey! Todavía hay 15 otros capítulos en esta historia.
Para seguir leyendo, por favor regístrate o inicia sesión. ¡Gratis!

Ingresa con Facebook Ingresa con Twitter

o usa la forma tradicional de iniciar sesión