jdparson J.D. Parson

Un infame detective retirado intenta redimir sus errores del pasado, siguiendo la pista a un asesino serial. Su investigación tomará un giro inesperado cuando recibe una misteriosa llamada con una pista vital.


Crimen No para niños menores de 13.

#crimen #mafia #detective #noir #criminal #asesino #serial #fantasma #espíritu
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LA LLAMADA

Habían pasado dos meses desde la última desaparición en la localidad de St. James. Marian solo tenía 16 años cuando se propuso ir a un bar con sus compañeros de estudio, armada con un documento de identidad falso se dispuso a lograr su cometido y pasar un buen rato entre copas. Pasadas las 22:00 horas decidió que era momento de regresar. Su documento podría decir que tenía 22 años, pero su madre siempre le esperaba temprano en casa. Como la buena hija que era no quiso causar la ira de su madre, por lo que tomó su bolso, se despidió de sus amigos y salió del local.


Las frías gotas de lluvia empezaron a caer con mayor fuerza sobre las calles. A esas horas de la noche ya nadie caminaba por esos abandonados y oscuros callejones, mucho menos cuando el cielo lloraba sobre los techos y los pequeños riachuelos atravesaban cada rincón de la ciudad, llevándose todo a su paso.


Marian solo debía caminar unos 10 minutos, ya había realizado ese recorrido muchas veces antes pero esta vez era distinto. Una terrible corazonada le hizo sentir que estaba siendo seguida por alguien a quien claramente nunca logró ver. Desafortunadamente tomó la fatídica decisión de girar en una esquina para variar la ruta a su casa, pensó que así evadiría al acechador invisible.


Se equivocó.


Una figura totalmente ensombrecida por la penumbra que abarcaba el callejón, surgió por detrás de Marian. La sujetó por el cuello y cubrió su boca con violencia.


Un grito ahogado se elevó al frío cielo y el sonido de la lluvia al estrellarse contra el asfalto amortiguó el sonido. Nadie la escuchó.

Marian nunca llegó a casa.


– Mierda, no hay un rastro limpio para seguir –dijo Louis Baxter– Este tipo sale de la nada, secuestra a la chica y vuelve a desaparecer en el aire –Mientras hojeaba archivos dispuestos en la mesa de su despacho, tomó un vaso de vidrio a medio llenar con whisky, lo llevó a sus labios y bebió un largo sorbo.


Pensativo, dio un vistazo a los archivos apilados sobre el viejo desván. El criminal que llevaba tantos años buscando había reaparecido y su racha de asesinatos estaba por comenzar nuevamente. No podía permitirlo, no de nuevo


Los pensamientos de Louis fueron interrumpidos por el súbito timbre de una llamada telefónica entrante.


– ¿Quién podría ser a estas horas de la noche? – pensó el detective. Acercó su mano al aparato y se mantuvo a la expectativa por unos segundos. Levantó el auricular y se quedó escuchando sin decir una sola palabra.


– ¿Quieres migajas de pan que puedas seguir? –Dijo una voz fría y desprovista de emociones –Dirígete al viejo Motel entre la Avenida Ontario y Lezir. Callejón trasero, tienes una hora –la llamada se cortó sin darle tiempo a Louis para pensar qué había pasado.


Se levantó con avidez, tomó su abrigo y abrió el cajón de la mesa de su despacho. De él sacó un revólver Colt M1917 color plateado y lo enfundó en el cinto. Una descarga de adrenalina recorrió su cuerpo. Se preguntó si esta llamada era una trampa o una pista, por un segundo se detuvo frente a la puerta y volvió a echar un vistazo a la inmensa pila de archivos sobre el desván. Realmente no le importaba si la llamada era una cosa o la otra, solo le importaba salir de esas cuatro paredes y estar en la calle persiguiendo al criminal que azotaba nuevamente a su ciudad. Se dirigió a la puerta de la oficina y cuando acercó su mano al pomo de la puerta, escuchó una voz a sus espaldas. Era un tono que le resultaba familiar y al mismo tiempo melancólico.


– ¿Estás consciente de que es una trampa, verdad? –dijo aquella voz.


– ¿Estás consciente de que estás muerto, verdad? No molestes –contestó Baxter con irritación.


– Permíteme ser útil de alguna forma, Louis –respondió aquella persona entre susurros.


– Solo cállate y ven conmigo –Louis se dio la vuelta– Te necesitaré para dar con este degenerado –Al fondo del despacho se encontraba David, su ex compañero. Para Louis era tan irreal poder verlo, hablar con él y escucharlo con tanta claridad. Desde la noche en que David cayó abatido en un enfrentamiento contra la mafia, Louis luchaba con el hecho de volver a verlo ocasionalmente.


– Perdón. Nunca me acostumbro –se disculpó Louis.


– ¿Crees que yo sí? Solo cállate y ven conmigo –.


Baxter se dirigió al Chevrolet Styleline negro que estaba estacionado en la vereda opuesta. Aún llovía fuertemente pero de igual forma introdujo sus manos en un bolsillo oculto dentro del abrigo y extrajo un pequeño paquete de cigarros. Cubrió la débil llama del fósforo entre sus manos mientras encendía el tabaco y se encaminó al vehículo. Las noches lluviosas tenían algo que le parecía poético, aún no descifraba qué era con exactitud, pero salir en busca de criminales con ese clima le recordaba sus días dorados al lado de David. Cuando aún pertenecía al Cuerpo de Investigación de Crímenes Mayores. Baxter sentía que un diluvio le daba más drama a su aparición, cuando desenfundara su arma en la cabeza de aquellos criminales que acechaban las calles de su ciudad. Él era el castigo que los malhechores merecían y la lluvia vaticinaba su presencia.


Durante el recorrido hasta el lugar pactado, Baxter no dijo ni una sola palabra a su compañero. Abrió la boca solamente al llegar a su destino.


– Ve por detrás. Yo iré por la entrada principal – ordenó mientras apagaba el motor del auto –si ves o escuchas algo, sabes qué hacer –David asintió con complicidad y se desvaneció en el aire como el humo de su cigarrillo.


Baxter comprobó la recámara de su revólver, colocó las seis balas y la cerró con pericia. Abrió la puerta del auto y se apresuró hasta la entrada del motel intentando cubrirse con la oscuridad de la noche.


En ese preciso instante escuchó una voz retumbando en su cabeza, como si el interlocutor estuviera dentro de su cerebro.


– Tres hombres armados golpean a un sujeto que está tirado en el suelo –Louis cerró los ojos con fuerza. Esto le producía un dolor de cabeza terrible– Están detrás del motel – Cuando la voz de David cesó, Louis quitó el seguro de su arma, la mantuvo con firmeza entre sus manos mientras daba la vuelta en la esquina y se dirigía al patio que se ubicaba detrás del motel. A medida que se iba acercando al lugar mencionado pudo empezar a escuchar con mayor claridad unas voces. Estaban interrogando a alguien. Rápidamente dedujo que los tres hombres armados interrogaban violentamente al otro sujeto.


– ¿En qué dirección se fueron? –gritó uno de los hombres armados. Estaban vestidos con gabardinas de color oscuro y tenían en sus manos armas de fuego que Baxter no pudo identificar desde esa distancia, pero claramente eran de bajo calibre. Uno de los criminales estaba sentado sobre un contenedor de basura y fumaba un cigarro. Él le daba órdenes a los otros dos.


– N… no… no lo sé, por favor paren –imploró el anciano que se encontraba tirado en el suelo, tenía magulladuras en la cara y la sangre brotaba de sus labios. En seguida uno de los hombres le golpeó en la cara con fuerza. El sujeto tenía en sus dedos varios anillos que solo agudizaban el dolor que sentía la indefensa víctima.


– Maldito viejo, habla de una vez por todas –le amenazó con tranquilidad el sujeto que estaba sentado sobre el contenedor. Se acercó al anciano y apagó el cigarro en su antebrazo. Aquel hombre gritó con las pocas fuerzas que le quedaban antes de romper en llanto.


– Es suficiente de esta mierda –dijo Louis– David; distracción, ahora –esta vez se dirigió a su compañero.


De pronto, la única bombilla que mantenía una trémula iluminación en la parte trasera del motel comenzó a titilar rápidamente hasta explotar con violencia, dejando el lugar a oscuras. Entonces Louis entró en acción. Apuntó el revólver hacia uno de los criminales y apretó el gatillo dos veces seguidas. Las detonaciones tomaron por sorpresa a aquellos hombres, que entre gritos de pánico, no supieron de donde provenían los disparos. Uno de ellos se desplomó en el suelo mientras un charco de sangre emanaba de su cabeza. Inmediatamente abrieron fuego a diestra y siniestra. Balas de distintos calibres creaban chispas al estamparse contra muros y ventanas, pero ninguna dio en el blanco. En medio del caos Baxter corrió hacia uno de los sujetos mientras éste recargaba su arma. Lo tacleó con fuerza hasta tirarlo al suelo, utilizó la culata de su arma para golpear repetidas veces su rostro hasta que éste dejó de luchar. Cuando vio que el criminal seguía respirando se levantó y le asestó un disparo en medio de la frente a quema ropa.


Una bala pasó rozando la cabeza del detective, quién rodó por el suelo y se arrastró a la cobertura provisional que le daba un muro. El último de los criminales lo pudo ver y empezó a disparar ráfagas de fuego contra él. Él único hombre que quedaba con vida era el que parecía ser el líder de los otros dos. Baxter respondió a los disparos hasta agotar sus últimas tres balas, pero ninguna logró su cometido.


– Louis, se quedará sin munición, prepárate –le advirtió David.


– ¡Maldita sea, ya era hora! –gritó Baxter. De repente los disparos se detuvieron.


– ¡Ahora! –gritó David. Entonces el detective corrió con todas sus fuerzas hacia el último hombre en pie y lo golpeó aprovechando el desconcierto de éste. El sujeto se defendió rápidamente y lo tiró al suelo, comenzó a golpear a Baxter sin parar. Él también usaba a sus anillos para incrementar el punzante dolor de los golpes. La sangre empezó a nublar la visión del detective pero en un arrebato de ira y adrenalina, lo golpeó con su rodilla y logró inhabilitarlo por unos segundos. Momento que aprovechó al máximo para revertir la situación. Louis se levantó y logró derribar al sujeto, comenzó a golpearlo tantas veces como pudo.


– ¿A quién buscan? –gritó Baxter sin dejar de golpear.


– ¡Para, por favor! Y te lo diré –respondió el criminal, escupiendo sangre.

Louis se detuvo y agarró al maleante del cuello de su abrigo.


–No hagas que me arrepienta, imbécil –amenazó con furia –habla –.


– Hace unas noches una chica desapareció –dijo el agonizante hombre. Su mandíbula rota le dificultaba hablar– El viejo era el único testigo –.


– ¿Por qué la buscan? –preguntó el detective, dejando caer al hombre al suelo.


– ¿Qué te hace pensar que la buscamos a ella? –susurró el tipo mientras intentaba reírse. El esfuerzo hizo que volviese a escupir sangre. Tenía varias costillas fracturadas.


– Louis, El testigo… está muerto –David señaló al cuerpo sin vida que estaba en el suelo. Era el anciano a quién estaban torturando aquellos hombres. Una bala atravesó su estómago, causando hemorragia interna y su posterior muerte.


La ira y frustración invadió por completo a Baxter, quién tomó su revólver, colocó una bala en la recámara, ajustó el tambor y le disparó al criminal. Se agachó para examinar con mayor detenimiento el cadáver. Pudo notar unas marcas negras en la muñeca del sujeto, levantó la manga de la gabardina oscura y vio un tatuaje que se extendía por todo el brazo. Se levantó de un salto y escupió sobre el cuerpo.


– Mierda, aquí está involucrada la mafia ¿David, en qué me estoy metiendo? –dijo, mientras arreglaba su abrigo y se limpiaba la cara de la sangre que aún brotaba de sus heridas. Su compañero inspeccionó el área con su mirada y se percató de algo inusual.


– Mira aquella ventana –David señaló el ventanal abierto de una de las habitaciones del edificio que estaba situado a un costado del motel. Louis volteó rápidamente y pudo ver el flash de una cámara fotográfica brillar por medio segundo.


– No me equivocaba al decir que era una trampa –dijo David.


Enseguida una nueva llamada interrumpió a Baxter. Éste contestó sin titubear ni por un segundo.


– Buen trabajo, detective. Nunca dudé de tu capacidad para matar testigos –dijo aquella fría voz. Baxter la reconoció, era la misma persona que le había llamado en su despacho.


– ¿Qué quieres? ¿Quién eres? –preguntó Louis con impotencia.

– Encaminarte en la dirección correcta. No hay emoción si la única persona capaz de hacerme frente no sabe dónde buscarme –la llamada se cortó y el silencio sepulcral invadió el lugar.


Baxter volteo a ver a David y con un nudo en la garganta dijo –Hijo de perra… Era él –.

15 de Octubre de 2019 a las 04:40 4 Reporte Insertar Seguir historia
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Continuará… Nuevo capítulo Cada 30 días.

Conoce al autor

J.D. Parson Storyteller por amor al arte y escritor de ficción.

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Becca Blume Becca Blume
John Wick versión detective jaja :O estuvo criminal!! Será historia de varios capítulos?
October 18, 2019, 20:49

  • J.D. Parson J.D. Parson
    Jajajajajja ciertamente intentaba tener esa vibra de modern cowboy que representa a John Wick!! Será en varios capítulos, eso es correcto. Estiy trabajando en el siguiente que saldrá pronto c: October 18, 2019, 21:04
  • Becca Blume Becca Blume
    Pues te quedó genial. Amo a John wick y es increible leer esto n.n También me ha encantado el detalle de su compañero! Muy sobrenatural! es como tener el combo dos en uno de acción y paranormal Cool! :3 esperaré tu actualización entonces October 18, 2019, 21:14
  • J.D. Parson J.D. Parson
    Muchas gracias! Me alegra un montón que te haya gustado. Siempre intento poner un toque sobrenatural a cada historia que hago. Nunca pierde el misticismo! jajajaja October 21, 2019, 23:14
~

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