Cuento corto
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My eternal love

Aún lo recuerdo, aquellos días, aquel ambiente lleno de hostilidad, lleno de dolor.

Aunque sea ahora un joven adulto, aunque tenga 25 años, viví innumerables batallas, valiosas victorias y dolorosas derrotas.

Es como si hubiese sucedido hace un año. El dolor sigue ahí, latente, tan vivo y tortuoso.

Puede que me tachen de loco, mentiroso, pero no es así. No, no lo es.

Todos esos recuerdos que me carcomen día tras día, noche tras noche, todos esos recuerdos que logro ver, todos esos remanentes que me acompañaron a tan tierna edad. Todos esos gritos, esas explosiones.

Sucedió hace más de 70 años, yo estaba ahí, peleando en aquella guerra, luchando por mis ideales, siendo enemigo de aquellos que adoraban o simplemente apoyaban al tercer Reich.

Yo estaba en aquel infierno, participe en la destrucción de ciudades enteras, aniquilador de vidas tan jóvenes que tenían el mismo objetivo que yo, proteger y servir a su patria.

Rusia.

Ese país.

La Unión Revolucionaria Socialista Soviética.

Ese himno.

Mi hogar.

Mi vida.

Mi crianza.

Sería un mentiroso al decir que recuerdo todo lo sucedido, no es así. Mis recuerdos yacen fragmentados, no logro recordar sucesos enteros, lugares tan claros como una fotografía. No, me es imposible.

Mis recuerdos son vagos gritos de desesperación de un alma que no recobra la paz, castigado por sus pecados cometidos en vida, por aquellas frágiles y jóvenes almas que piden justicia ante su verdugo, por un Dios enfurecido al ver aquel acto tan inhumano que ejecutó aquel desdichado que ahora es atormentado en una nueva vida.

Mis recuerdos son vagos, sombras tenebrosas que esperan en silencio y pacientemente el momento preciso para atacar, como depredadores ante su asustadiza presa.

Recuerdo gritos de padres al ver a sus hijos moribundos, esposas lamentando la partida de sus esposos e hijos, cadáveres de mis compañeros, de mis amigos.

Aunque tenia experiencia en guerras, nunca era fácil ver las agonizantes miradas de los jóvenes soldados yéndose al encuentro de su Dios.

Los gritos y las explosiones eran pan de cada día, los disparos de cada arma tan diferentes como sus portadores eran silenciadas cuando aquellos perdían la batalla, los aviones bombardeando ciudades que nada tenían que ver en aquella lucha de poder.

Y todo eso comenzó cuando aquel sujeto de negro cabello quiso elevar la supremacía blanca, aquel hombre que con astucia manipuló a todo un país, aquel que le llamaron el tercer Reich, aquel hombre llamado Adolf Hitler,

Pero no lo culpo a él, no toda la culpa recae en él.

Mi vida ya era así, recuerdo que joven me había unido a una guerra, recuerdo el día en que me uní al ejército, cuando le di la espalda a mis creencias para reemplazarlas con nuevas.

Nueva promesas que decía aquel hombre carismático, embelesando las palabras levantando la moral de los artesanos, pescadores, del pueblo entero y comenzando un movimiento para que voces que pedían silenciosamente atención ante sus gobernantes fueran al fin escuchadas.

Estuve ahí cuando Vladimir Lenin levantó a un pueblo entero en contra de sus zares, estuve ahí, los bolcheviques, luchando contra los que apoyaban a la familia real, aquellos que se nombraron mencheviques, estuve ahí entre las tropas de ejercito en la toma del palacio de invierno en 1917.

Sí, participe en la revolución del imperio ruso, estuve ahí en la creación del nuevo gobierno, de la unión, de la URSS.

Mis recuerdos terminan ahí para dar paso años adelante, en medio de ruinas, el aroma inundada en pólvora, polvo y cuerpos en descomposición.

Mis ojos carentes de compasión, de humanidad, acompañados de mis pasos resonantes a cada rincón de casas y edificios destruidos.

Herido, aun portando mi arma, cansado de todo, pidiendo a mi Dios piedad, pidiendo ver a mi familia, a mi hija, a mi mujer, sabiendo que pronto las volvería a ver o eso esperaba.

Cegado por toda hostilidad vivida, mis pasos me llevaron a un bosque, mis oídos ajustándose al silencio perturbador, esperando alguna señal de enemigos a quien disparar.

Me encontraba ansioso, no lo negaré, ansioso de disparar nuevamente a enemigos, la guerra me había convertido en un hombre hostil, despiadado y sin culpa antes las vidas ajenas, a ese punto ya no era yo, tanto vivido en aquellos años sin recordar, tantas muertes presenciadas que ya era igual todo, la vida se había vuelto sombría, vacía, carente de sentido, sólo éramos peones de mandamases sedientos de poder, ciegos.

Puedo decir con seguridad que ya no sentía el amor por mi mujer, ya no estaba esa magia y lo pude comprobar al estar en aquel bosque de aquel país tan ajeno a mí, de nombre aun no recuerdo.

Mis recuerdos me atormentan repitiendo una y otra vez aquel suceso.

En aquel bosque dándole la cara a un joven de rubios cabellos y ojos soñadores, ingenuos e inocentes, tan azules como el mismo cielo, su uniforme tan distinto al mío, sus facciones frágiles, delicadas, un joven que no a vivido los horrores de mil guerras, un joven que no ha vivido ni la mitad de la mía.

La diferencia de nuestras edades era por creces notorias a simple vista, mi rostro cansado, aunque joven para mi edad, demostraba ya lo vivido, a diferencia de aquel soldado su rostro tan fresco como lechuga recién cosechada, sin pizca de ser atormentados por los fantasmas de los ayeres.

Y en ese bosque lo escuché, con una voz suave pero decidida, con ese acento americano delatador, un me gusta saliendo de aquellos finos y delicados labios en mi idioma natal hizo que abriera mis ojos y me diera cuenta de lo ocurrido.

Ya no amaba a mi mujer, el amor había desaparecido años atrás, sin darme cuenta.

Y ahora estaba ahí, sin poder controlarme, saboreando aquellos tentativos labios mientras nuestras ropas desaparecían una atrás otra.

Y en ese bosque frío y oscuro, nos entregamos el uno hacia el otro en un mar de pasión y deseo para nunca volvernos a ver.

Y sin saber su nombre lo esperé hasta mi actual vida porque aquel joven me cautivó por el resto de mi vida.


¿Continuara?

1 de Octubre de 2019 a las 01:08 5 Reporte Insertar Seguir historia
4
Fin

Conoce al autor

Zaoh N Escritor e ilustrador amateur. Intentando de combinar mi dos pasiones.

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Publica!
María Guadalupe Daza María Guadalupe Daza
La guerra puede ser muy cruel
September 23, 2023, 11:28
The Monster The Monster
Dos años después espero que la puedas continuar, me hagustado bastante.
June 25, 2021, 05:01

  • Zaoh N Zaoh N
    Hola! Gracias por ser paciente sobre está pequeña historia, por ser una historia corta no hay continuación (no me dejan poner más capítulos), ¡pero ten por seguro que si habrá más partes! Ya estoy trabajando en ella y al igual que este será una historia corta (así no me saturo con escribir está historia y con mi otra historia que aún no está finalizada) Estaré escribiendo en avisos sobre las actualizaciones de este cuento corto, además ¡me gustaría que puedas disfrutar más de My eternal love y sus próximas continuaciones! Y espero leerte más y saber cómo te ha parecido el próximo cuentito corto, ¡Nos vemos en el próximo My eternal love! June 25, 2021, 10:09
Galo A. Vargas Galo A. Vargas
Hola! Somos del equipo de verificación de historias de Inkspired. Quiséramos dar por verificada la tuya, pero antes necesitamos que por favor corríjas ciertos errores ortográficos de falta de tildes y puntuación. Por favor, tan pronto lo hayas hecho, responde este comentario para darla por verificada. Saludos!
October 15, 2019, 22:35

  • Zaoh N Zaoh N
    Hola! Disculpe por no responder antes, pero ya he revisado y he arreglado las faltas que me fueron indicadas, espero que esté todo en orden. Saludos! October 21, 2019, 16:50
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