A él no le gusta estar solo. Me lo confesó la primera vez que habló conmigo, tiene compañeros, pero son como él, bueno, son criaturas parecidas, pero no tan inteligentes como nosotros, y él quiere algo como nosotros.
—No te preocupes, esto no va a tardar demasiado. –El sujeto sentado en la silla, atado de pies y manos, amordazado, sudaba en exceso, se movía compulsivamente, quería zafarse. Me acerqué a él. –Deja de hacer eso, te vas a lastimar, no quiero que lo hagas. Por eso tengo que ponerles calmantes a las personas, se ponen muy agresivas, se desesperan, no quiero que te hagas daño. –Sus ojos reflejaba súplica, querían que esto fuese un sueño, querían borrar las últimas decisiones y las últimas horas.
Esta vez sí me estaba costando entregar al nuevo miembro, había algo en mí que decía que lo dejara libre, que después de todo él parecía estar feliz en este mundo, no necesitar de otro lugar. Me agaché frente a él. –Yo no quiero hacerte daño, pero esto es necesario, es parte del proceso para que llegues al otro sitio, tienes que dejar aquí lo que no necesitarás allá. Allá no necesitas tu sangre o cuerpo. –Movió la cabeza negando aterrado. –Ya vengo. –Entré al cuarto, aquel donde antes dormía Señora, me paré frente al espejo. –¿Estás ahí? Sé que estás ahí. Él no quiere irse, no quiere ser nuestro amigo. –Ya, ahí estaba, había regresado conmigo. Detrás de él estaba algo que me había regalado para mostrarme que realmente era mi amigo: Señora atada en una silla, ella también lloraba; sonreí y la saludé.
Regresé a ver al nuevo miembro, suspiré, pues tenía que darle malas noticias, no sabría apreciar que ahora se le estaba entregando una nueva existencia, que iría a un sitio donde conocerá todo aquello que aquí es ocultado. No, mejor no le diría nada.
Rojo, ahora el suelo del cuarto de Señora se teñía de rojo, iba al espejo y se adentraba en él. Le gusta, sí, le gusta tomar esa parte de otros y hacerlo de él, ahora son uno mismo, son sus hijos. Yo no seré nunca su hija, yo seré su compañera, seré su aliada, tendré el honor de descubrir todo aquello que en este mundo siempre será misterio; para mí ya no lo es, está muy claro el camino que le sigue a esta existencia.
El doctor dice que estoy enferma, que con el tratamiento y mi esfuerzo podré salir de aquí, en muchos años, pero que podré recuperar mi vida. ¡Qué tonto! Yo no quiero salir de aquí, porque él me acompañó. Él dijo que no me abandonaría; es la primera vez que alguien me acepta como soy, me invita a hacer cosas, me da ideas, me ayuda a ser una buena cosa, la cosa que quiero ser. El doctor dice que sonrío porque no acepto lo que sucede, aquí nadie acepta lo que sucede y queremos conseguir un mejor mundo, uno donde podamos ser lo que somos realmente. Todos dicen que vemos cosas que no existen. Vemos lo que ellos no tienen el privilegio de ver, somos los elegidos.
Hay algo mejor, aquí hay muchos como yo… y él tendrá más amigos y esos amigos y yo vamos a ayudarle a que encuentre nuevos amigos. Y nos llevará con él a ese lugar oscuro, donde nadie verá lo imperfectos que somos, a ese lugar donde nadie podrá juzgarnos por lo que pensamos, porque ahí todos saben que somos bestias curiosas. Todavía hay más presentes por ir con él, cuando lleguemos a ese sitio, jamás podrán volver a culparnos de crímenes o actos atroces (algo así dijeron, y más, cosas incomprensibles, según ellos. ¡Bla! ¡Estúpidos! Ellos no comprenden muchas cosas), porque ya no existimos… aquí, en su tan amada realidad… pero ahí estamos, en busca de compañía, queremos compañía, ¿quieres ser su amigo?
Gracias por leer!
Podemos mantener a Inkspired gratis al mostrar publicidad a nuestras visitas. Por favor, apóyanos poniendo en “lista blanca” o desactivando tu AdBlocker (bloqueador de publicidad).
Después de hacerlo, por favor recarga el sitio web para continuar utilizando Inkspired normalmente.