¡Quieto donde estás... no te acerques...!
O se me saldrá el corazón del pecho y el Alma del planeta... puedo morir...
En parte ya lo estaba yo también, ¿qué pensabas?
Me descuidaste, me zarandeaste, me temiste... fue lo único que me dolió, que me temieras... ¡Ay eso me destrozó!... pues nunca quise herirte, pero tenías razón en temerme y eso me hizo recapacitar... ¡sí!, tu miedo me hizo comprender que debía marcharme... Y fué entonces cuando me aparté de ti para no arrastrarte a mis profundos pantanos, eran tan feos, tristes y oscuros... me arranqué el atisbo de AMOR que me habías dejado para poder huir más y más lejos de ti, sin tu recuerdo mi viaje sería más ligero...
Tú veías en mí a un Ángel, pero los angeles en la tierra se corrompen y me aterraba mostrarte aquellos demonios adheridos a mi ser, venían para tentarme, aterrorizarme y alimentarse de mí.
Hoy ya cabalgué en la noche sin luna y en el frío invierno, ya saqué la espada sentenciadora, ya escupí en esos rostros viles, ya los eché a sus abismos... Y sigo aprendiendo, sigo teniendo miedos pero los domino.
... Y ahoraTuuuuuuu que yo había asfixiado en la antecámara de mi sentir, Tú qué tenías el acceso y la llave... (¡no entres, no quiero...!) no sigas intententando corromper o profanar lo que está sellado... no busques, no sueñes... de todos modos allí ya no hay nada más para ti... te lo llevastes todo, yo te lo dí en un sólo instante... te lo quedaste lo cargas pues sin poderlo compartir. No me lo devuelvas, ya aprendí a vivir falta de ello, ¡quedátelo todo!, es tuyo.
... Y ahora yo que estaba sentada, frente a un lago plácido de aguas transparentes... ví de nuevo tu silueta pintada de azul y de verde ondear como las olas y me recordó que nunca me gustaron los lagos, que el mar siempre ha sido mi casa... entonces llegaste Tú.
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