g-jeon G. Jeon

Tres… Ven a mí, te estoy llamando. Dos… ¿Responderte? No estoy obligado. Uno… Entonces digo no. Cero… pues yo digo sí.


Ficción adolescente Todo público.

#demonio #angeles #amor #destino #trato #invocacion
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prologo

El anatema fue firmado en esta misma fecha, pero hace 1567 años. Muevo el líquido ámbar que descansa en el fondo del vaso, no tengo ganas de ceder a los espíritus que me exigen satisfacer sus necesidades.

¡Cállense o los encierro! — Mastico las palabras en el interior de mi mente; no quiero, ni tengo ganas de andar engatusando personas. Y pensar que en un principio este vasto de gentío me pareció seductor e interesante.

Escupo a un costado.

El viejo barbudo me observa hosco, pero, se ha dado por vencido de tanto provocarme, ya no le quedan huesos para romperle.

Dejo el trago y me retiro pasada la medianoche. Camino por una calle despoblada de gente, son las 02:30hs de la madrugada, a esta hora los brujos, hechiceros o adicto a lo oscuro ejercen tratos con ignorantes por una vida mejor.

Imbéciles, y yo tan iluso creyendo que era una raza inteligente, y pensar que nos preocuparon a todos nosotros por una especie que nos superaría.

Río en la oscuridad, mañana tengo que reunirme con el maestro del arte de la seducción, es al único que he encontrado, pero el muy maldito no quiere formar parte de la Élite.

—Solo una década…—

Que trato más absurdo, estos muy a la luz no se dejan ver.

Observo un recordatorio, Runia está esperando por mí; decido dejarla aguardando como siempre e ir mañana.

Las voces del trato, ventanas de rendición abomban mi mente, muevo mis dedos en una danza que los humanos no podrían ni aunque buscaran en secreto en esas absurdas aplicaciones, ejecutar.

Una especie de cristal se eleva como pared de ladrillos a cada lado de mi mente.

Coloco mis dedos en las presillas de mi jean, llego a la puerta del edificio y antes de tener que cruzarme con el amable del portero en turno, golpeo las suelas de mis zapatos y de un salto llego a la azotea.

En la oscuridad cojo una cerveza de la nevera, salgo al barandal y observo como se cierran y ejecutan tratos; le propino fondo blanco, el viento se balancea con la fuerza de la venganza, los mechones de mi cabello se dejan llevar.

—¡Mierda! — Vuelvo y sin tantear ejecuto mi visión nocturna. La única navaja que espera por mí, corta mis mechones y esta vez al menos no se pierden en el interior de mi boca.

Oigo la puerta de red y caña golpearse al abrirse.

—Tendría que haberte revocado los poderes— Acaricio mi cabello y cierro los ojos.

—¿Cuantas veces tengo que recordarte que soy una dama? — Se acerca y cruza sus piernas dejando caer su peso contra el muro.

—Eres la tonta que no tiene presente que no soy un caballero— Me vuelvo y solo le dedico un segundo. —Mis ojos solo se posan en criaturas dignas de destruir—

—Me siento halagada—

—¿Podrías no leerme?— Aprieto su muñeca y la suelto en cuanto su rostro se contrae del dolor.

—Está en la tierra, la luna descendió en la medalla del reloj— Se soba.

—Nunca tuve oportunidad de encontrarlo— Reclamo frustrado, creo que no bebí lo suficiente como para soportar esto.

—Siempre lo tuviste frente a tus narices, pero tu ego te cegó— Se ríe.

—Runia…— La llamo antes de que se esfume en la espesura de la noche.

—No diré lo que anhelas, porque no tengo ganas—

—¡Vete al diablo! — Lanzo la botella y se estrella junto a sus pies.

—Dale mis saludos— Se inclina.

—¿Donde? — Le doy la espalda, pero aún no se ha marchado, es muy claro que disfruta de mi necesidad.

—Busca 10.000.000 y una niña—

—¿Un trato? —

Me vuelvo y la observo, está levitando a unos metros del suelo.

Tres… Ven a mí, te estoy llamando.

Dos… ¿Responderte? No estoy obligado.

Uno… Entonces digo no.

Cero… Pues yo digo sí.

—¡Runia! — La llamo pero solo su sonrisa siniestra queda en el aire.

5 de Abril de 2020 a las 14:50 0 Reporte Insertar Seguir historia
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