alberto-suarez-villamizar3721 Alberto Suarez Villamizar

HAY SENTIMIENTOS QUE NOS PUEDEN COSTAR UN PRECIO MUY ALTO ... ¡SI! .. MUY ALTO.. ¿ UD. QUÉ OPINA?


Cuento Todo público.
Cuento corto
0
4.7mil VISITAS
Completado
tiempo de lectura
AA Compartir

¿USTED QUÉ HARÍA?


AUTOR: Alberto Suárez Villamizar



Año 2001



El reloj marcaba las 7:30 p.m. del 18 de septiembre, John sabía que debía esperar unos quince minutos más como era habitual en ella, así que continuó sentado tranquilamente en la mesa que reservó para la ocasión, en un tradicional restaurante de la ciudad, que años atrás frecuentara en su compañía, cuando celebraban alguna fecha especial. En esta oportunidad el motivo era doble: quería celebrar el reencuentro, y darle paz a su alma pidiéndole perdón.


En el centro de la mesa un arreglo de rosas amarillas, y una botella de vino de manzanas esperaban su llegada. Quería recordar juntos los años de la juventud, y sabía que tanto las rosas amarillas como el vino eran de su agrado. Fue con motivo de su cumpleaños cuando por primera vez le envió un arreglo con esas rosas.


Quería causar una buena impresión, y hacer el ambiente propicio para disculparse por todo el daño que había ocasionado en los años de su loca juventud. No pensaba en una segunda oportunidad, ya era demasiado tarde, le bastaba con hallar el perdón a sus errores, buscaba la paz de su alma….



Año 1980


- John mucha suerte, sabes que te deseo lo mejor, no olvides cuanto te quiero. Recuerda: te estaré esperando siempre – fueron sus palabras entrecortadas por el llanto al momento de su partida.


- Rosy, nuestros planes siguen vigentes, volveré por ti - dijo el joven estrechándola contra su pecho. Puede ser nuestra oportunidad, tengo muchas ilusiones – terminó diciendo, mientras con su mano trataba de secar las lágrimas del rostro de la muchacha-.

- Sé que te irá bien en el concurso, tienes una excelente voz y te has preparado para eso. Mereces triunfar.

- Gracias por tus buenos deseos y por la confianza que tienes en mí, espero que todo resulte bien para poder realizar nuestros sueños. Es lo que más quiero.


John había tenido noticias del concurso de canto y se preparó para participar en él, con la ilusión de ser el ganador, que lo convertiría en una estrella, y con esto mejoraría su situación económica. Con ese propósito dedicó muchas horas de ensayo. Todos en la pequeña ciudad eran conocedores de su talento y le auguraban el triunfo.


Ese día al partir el tren quedaron en la estación sus amigos y familiares, junto a una muchacha que lloraba desconsolada, pero esperaba el éxito del hombre al que amaba, a quien uniría su vida cuando la situación les fuera favorable, según él había prometido. Así lo vieron partir esa fría mañana del mes de abril, cargando una maleta llena de ilusiones, y su guitarra bajo el brazo, en el tren que lo llevaría a la gran ciudad.


Desde el principio sus apariciones en el concurso fueron muy aclamadas y sus condiciones se empezaron a destacar. Era de verdad: el muchacho tenía talento. Avanzó en las diferentes rondas eliminatorias hasta llegar a la final y resultó vencedor luego de varios meses de participación.


Con el triunfo se abrieron muchas puertas. Inició la grabación de sus canciones, que fueron bien acogidas por el púbico, haciéndose merecedor de grandes premios. Llegaron las ofertas de las empresas de televisión para realizar giras nacionales e internacionales presentando sus canciones, que se escuchaban en todas las emisoras del país. El éxito llegó a su vida, y fue amasando una gran fortuna


Pero con el éxito y la fama también llegó el olvido.


No volvió a escribir ni a llamar a Rosy, quien sufría la pena de su abandono, y también era víctima de las burlas y comentarios de quienes conocían de su relación con el artista. Ella se alejó de sus amistades para evitar que se enteraran de su dolor. Prefirió la soledad y sufrir en silencio. Nunca se le conoció una nueva relación sentimental.


Después de varios años de triunfos, fiestas, vida agitada y gozar de la compañía de muchas mujeres malgastó su fortuna. Se apagó el brillo de su voz y su apariencia física no le ayudaba en los escenarios, por lo cual los empresarios lo olvidaron,y no lo tenían en cuenta. Ahora era un hombre mayor, sin fortuna y sin talento. Sus años dorados habían terminado.



Año 2001


Alejado del mundo de la fama, y derrotado por el paso de los años pensó buscar la paz de su conciencia, y pedir perdón a la mujer que en verdad lo había amado, pero él, enceguecido por la fama y el falso amor de otras mujeres abandonó causándole una gran pena. Ahora con la madurez de los años y las experiencias vividas quería tranquilizar su alma por el mal ocasionado.


Regresó a su ciudad un día del mes de septiembre, y recordando que a los pocos días era su cumpleaños se comunicó con ella:


- Hola Rosy, ¿cómo estás? - saludó en tono ansioso y expectante.

- Bien, y tú? – contestó ella con voz nerviosa.

- He regresado a la ciudad y me gustaría hablar contigo personalmente. Ansío verte de nuevo y pedirte perdón por el sufrimiento que te causé.


El auricular por poco cae de sus manos ante la sorpresa de la inesperada llamada. Ella también deseaba ese reencuentro. No supo que responder en ese momento, y tan solo escuchó la voz que decía:


- Te invito a cenar al restaurante el “Oasis”, ¿Qué te parece si nos vemos mañana a las 7.30 en la noche?

- De acuerdo -se apresuró a responder- Allí estaré.


Muy temprano al día siguiente fue al restaurante para indicar al administrador la manera como quería arreglar la mesa para la noche. Buscó en las floristerías el arreglo que adornarían la mesa, y fue en ese momento cuando en su camino se cruzó con un enorme gato negro, y luego sin darse cuenta pasó por debajo de una escalera:


-«Señales de mal agüero», - pensó jocosamente - ¡Vaya al diablo con eso!.


Llegó al restaurante a las 6.30 pm. y dio las instrucción a los meseros sobre la disposición de la mesa y el lugar en que la ubicarían, así como la colocación del arreglo floral que había mandado elaborar. Completó la decoración con dos velas blancas que se deberían encender minutos antes de su llegada. A las 7:40 pm. pidió al administrador que pusiera a funcionar el sonido con las melodías que para la ocasión había seleccionado.


En ese momento hizo su entrada en el salón Rosy, quien vestía un hermoso traje negro y portaba un bolso del mismo color, mientras en su boca se dibujaba una amplia sonrisa, aquella que lucía en momentos de felicidad. Luego de orientarse, se dirigió a la mesa donde la esperaba John vistiendo un elegante traje gris, y que al observar a Rosy se puso de pie invitándola a la mesa donde tomó asiento al frente suyo, mientras el sonido dejaba escuchar las canciones juntos en un tiempo ya lejano.


Llenó los vasos con vino y ofreció el suyo a Rosy, mientras pronunció unas breves palabras preparadas para el momento:


- Por el reencuentro y el deseo de obtener tu perdón – dijo alzando el vaso y consumiendo de un solo trago su contenido. Quiero….


- ¡Bang! ¡bang! - dos disparos no le permitieron terminar la frase, y de su pecho brotaron dos torrentes carmesí que le arrebataban la vida.


Juan se inclinó sobre el arreglo de flores amarillas, mientras Rosy, silenciosa sostenía en su mano derecha una humeante pistola.


12 años más tarde.....(año 2013)



- Señora Rosy, se solicita en la oficina del director. Acompáñeme por favor, –se escuchó la voz del guardia luego de abrir la puerta de la celda 323, e invitar a salir a su ocupante.


En silencio caminaron los pasillos que conducían a la dirección de la prisión. Al llegar allí el guardia abrió la puerta haciendo seguir a la prisionera a su interior.


- Buenos días señora – saludó al otro lado de un viejo escritorio un hombre de unos sesenta años de edad, quien oficiaba como director del penal -, quien colocándose unos gruesos lentes mientras en su mano derecha tomaba una hoja que se dispuso a leer:


- “El juzgado cuarto se permite informar a usted el cumplimiento de su condena, y en virtud de lo cual ordena su libertad a partir de la fecha”. Por tal motivo firme acá – dijo señalando un espacio en blanco – y tome la copia de su acta de libertad por pena cumplida. Rosy estampó su firma en el sitio indicado, y portando en un bolso sus objetos de aseo personal caminó por el pasillo que conducía a la portería del penal acompañada del guardia, quien corrió las pesadas rejas abriendo el camino a la libertad.


Cruzó la puerta y en su rostro se dibujó la sonrisa que dejaba ver en sus momentos de felicidad.


«Ahora las cuentas están saldadas» -pensó dirigiendo una última mirada al interior del penal.



FIN

19 de Octubre de 2019 a las 01:26 0 Reporte Insertar Seguir historia
0
Fin

Conoce al autor

Alberto Suarez Villamizar Nací el 27 de enero de 1958 en la ciudad de Bucaramanga, Santander, Colombia. Cursé estudios de enseñanza media hasta finalizar en 1976, en Bucaramanga. Laboralmente estuve vinculado con empresas de ingeniería civil en construcción de vías, lo que me permitió conocer varias regiones del país. Escribo por hobby, y mi mayor satisfacción es que mis escritos lleguen a todas aquellas personas amantes de la lectura

Comenta algo

Publica!
No hay comentarios aún. ¡Conviértete en el primero en decir algo!
~