Cuento corto
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6:00 am

Aún es oscuro en el cuarto. Todos se han ido. Mi pene despierta mojado, el sueño de anoche fue demasiado rico.


Revivir algunos momentos de nuestras cogidas fue casi pornográfico. Aquella vez en aquella ciudad, en el cuarto gigante cuando te pusiste en cuatro para mí sobre el mueble negro, con tu culo empinado y tu bollo abierto pidiendo que lo penetrara. Así mismo en el sofá recién comprado de tu sala. Con tu culito empapado y mi rabo empujando en el, mientras mis dedos acariciaba tu clitoris, y mis dientes mordisqueaban tu cuello.

Las tantas veces que te cargue y te la metí cargada, empujándote hacia arriba y hacia mí bien duro, como si me dejaras hacerme una paja con tu bollo. Tantas veces me la mamaste mientras disfrutabas que yo mirara a otras.


Tantos cambios de rol, recuerdo cuando invitábamos a alguien a que te lo chupara y yo las disfrutabas desde cerca y luego me unía a metédsela a ella, nuestra amiga buenota e inocente, tanta veces usada para mamarte el bollo y ofrecer su culo para mí; tú y yo disfrutabamos tanto de ese espectáculo tanto que nos choreabamos y llenabamos de semen el uno al otro.


Las veces que usaste mi rabo para masturbarte y chorearte encima de mí.


Aquellas veces que me lo echaste en la boca y lo chupe. Hasta las veces que metiste tu lengua en mi culo y lo chupaste para excitarte y luego meterte mi pinga en tu bollo y hacerme venir dentro de ti.


Aquella vez que me paste la foto de la trigueña en el baño con algo escrito que decía "los cambios que sufre tu cuerpo a los 20". Estabas en algún país.


Me contaste que la acariciabas por detrás y le besarias el cuello, le bajarias el shorcito para besarle sus nalgas y sus bembos vaginales.


Las tantas veces que te di pinga en todos lados y me hiciste venir en tu boca.


Los disfraces que te ponias para mí. Tus orejitas de conejos, tus medias, tus hilos. Te recuerdo en cuatro masturbándote; Acostada tocándote rico mientras yo miraba.


Mucha de esas veces masturbándote mirando a otras muchachas chupándose rico, pegándose, haciendo la tijera, y yo disfrutando el espectáculo que montabas para mí, el cual me excitaba muchísimo.


Al igual que las veces que lo hacíamos en los baños de los hoteles llegábamos pestosos y nos metíamos manos.


Recuerdo la vez que singamos riquísimo en el hostal del centro.


Aun recuerdo como te abrí las nalgas y te chupe el culo y el bollo desde abajo, para luego metertela rico en la cama y reventar mi rabo gordo contra tus paredes vaginales.


Esto es solo el despertar, ahora pienso descargar todas mis ganas en ti.


Acostada semidesnuda a mi lado. Con tu calentico metido entre tus nalgas y tus tetas excitadas ya por sentir mi boca humeda y caliente sobre ellas.

12 de Diciembre de 2019 a las 18:04 0 Reporte Insertar Seguir historia
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Fin

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Dios del Sexo Me gusta disfrurar de la vida

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