daikiaki Daiki Aki

Existen dos Yuris en la misma ciudad: - Uno responsable, tranquilo y tímido. El otro desafiante, orgulloso y extrovertido - Uno quiere capturar criminales para dejarlos en manos de la justicia. El otro hacer justicia con sus propias manos. ¿Cuál de los Yuris será cual? *Los personajes no me pertenecen. *La historia es completamente mía. Daiki★Aki Esta historia fue creada y publicada por primera vez en Wattpad el: 16/12/2017 **Recuerden que pueden unirse al grupo de Facebook "Daiki no sekai" en caso de que quieran notificaciones sobre actualizaciones o nuevas historias**


Fanfiction Anime/Manga Sólo para mayores de 21 (adultos).

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ONE

༻༺Yuuri Katsuki༻༺

Yuuri iba a la universidad, era un chico normal con aspiraciones normales o al menos eso es lo que daba a creer a todo. Solía ser muy tímido y tranquilo, bueno en los estudios y el primero en todas sus materias. Sus lentes de marco azul hacían ver su rostro más redondo de lo que era, dando la impresión de que estaba un poco pasado de peso; tenía el cabello negro y ojos de un marrón muy extraño, casi rojizo, pero nadie lo notaba por ser tan callado e introvertido. Su vida lo llevaba a ser de esa manera, pasar desapercibido era una manera de cuidarse de las personas que quisieran hacerle daño o simplemente molestarlo por diversión.

Era huérfano y vivía desde los catorce años con un hombre cinco años mayor que él. A pesar de su poca diferencia de edad, Víctor Nikiforov fue el tutor de Yuuri hasta que éste cumplió la mayoría de edad, al tener una fortuna heredada de su familia le fue fácil obtener la custodia de Yuuri diciendo que no quería ser su padre, que solo tenía intención de apadrinarlo hasta que el pudiese valerse por sí mismo.

Víctor era una persona elegante, bastante alto, de llamativos ojos azules y cabello plateado. Sabía lidiar bien con las personas y captar la atención de estas, cosa que le gustaba hacer y le salía de manera natural.

Al adquirir la tutela de Yuuri cuando este tenía solo catorce años, no tuvo que preocuparse de muchas cosas ya que el menor era lo suficientemente grande como para hacer las cosas por si mismo mientras tuviese comida y un techo sobre su cabeza. El azabache le estaba eternamente agradecido a Víctor por cuidarlo y enseñarle todo lo que sabía, lo que le había ayudado a ser quien era hoy en día.

Bienvenido a casa Yuuri —saludó con su acento ruso bastante marcado y alargando las “u” más de lo necesario.

Vitya ¿No tenías una reunión hoy? —le respondió sonriendo al entrar en la mansión Nikiforov.

Oh, me aburrí así que me escapé—dijo con su habitual sonrisa en forma de corazón— para eso están los asistentes, para encargarse de las partes aburridas.

Yuuri solo negó con la cabeza divertido, era habitual que Víctor escapara de sus obligaciones cuando se le tornaban tediosas. Avanzó unos pasos más, adentrándose en el lugar— iré a mi habitación, hay cosas que tengo que hacer antes de la noche.

—Entiendo, recuerda tener cuidado —el tono en que lo dijo no era preocupado, más bien era un simple recordatorio. Víctor creía en Yuuri y en sus habilidades, después de todo, él le había enseñado todo lo que sabía.

El azabache se encerró en su habitación y partió haciendo sus deberes, no podía dejar trabajos atrasados para la universidad menos cuando en las noches debía dedicarle tiempo a otras cosas más importantes. Él estaba enfocado en hacer un mundo mejor para el futuro, un mundo donde hubiese justicia y los criminales fuesen capturados en el acto, pero para eso no podía esperar a que alguien más lo hiciera. Su padre siempre le decía “si algo sale mal mejor hazlo tu mismo” y eso es lo que Yuuri haría, capturaría criminales el mismo si era necesario.

Si bien el era un muchacho tímido, tenía otra faceta, una oculta que solo Víctor conocía y le había ayudado a formar. En las noches se disfrazaba y se ponía un antifaz, perseguía criminales con el único pensamiento de crear un lugar mejor. No tenía superpoderes o algo por el estilo, solo disponía del dinero suficiente para poder comprar armas y otros “cachivaches”, como les decía Vitya, que le servían para cumplir con su labor. Víctor sabía defensa personal, así que fue su instructor desde que comenzó a vivir con él, cayendo varias veces y quedando con más heridas que aprendizaje en varias ocasiones, pero con el pasar de los años había adquirido experiencia y no se arrepentía de nada.

Si bien no podía usar sus habilidades con los bravucones de la universidad, si podía usarlas en las noches cuando salía a ayudar a la policía con los criminales que ellos no lograban atrapar primero. Se sentía bien ser otra persona, se sentía bien ser eros en la noche.

Yuuri tenía una radio que estaba conectada a la señal policiaca, una compra hecha por Víctor para él, así que podía escuchar todo lo que ocurría y con la intención de poder actuar con rapidez, se mantenía vestido esperando alguna “misión” que atender en la noche.

En el radio escuchó de un asalto a mano armada, así que se dispuso a marcharse. Se acercaría al lugar en auto para luego seguir a pie, con el gancho que tenía para colgarse se le hacía fácil avanzar por los edificios. Se sentía como el hombre araña.


༻༺Yuri Plisetsky༻༺

Yuri, un joven rubio de feroces e intimidantes ojos verdes, alto y con el cabello hasta los hombros. El rubio tenía muy mal carácter y odiaba al mundo, la única persona que lo cuido desde pequeño fue su madre quien era policía y murió en cumplimiento del deber. El era muy pequeño para recordarla, solo sabía que esa mujer era demasiado buena en su trabajo, considerada un héroe por las personas que la conocieron, muriendo al intentar proteger a unos pequeños en un tiroteo.

Yuri tuvo que ser criado y cuidado por su abuelo materno, él le enseñó muchas cosas que le servían hoy para su vida diaria, ya que el también fue policía. Una familia de personas que protegen la ley, gracias a esa estupidez su madre había terminado muerta.

El rubio asistía a la universidad, solo tenía un amigo pero no por falta de popularidad sino que era demasiado hostil con la gente que intentaba acercársele demasiado, podía ver las intenciones de los otros a leguas. Era bien parecido y lo sabía, las chicas se acercaban con la intención de tener pareja y los chicos queriendo que él les presentara lindas mujeres con las cuales salir. No estaba para estupideces, tenía cosas más importantes que hacer con su vida.

Odiaba al mundo por quitarle a su madre y a la justicia porque aquel criminal que le disparó salió de prisión al poco tiempo, no había justicia en el mundo.

¡Ya llegué, abuelo! —gritó el rubio al ingresar a la casa. Al no recibir respuesta decidió seguir el delicioso olor que emanaba de la cocina encontrándose inmediatamente con quien buscaba y sonriendo al instante al encontrarlo.

¡Oh! Yuratchka, no te escuche llegar —dijo el anciano al voltear hacia la puerta con una bandeja llena de sus deliciosos piroshkis—preparéesto para ti, te esfuerzas mucho en los estudios así que te mereces algo delicioso de vez en cuando.

Yuri se acercó para tomar unos paños y agarrar la bandeja— no tenías que molestarte, abuelo.

—No me molesta, después de todo hasta te desvelada estudiando —esas palabras tomaron por sorpresa al rubio poniéndolo nervioso. Si hacía algo en las noches, pero no era estudiar.

Ah sí… ¿Por qué no nos sentamos a comer ahora? —dejó la bandeja en la mesa del comedor y le pidió a su abuelo que se sentara para ir a buscar platos para cada uno.

Comieron amenamente, conversaron sobre sus días mientras entremedio salía uno que otro recuerdo sobre la vida de su abuelo cuando era más joven o historias de su madre que nunca se cansaría de escuchar. Momento más tardes Yuri levantó la mesa y lavó los trastes, su abuelo siempre hacía mucho por él, antes y ahora, así que lo mínimo que podía hacer eran las labores del hogar y trabajar los fines de semana con tal de conseguir dinero extra para sus estudios y para lo que necesitaba cuando salía a sus “rondas nocturnas” en busca de criminales.

El secreto mejor guardado de Yuri era que salía en las noches con un traje y un antifaz a atrapar criminales. El único que sabía lo que hacía era su mejor amigo, Otabek, quien era un cadete a prueba en la policía local. Beka le informaba todo lo que debía saber sobre lo que ocurría en la noche, así podía llegar justo a tiempo al lugar para atrapar a esa basura que solo sabía irse por el camino fácil.

Otabek no estaba muy de acuerdo con todo esto, pensaba que era peligroso y que estaba mal que arriesgara su vida, pero no podía darle la espalda, después de todo si el rubio no conseguía la información de él, la conseguiría de otro lado, así que era mucho mejor que él se la diera para saber donde andaba.

Esa noche como siempre, Yuri recibió un mensaje de su amigo:

<<Hubo un ataque en xxxxxxx hace unos minutos>>

Ya estaba listo y vestido para salir, como todas las noches iba a ser ágape, así que se escapó por la ventana como era habitual. Su abuelo dormía tranquilamente y al estar viejito su sueño era pesado, creía que Yuri estudiaba toda la noche por lo que no se preocupaba. El rubio salió por la ventana llegando hasta su motocicleta estacionada en la calle, la hizo andar y emprendió su pequeño viaje hasta el lugar del acontecimiento. Debía ser rápido en llegar así que aceleró lo más que pudo.


༻༺༻༺༻༺༻༺

Era tarde en la noche, un asalto a mano armada se dio lugar en una ciudad bastante concurrida, el criminal había matado a un padre de familia con tal de poder quitarle todo lo que este se negaba a entregar. El hombre encapuchado corría por las calles intentado escapar de la policía que había logrado llegar al lugar antes de que pudiese echar a correr, estaba asustado y desesperado así que se metió por un callejón. Grave error.

Al parecer hoy no es tu día de suerte —dijo una voz sobre él, miro hacia arriba y no pudo ver nada por la obscuridad del lugar— ¿Ahora tienes miedo? —preguntó en un tono burlón, la voz se sentía cerca como si estuviese tras él. No quiso voltear— debiste haberlo pensado antes —susurro la voz a la altura de su oído, al mismo tiempo que sentía como tomaban su brazo llevándolo a su espalda, inmovilizándolo al instante.

Soltó un grito por el dolor y el miedo al no saber quién o qué era lo que estaba tras él. Repentinamente sintió algo frío y puntiagudo en su cuello, amenazándolo, sabía que no debía moverse o lo matarían— l-lo lamento… devolveré todo ¡Mira! —sacó las joyas de sus bolsillos en un desesperado intento de salvarse.

Lo siento, pero la vida de una persona no se puede devolver —la voz salió fría y sin sentimientos— solo se puede pagar con otra vida —al terminar la frase corto sin dudar el cuello del criminal, matándolo en el acto y botando el cuerpo al suelo como si fuese basura.

¡Hey! ¿Qué se supone que haces? —un chico en mallas al igual que él apareció de la nada, la diferencia estaba en que éstas eran negras con detalles rojos como fuego. Sus verdes ojos lo acusaban con la mirada.

Hice justicia ¿Queno lo ves? —respondió un azabache de bellos ojos rojizos, con una sonrisa ladina en su rostro mientras limpiaba el cuchillo con un paño.

¿Justicia? Acabas de matarlo pedazo de m… —no alcanzó a terminar la frase, siendo callado por un dedo sobre sus labios.

El azabache era ágil, se acercó sin siquiera ser escuchado— no digas malas palabras —le dijo con una sonrisa seductora, mirándolo directamente a los ojos.

El rubio solo pudo sentir asco, aquel asesino estaba tocándolo y mas encima le coqueteaba ¿Quién se creía que era? Dió un manotón para alejar la mano del otro— te preocupan las malas palabras, pero no matar a un hombre —el chico bufó molesto— maldito hipócrita.

Se lo merecía, mató a alguien —se alejó un paso hacia atrás mientras se encogía de hombros restando importancia a la conversación— pero bueno debo irme, mi trabajo aquí ha terminado— lamió sus labios, consciente de que ese tipo de actos harían enojar más al otro— por cierto soy Eros —le lanzó un beso con su mano izquierda mientras con la derecha activaba una pistola-gancho y subía al techo del edificio, escapando.


C-O-N-T-I-N-U-A-R-A-.-.-.

12 de Enero de 2020 a las 20:13 0 Reporte Insertar Seguir historia
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