rahawke Ra N. Alenko

Esta historia la creó nuestro master (Twitter: @ChuanLP) como prueba para ver si nos gustaba el rol. Esta historia es corta, pero fue una perfecta toma de contacto para los jugadores y para los personajes. Por desgracia, a las dos partidas, uno de los jugadores se tuvo que marchar y nos quedamos cinco jugadores. Sinopsis: Seis héroes llegan a la un pueblo portuario llamado Puerto de Ensueño, cada uno con sus motivos, pero todos ansiosos por ver ese hermoso pueblo de aguas cristalinas del cual les habían hablado. Sin embargo, a su llegada, lo que se encontrar es lugar desierto que apestaba a terror y en donde antes había agua, ahora se extendía una vasta extensión de arena.


Fantasía Épico Sólo para mayores de 18.

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Capítulo I: Desengaño portuario


#AVISO IMPORTANTE: Esta historia está narrada a raíz de un rol, por lo que, a veces por las tiradas, veréis que los personajes tendrán pifias increibles o harán cosas que no os imáginais. La redacción tiene en cuenta esto; ergo, lo he narrado de manera que quede los más lógico posible.

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El océano del norte, una vasta extensión de agua con mucho por descubrir, muchos lugares por colonizar y un nombre aún por definir. Del mismo, una prolongación se extiende para crear las costas de lo que a día de hoy conocemos como el Mar de las Lágrimas.

En torno a dicho mar, rodeándolo en una semiesfera que rompe al noroeste, tierras colonizadas por humanos, dracónidos y orcos se extienden a lo ancho y largo, creando fronteras que separaran y unen una lucha por la conquista de los territorios de los colonizadores ajenos. Solo cuatro poblaciones se libran del control invasor: la isla de Repecium, Specularum a la costa y más internas, Salkwe y Dûban.

¿Motivos? Simplemente poder, control, o quizá... conocimiento. Los tres territorios albergan algunas poblaciones enanas abandonadas y numerosas ruinas drow, que quizá, estas últimas, guarden un gran poder o un gran conocimiento. Amantes de la investigación de todo el mundo como La liga de expedicionarios, viajan en pos de datar la historia desconocida de estas tierras.

Se sabe que los pueblos y ciudades abandonados, deben su origen a un dominio enano de hace más de cinco mil años, pero que, por sucesos desconocidos, dichos enanos desaparecieron. Dejándolo todo lejos del amparado de los dioses. En torno a tres milenios después, empezaron a llegar los primeros humanos. Estos se asentaron al Oeste y crearon el reino Tialie, y con el tiempo, se empezaron a expandir al suroeste.

Viendo la situación, varios clanes de orcos y dracónidos viajaron arduos al sur y sureste de El mar de las Lágrimas. Imitando a los humanos, empezaron a construir asentamientos que rápidamente prosperaron. Al sur y un poco sureste, se asentaron Las tierras de dragones, dominadas por tres tribus dracónidas. Mientras que, al este, el territorio de Krî-kîsur, gobernado por orcos, se erigía con agresividad.

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Nuestra aventura se sitúa al norte de tierras humanas, casi colindando con El Páramo, una tierra sin explorar, en un pueblo portuario llamado Puerto de Ensueño. El invierno se marchaba, pero toda la región seguía asolada por el frío de la nieve. El buen tiempo se mostraba reticente a llegar y la mala condición del ambiente obligaba a todo el mundo a viajar resguardados en caravanas.

Ante las puertas de Puerto de Ensueño, varias caravanas de mercancías esperaban ser recibidas. Durante dos semanas las caravanas habían estado viajando desde la ciudad enana más próxima, Dûban. Antes de salir, un dracónido, tres elfos, un semielfo y dos enanos habían pagado para que los llevaran, y de camino, habían recogido a dos jóvenes que necesitaban transporte para no morir congelados, un semielfo y un humano.

Cuando subieron a una de las caravanas, el sonido de la charla enmudeció y un aura de incomodidad se prolongó a lo largo de las telas que los cubrían. El dracónido, que hasta entonces había estado hablando desenfadadamente con sus otros dos compañeros de trayecto, ahora miraba con desagrado al humano y el arco que portaba. Esa mirada, era replicada por el semi elfo que le acompañaba, pero esta iba dirigida hacia el escamoso.

En los días venideros, la situación no se destensó mucho, pero, ciertamente, era menos incómoda. Esto se debía a que ambos grupos evitaban relacionarse. A lo sumo, el semielfo compañero del arquero, que era bastante carismático, entablaba conversación de vez en cuando con Dagaz y Hoid, quienes compartían caravana con Keshan, el dracónido, desde el inicio.

Un par de semanas después, con el alba aconteciendo desde el este. Uno de los enanos, Tordek, grita. - ¡Despertad muchachos! ¡Qué llegamos en unas horas! Ya se puede ver la muralla de Puerto de Ensueño. - El dracónido y el arquero, que llevaban ya un rato despiertos, aprovecharon para asomarse cada uno por un lado de la caravana.

Mirando con ilusión, Keshan, el dracónido, intentó despertar a Dagaz y Hoid, pero solo tuvo éxito con la elfa. Por su parte, Kainan, el arquero, intentó emular dicha acción con el otro semielfo. Sin embargo, cuando se dispone a ello, se encuentra con que este, ya estaba asomado.

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Las caravanas llegaron a medio día a la plaza del pueblo. Allí, Keshan bajó de un salto para mirar el lugar, el primero. Según le había dicho su esposo, quien había estado allí años atrás, Puerto de Ensueño era un lugar vivo y animado, que olía a mar y donde se escuchaba a los niños reír y a los borrachos cantar. Sin embargo, cuando alzó la vista, lo que allí encontró, no era el cuento de hadas del que este le había hablado.

Aparentemente nervioso, el arquero baja con cuidado, mirando a los lados. Al hacer esto se calma y se acerca al dracónido compartiendo la cara de desconcierto. Cara que replicaron los otros compañeros de caravana al bajar y reunirse con ellos. Los cinco miraban al frente con los ojos abiertos como platos y la boca casi hasta el suelo.

- ¿Qué cojones…? – Escupió Keshan en alto mirando al frente.

El increíble pueblo portuario del que tanto se oía hablar por toda la comarca, era un lugar gris y seco. En las calles se podía respirar el miedo y el desasosiego. Miraran donde miraran, no encontraban atisbo de vida alguno. Si alguien les hubiera dicho que ese lugar era un pueblo fantasma, se lo hubieran creído.

Lo peor de todo, era que el mar, o más bien, donde debía estar el mar, ahora se prolongaban tres o cuatro kilómetros de arena, una arena seca llena de peces muertos y algas marrones. Lo más característico de esa vista era ver que la costa se había convertido en un cementerio de barcos, que tenía pinta de no llevar mucho tiempo allí, pero que sacarlos era una tarea imposible. Mirando entre los barcos, muy a lo lejos y casi indiscernible, emergía una pirámide que tiempo atrás debió haber estado oculta por el mar.

Tras los demonios que salían de la boca de Keshan, los cinco se giraron casi al mismo tiempo hacia Tordek, el enano que les trajo. Las caras de “¿Qué cojones pasa aquí?” fueron suficientes para que les respondiera. – Eeeeh, no me miréis así, que cuando vine por la última vez, eeeesto no estaba así.

Viendo que la información que sacaban no era precisamente útil, los cinco se desplazaron a la costa para indagar por ellos mismos. Mientras Keshan y los demás observaban los barcos más cercanos a lo que antes era la playa, Wenceslao se acercaba a unos orcos que había visto en lo que antes era arrecife rocoso. Parecían estar trabajando, picando y buscando, pero no era muy claro.

- ¡Qué mal día hace hoy, no alegra mucho el paisaje! – Los orcos miraron al semielfo con desagrado y siguieron trabajando. – A todo esto, y este paisaje, ¿A qué se debe? – Se podía observar cómo los orcos se miraron con resignación y se dirigieron a él.

- No lo sabemos. Nadie lo sabe. – La conversación resultaba un poco complicada de iniciar, y el grupito de la playa se acercaba al ver que Wenceslao estaba hablando.

- ¿Cuándo ha pasado esto? ¿Sabéis algo? – Los orcos suspiraron al ver que no había manera de quitarse al interrogador de encima; ergo, dejaron sus quehaceres por un momento y se dirigieron a Wenceslao.

- No sabemos mucho. Ocurrió de la noche a la mañana. Kilómetros de mar secos, el comercio marítimo a la mierda y lo único que nos quedó, fue esa horrible y maldita pirámide. – Al mencionar la pirámide, Keshan obvió el resto de la conversación y se aventó a la misma.

- ¿Alguien ha intentado entrar? – Wenceslao insistía en la conversación, tenía intención de sacar toda la información que pudiera.

- Entrar sí, salir no. Todos los estúpidos que entran, no salen. Haríais bien en dejarte de preguntas e irte cuanto antes. Es más, todos deberíais iros. Aquí ya no hay espacio para nadie más. – Les señaló con desagrado, quería asustarles, pero no es que hiciera mucho efecto.

La conversación terminaba, Keshan seguía investigando la pirámide, y Kainan y Dagaz decidieron hacerle “compañía”. Mientras tanto, Wenceslao, viendo que no les iba a sacar nada más, comentó que se iba a la taberna. Entre las opciones que le quedaban, Hoid prefirió acompañar a Wenceslao.

Keshan observaba la pirámide, cada recoveco y cada inscripción, pero ni encontraba ni entendía nada. La curiosidad como siempre le había podido, aunque realmente no iba a sacar nada en claro. Viendo que Dagaz y Kainan estaban cada vez más cerca, les hizo una seña que se acercaran a su posición.

Desde lejos, Dagaz entendió la seña y se dirigió hacia el dracónido, Kainan la siguió, pero con cierta reticencia a causa de la desazón que le provocaba aún el dracónido. Al acercarse a este, se dieron cuenta de que la pirámide estaba escalonada, que en verdad la construcción era más bien un zigurat.

A medida que los semielfos se iban acercando a la taberna, un barullo que emanaba de la misma, se iba haciendo cada vez más notorio. La taberna, que se veía estable, pero lo justo, escupía gritos, risas y resignación de sus ventanas y también, de algunos de los diversos agujeros que se habían formado con el tiempo. Sin embargo, lo más característico, eran una serie de acordes de guitarra que salían de poco en poco, y que se sobreponían sobre los demás ruidos.

Al entrar, lo que los ojos de los dos jóvenes vislumbraron, no fue algo de su preciso agrado. Frente a ellos, un enano fornido vestido como su madre lo trajo al mundo, se erigía sobre una mesa de dudosa estabilidad mientras tocaba una guitarra de acero de enano de forma muy estruendosa.

Evitando cruzar miradas con el espectáculo, tomaron rumbo hacia la barra. Sin embargo, estos ya habían llamado la atención del enano, el cual, se había lanzado al frente de estos.

- ¡Soy PUK! – Dice con una sonrisa altanera – y ¿a quién tenemos aquí? – Les dice meneando la cabeza

- Yo soy Wenceslao José. - Dice señalándose a sí mismo.

- Y yo Hoid. – Este último no hizo casi gesto alguno al decir su nombre.

Tras presentarse, cambiaron su dirección hacia la ventana, ya que el camino a la barra estaba obstruido por la desagradable visión. Se acercaron a la ventana y se apoyaron en su marco, observando en la dirección en la que esta estaba colocada.

Por detrás, el enano se acercó a ambos, poniéndoles la mano encima. Wenceslao se apartó nada más notarla, pero Hoid respondió colocándole la mano en la cabeza al enano. Alzo el brazo derecho, que aún lo tenía libre y señalo el zigurat, el cual se podía aún ver por la ventana.

A lo lejos, sus compañeros de viaje seguían buscando sin mucho éxito. Reconocer, que Keshan y Kainan se encontraban bastante perdidos, mientras que Dagaz si que mostraba más en sintonía con la situación. Mientras buscaba atisbos de magia, algo que no le fue muy difícil, se encontró con unas runas en acuano, idioma de los elementales del agua.

Haciendo uso su capacidad de interpretación y de sus conocimientos del idioma base de los elementales, la maga de piel porcelana consiguió, aunque de forma muy reducida, algo ligeramente esclarecedor. Leyó en alto las inscripciones, permitiendo así que tanto Keshan como Kainan entendieran los glifos.

- Aquí habita un ser. Un ser del plano… - Se queda en una pausa momentánea, forzando la mirada. - … elemental del agua.

- ¿Nada más? – Le gritó Keshan desde lejos.

- No, al menos nada más que pueda descifrar. – Le dijo tocando la piedra buscando de la edificación, buscando rastros de magia esclarecedores. El problema era que toda la construcción emanaba magia por doquier.

- Ufff – Keshan suspiró. – Me marcho a la taberna, ¿alguien se viene?

- No, yo iré a investigar al pueblo. – La maga se levantó mientras respondía y se puso en marcha. Por su parte, el arquero no dijo nada y siguió a la maga.

A medio camino de la playa, notaron que algo los observaba desde muy cerca, casi pegado a la espalda. Un escalofrío les recorrió el cuerpo y el dracónido habló:

- Chicos, habéis notado…

- Sí. – Respondió ipso facta Dagaz. – Algo nos vigila.

- ¿Podéis hacer algo? Vosotros dos sabéis magia y esas cosas.

- No. – Al recibir dicha respuesta de Dagaz, Keshan miró a Kainan, y este negó rotundamente con la cabeza.

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Cerca ya del punto central del pueblo, Keshan abrió la puerta del edificio que estaba en dicho lugar para entrar al hogar de la cerveza. Fue directo a la barra y sentó en uno de los taburetes, no muy seguro de que este aguantara su peso. A su derecha, estaban Hoid y Wenceslao charlando tranquilamente, y detrás de él, el enano antes mencionado, tocaba una balada. Eso sí con la ropa puesta, bueno... al menos los pantalones.

Keshan pidió una cerveza una cerveza a la cantinera. Mientras, PUK probaba a tocar una nueva canción que había compuesto, pero los rasgados fueron un poco desastrosos y el ambiente del bar se volvió incómodo. Keshan que solo quería un poco de tranquilidad, al escucharlo, espetó:

- ¡Dios! Córtate las manos, que me duelen los oídos. – Se giro hacia el guitarrista

El enano, herido en su orgullo de bardo, se preparó para tocar, y dando un rasgado a su guitarra, una atronadora onda de sonido hizo volar a casi todo aquel o aquello que estuviera adyacente al enano.

La escena resultante era la de un hombre inconsciente al fondo del bar, mesas y taburetes medio rotos y boca arriba, Hoid con una herida en la cabeza provocada por un taburete volador.

- Ay… - Keshan se rio y se volvió a girar esperando su jarra de trigo fermentado.

Sin embargo, esto no iba a ocurrir, ya que a la par que este se giraba, la tabernera saltaba la barra con gesto de enfadado, Se acercó con andar tosco y los puños cerrados al músico y empezó a gritarle

- ¡PUK! ¡Me tienes cansada con tus constantes destrozos! ¡No doy abasto con los gastos del bar desde que estás aquí! ¡Y solo llevas dos semanas! - Los ojos de la chica de cabellos rojizos confluenciaban entre en el enfado y la incredulidad. Algo normal, puesto que, desde que PUK estaba, no sabía cuánto dinero había gastado en arreglos.

- Pero Lirah, había desafiado mi honor como bardo... - PUK miró a los ojos de Lirah con gesto de cachorro.

La joven posadera estaba tan desquiciada y tan casada que ya no sabía que responder. Recapacitó un momento, y viendo que

- ¡Aaaaah! Vale, tú ganas, pero ayuda al menos a Daven a levantarse. - Suspira con resignación mientras vuelve detrás la barra. PUK le da unos golpecitos en el hombro cliente caído y se ríe lanzado un pequeño conjuro de sanación sobre este.

- Tabernera, la cerveza. - Dijo Keshan con impaciencia mientras golpeabas suavemente la barra con dos dedos.

- Lirah, ponla a mi cuenta. - Gritó el enano acercándose al taburete contiguo a Keshan, poniendo sonrisa de dandi.

Keshan le miró con extrañeza, pero no se quejó.

- Mmmm. Gracias enano. - Keshan acompaña las palabras sonriendo lascivamente a este, mientras le desliza la mano por la espalda.

Tras poner todo en orden, Wenceslao aprovecho mientras Keshan y PUK flirteaban, y Hoid miraba a la nada, para hablar con un grupo al fondo del edificio, que se había salvado de la catástrofe musical.

- Menuda liada ha hecho el enano. ¿No hay ninguna autoridad aquí para hablar de ello? - Dice con total naturalidad.

- De hecho, ya no. Teníamos un alcalde, pero cayó enfermo hace una semana y desde entonces nadie dirige nada. - La explica una de las personas.

Wenceslao toma asiento en la mesa del grupo y apoya uno de los brazos, dejando ver de entre la mala iluminación del lugar, unos tatuajes blancos similares cortes por todo el brazo.

- Ammm ¿Y nadie ha intentado curarle? Conozco a una maga que podría intentarlo.

- Sí, pero no hay manera. Lleva dos meses, coincidiendo con la aparición del maldito edificio ese que hay en la playa. - Dijo el señor con desdén mientras hacia un gesto con la mano señalando en dirección al zigurat. Al mismo tiempo, una mujer que estaba ahí, observaba el brazo del semielfo con fascinación.

- Le puedo decir, a ver si puede ayudar. - Insistió.

- Como vea. Aquí ya hemos perdido la esperanza, incluso su mujer. La única que se resiste a aceptarlo es su retoña. Qué se fue hace dos semanas a la gran ciudad con la intención de buscar una cura. Es más...

- ¡Es todo culpa de los orcos! ¡Esos asquerosos pieles verdes siempre han sobrado aquí! - Gritaba un borracho en la misma mesa a la par que la golpeaba con el puño.

En la barra, donde estaban PUK, Lirah y Keshan, se empezó a respirar un aire de tensión. Keshan apretó la jarra de metal al punto de abollarla y Lyrah cambiaba el gesto de su cara a uno que inspiraba desazón y fastidio.

- ¡Y esos colmillos que les salen! ¡Son bestias! - El hombre se levantó al tiempo que seguía gritando.

- ¡Cállate, Lars! No quiero esa mierda en mi establecimiento. O te callas o te vas. - El hombre refunfuñó, pero se calló y sentó. Lyrah empezó a lavar las jarras con rapidez y PUK, que se había percatado de lo molesta que estaba, se deslizó por debajo de la barra para ponerse a su lado.

- ¿A qué viene esa cara tan larga Lyrah?, cuéntaselo a PUK. - Le pone la mano en la cintura al decírselo.

- Uffff, déjame PUK. No estoy ahora tus tonterías. - Le dice mientras aparta la mano del enano y le da la espalda. Acto seguido se mete en la despensa a coger los ingredientes de la cena y evadir cualquier posible conversación.

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Durante estos sucesos, la pareja formada por Dagaz y Kainan llegaba a la iglesia del pueblo. Antes de entrar y rodeado por una gran verja metálica, un cementerio se asentaba en torno al edificio sacro. En él, se extendía una gran cantidad de agujeros, los cuales evidenciaban que ahí debería yacer alguien, pero en ellos, no había rastro alguno de cuerpos o ataúdes.

Dagaz pasó por el camino pedregoso que llevaba a la iglesia evitando hacer mucho caso a la extraña escena. Detrás de ella, Kainan andaba con cautela observando por encima los agujeros más cercanos, buscando algún indicio de su intencionalidad desde la lejanía.

Haciendo un poco de fuerza, las bisagras oxidadas de hierro de la gran puerta de entrada cedieron, dejando ver un interior realmente cuidado de la iglesia. Algo que contrastaba en exceso con la fachada descuidada y vejada, la madera carcomida y los elementos metálicos oxidados por el tiempo y el clima.

La iglesia tenía tonos rojos y naranjas que encajaban a la perfección con el dios al que estaba dedicada, el dios del sol, Pelor. En las paredes, numerosas imágenes de este en forma de un sol con rostro llevaban al centro, donde se erigía un atril con el mismo símbolo.

A la izquierda, cerca de una puerta que probablemente llevaba a un sótano, un mediano vestido cual director de orquesta barría con una escoba de paja. Se notaba que hacía semanas que nadie pisaba ese lugar sacro, pero que probablemente ese hombre era quien se esforzaba por mantenerlo.

Dagaz se acercó hasta la espalda del mediano y le tocó el hombro con un dedo. - Disculpe. - La mujer, que sin querer se había acercado en completo silencio, sobresaltó a su interlocutor. Al girarse, la imagen que vio no le relajó un segundo. Puesto que, frente a él, una elfa de piel porcelana vestida de negro y con botas similares a las de un soldado, le miraba fijamente.

- Perdone, no quería asustarle. - El mediano, aún seguía nervioso, ya que tener a una dama, que parecía una muñeca gótica a tamaño real con botas comando, hablándole, no era grato para su zona de confort.

- Es-está bien, no pasa nada, pe-pero por favor, no se acerque así a la gente. – Baja la mirada a la vez que intenta guarda la compostura y reajustarse la corbata.

- Lo siento. Quería preguntarle sobre el zigurat y …

- N-no-no te voy a de-decir nada. No quiero más ge-gente sobre mis espaldas. Si-si-siempre que di-digo algo, alguien desaparece. - la interrumpió nervioso entre tartamudeos.

- Pero, señor...

- Qué-qué no. No hay más que hablar, se-seño-señorita. - Dijo dándole la espalda y negando con la cabeza rápidamente.

Unos metros más atrás de donde estaba Dagaz, Kainan, que permanecía en la sombra, aún sin haber esbozado palabra o siquiera haberse hecho de notar en lugar, salió de detrás de una columna que lo tapaba y se acercó rápidamente al mediano, el cual, como era de esperar, se volvió a asustar.

- Perdón, señor, pero las ruinas son de gran interés. - Dijo Kainan, empujando ligeramente a Dagaz a un lado y colocándose en frente del mediano. Con los ojos brillantes, tomó una las manos de este y la estrechó altivamente con las suyas, a la vez que decía: – Kainan Lovec, encantado. Cuéntenos más sobre las ruinas.

- Ta-ta-Taelan... - Los ojos de este estaban abiertos como platos. Estaba a punto de entrar en shock por la forma en la que lo había asaltado el arquero. - Winkle-bottom

- Un placer. - Se notaba que Kainan quería terminar rápido la parte de la presentación para empezar a escupir preguntas. - Escuche, no nos va a pasar nada, solo queremos saber qué son esas ruinas, parecen muy interesantes, ¿usted dice que sabe algo sobre las ruinas? Díganos, por favor, le aseguro que no nos pasará nada y si pasara, no sería culpa suya, simplemente háblenos de las ruinas - Seguía sosteniendo la mano de Taelan en cada pregunta, cómo si eso fuera a hacer que reaccionara.

Tras uno segundos de silencio que el mediano usó para volver a realidad y en los que Dagaz intentaba recuperar el habla tras la brusca intervención, Taelan viendo cómo el joven con dotes nulas para relacionarse, seguía observándolo inquisitivamente, decidió hablar y contarles lo que ocurría con tal de que lo soltara y dejara tranquilo.

- De-de acuerdo. - Dijo soltándose bruscamente de las manos de Kainan. Se frotó las suyas con alivio y les volvió a mirar. - Pero no aaahora. Esta noche. Venid-ve-venid esta noche a mi-mi casa, queee... es el fa-faro. A-ahora marchaos. – Les quitó la mirada y les señalo la puerta evitando volver a establecer contacto visual.

Ambos obedecieron sin decir nada. Aunque antes de salir, Dagaz perfiló un "gracias" que se perdió en el aire viciado de la iglesia al cerrar la puerta. Sabiendo que sus compañeros de viaje estaban en la taberna y que realmente no había mucho sitio a donde ir, Dagaz encaminó el trayecto en dicha dirección.

El silencio predominaba a lo largo de las calles del pueblo, el sol se cernía poco apoco tras los montes y los dos acompañantes, no emitían sonido alguno salvo el de sus pisadas. No porque fuera incómodo, sino porque se notaba que Kainan estaba en mundo onírico desde que Taelan dijo que les hablaría de las ruinas de playa.

Llegaron ya casi de noche, en torno a las siete de tarde. Al entrar, el lugar estaba demasiado tranquilo para ser una taberna. De hecho, aún se percibía algo de tensión en el ambiente, aunque Lyrah ya estaba centrada en el potaje de la cena y el ebrio racista hacía media hora que había caído inconsciente.

Sentados en una mesa adyacente a la entrada, estaban los cuatro. Por una parte, Keshan y Hoid, que hablaban de trivialidades, y por otra, PUK le tiraba los tejos a Wenceslao, mientras este intentaba meterse en la conversación entre el dracónido y el otro semielfo.

Dagaz y Kainan se sentaron con ellos, mientras hablaban, Lyrah sirvió la cena. Tras unas jarras y un cocido calentito, pusieron en común lo que habían descubierto. Viendo que realmente no tenían mucho más que hacer a parte de investigar y que estaban prácticamente solos si no cooperaban, decidieron hacer una especie de alianza temporal.

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CREADORES Y ESCRITORES DE LA HISTORIA PRINCIPAL

#Tened en cuenta que el creador principal de todo es Chuan.

- Historia base creada por @ChuanLP (Master)

- Diversos detalles de la historia creados por @Lord_Girard (Yo)

- Historia redactada por @Lord_Girard


JUGADORES

#Cada uno crea su o sus personajes, yo no invento nada y hago nada que no acepten

- Master: @ChuanLP

- Keshan: @Lord_Girard

- Kainan: @Sonikete

- Dagaz: @Explosionalta

- PUK: @connorflames

- Wenceslao José: @Tabaskull

- Hoid: @NietzscheSenpai

17 de Octubre de 2019 a las 09:51 0 Reporte Insertar Seguir historia
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Continuará… Nuevo capítulo Cada 30 días.

Conoce al autor

Ra N. Alenko Siempre me ha gustado escribir y aprovechando mi primera experencia en un rol, he decido contaros las historias de nuestros personajes.

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