Vivimos en Naples Florida, desde que nuestros padres decidieron un "mejor futuro" para nosotras tres.
Originalmente venimos de Ecuador, debo admitir que me encantaría volver, he escuchado maravillosas cosas de mi país, aunque me temo que no podrá ser pronto pues mis padres tienen muy buenos amigos aquí además de su distinguido empleo como enfermera y cirujano.
Desde muy pequeña estuve interesada en la música y el arte, mientras que mis hermanas, Alice y Selene se enfocaron más por la pintura y el ballet.
Siempre fuimos muy distintas, ellas a cualquier actividad física, yo a cualquier actividad intelectual, ellas a los chicos y salidas, yo a casa y a los libros.
Aquellas locas pretendían vivir a prisa sus 16 y 17, en fiestas y cualquier otra salida cada vez que podían. También quería salir, pero mis padres no dejaban de recordarme que aún tenía 15, a los 16 también podría.
Un día papá llegó sumamente emocionado con rosas y regalos en mano, como de costumbre fuimos a saludarlo muy emocionadas, pero aquel no era un día ordinario, ese momento algo llegaría a mi vida para cambiarla por completo. Papá sacó un sobre de su bolsillo, el mismo que contenía una carta que decía:
QUERIDOS SEÑORES MEYER:
"Quiero agradecer su generosidad después de salvar mi vida y ser tan hospitalarios conmigo después de lo sucedido. Por ello quiero obsequiarles una beca completa para Alice, Selene y Kathe en el instituto GOLDEN BRIDGE HIGH SCHOOL en Montreal Canadá, el mejor de la zona y uno de los mejores en el mundo. Nuevamente les agradezco su generosidad y espero acepten este obsequio de mi parte"
ATT: Matthew McCloe
El señor McCloe un hombre de unos 42 aproximadamente, fue nuestro huésped por casi un mes y medio. Mi madre nos comentó que lo perdió todo tras un terrible incendio, sus bienes, su dinero y hasta su familia. Fue atendido por mis padres durante su recuperación en el hospital para después quedarse en casa hasta que mejorara. Su estadía en casa no me molestó en absoluto, él era un hombre muy simpático. A pesar de que durante todo ese tiempo él se quedó en mi habitación mientras Alice y yo dormíamos juntas, ninguna de nosotras tuvo problema alguno. Cada noche nos contaba una nueva anécdota de guerra.
Aunque dormir con mis hermanas no siempre era agradable, pues Selene venía a la habitación de Alice muy seguido tan solo para desvelarse platicando sobre chicos que las pretendían o a los que ellas mostraban interés.
Fue muy doloroso cuanto Matthew tuvo que marcharse, nos encariñamos mucho con él, lo que jamás imaginamos es que nos obsequiaría las becas para mí y mis hermanas en un internado tan prestigiado.
Todos se hallaban muy contentos con la noticia, menos yo, jamás fui de las que tiene muchos amigos, y ya en este colegio me ha tomado mucho hacerme de dos muy buenas amigas Abby y Bernarda, si iba ¿Qué haría? ¿Empezar desde cero?
A pocos días de que terminara el año escolar me sentía más sola que nunca, esa vez ni mis amigas podían consolarme. Abby se quedó conmigo en el salón al receso, Berny se ausentó aquel día. Abby colocó una mano en mi rostro y recogió un mechón de cabello, tras colocármelo detrás de la oreja dijo:
-Sabes que no me gusta verte así, tus 16 se aproximan y noto que comienzas a adelgazar, ¡No querrás verte como un esqueleto con ojeras y enredado cabello!
No supe que decirle, solo le respondí con una sonrisa fingida y la cabeza abajo, sentí tres palmadas de mi amiga sobre mi espalda, lo que ayudó a que recuperara una postura erguida. Poco más tarde sonó la campana, todo era un alboroto por los pasillos, entre tanto Abby y yo nos dirigíamos a historia.
Ingresamos al aula y nos percatamos que los demás ya se encontraban ahí, la maestra algo molesta aceptó que continuáramos, me encaminé a mi lugar y miré de reojo a Derek, un muchacho muy apuesto con ojos azules y cabellos dorados, pero como siempre ignorando mi presencia, como si fuera invisible, aún sentándome a su lado.
La clase avanzaba pero yo no podía concentrarme con tan apuesto perfil sentado justo a mi derecha, tomé una hoja de mi cuaderno y escribí una nota para Abby, una vez lista, le hice señas a que estuviese lista para atrapar el papel que se encontraba rodando por el piso del salón. La gruñona de la señorita Steele lo detiene con su pie izquierdo, lo recoge y se propone a leerlo en voz alta para toda la clase, entré en pánico de que llegara a hacerlo:
"Abby ¿Qué hago? Steele ¡Escupe demasiado! y Derek ¡Se ve guapísimo! no he podido concentrarme por su culpa...Quisiera poder invitarlo a mi fiesta, bailar con él toda la noche y veremos que sucede ¿Tú que dices Abby? ¿Será buena idea decirle que vaya?"
Al oír eso, todos en el aula comenzaron a reír, la maestra se enfureció, Abby cubrió su rostro y movió la cabeza, Derek estaba más rojo que un tomate y ¡YO!...yo era la nueva burla de todos. En ese momento salí corriendo del salón en dirección al baño de las niñas, una vez ahí, no pude contener el llanto frente al espejo. Minutos más tarde Abby llegó con mi bolso en mano asegurando que todo estaría bien y que la clase terminó poco después de mi huida. Le agradecí sintiéndome como una estúpida, me encaminé entonces a casa, no me importaba ya si no asistía a las horas siguientes ¿Y si mis papás se enteran? ¡Qué más da! incluso el peor de sus regaños es mejor que la burla de todo un salón.
Estaba muy triste, miraba al suelo sin prestar atención al camino recordando una y otra vez aquella vergüenza, una lágrima resbaló por mi mejilla, al tocar el suelo comencé a sentir que alguien venía detrás, se acercaba más y más rápido... «Kathe», pronunciaron suavemente a mi espalda, volteé a mirar pero nadie se encontraba cerca, comencé a sentir miedo y caminé de espaldas al camino a casa, de pronto mi cuerpo chocó con otro, sentí como me sujetaron suavemente de los hombros y la misma voz dijo «No temas, no estas sola». Era un joven de unos 19 o 20 años asumo por su voz, pero fue inevitable sentir terror al darme cuenta que físicamente seguía sola. Comencé a correr lo más rápido que pude, lo hice tanto que al final terminé exhausta en un parque desconocido, daba vueltas por el lugar pero no lograba ubicarme ¡ME PERDÍ!, no había un teléfono cerca o alguien a quien preguntar, solo una triste banquita al costado del parque. Comenzaba a oscurecer y yo seguía perdida, me resigné a no volver a casa esa noche, acomodé mi bolso al borde de la banca y me recosté sobre él, pensando en quién pudo ser el hombre de la voz misteriosa por quien ahora me encontraba ahí. Poco después visualicé a lo lejos dos hombres ebrios con una sonrisa aterradora en su rostro acercándose a la banca en la que me encontraba yo. El frío se desvaneció dando paso al pánico e incertidumbre, cada vez se encontraban más cerca pero el horror de aquella escena me hizo perder las fuerzas para moverme o gritar siquiera, cerré mis ojos con fuerza esperando que pronto se marcharan, pero no, llegaron hasta mi y comenzaron a reír descaradamente. Uno de ellos se inclinó hasta mi rostro y sentí ese asqueroso olor a alcohol y una fuerte respiración agitaba mi pecho. Una mano comenzó a tocarme la cintura con intenciones de ir un poco más abajo ¡¿Dónde rayos se metió el supuesto ángel de la guarda que tanto alababa mi madre?!
Un fuerte golpe azotó la banca en la que me encontraba, seguía sin abrir mis ojos por temor pero pude escuchar una fuerte pelea en mi delante. Cubrí mi rostro con el bolso de la escuela y encogí mis piernas lo más que pude. Esos malditos ebrios debieron pelearse por más alcohol o por quien me manosearía primero supuse, pero la verdad era otra. Minutos más tarde aún la pelea continuaba pero sonaron las sirenas de la policía y unas voces muy conocidas decían mi nombre «¡KATHE!».¡SI! ¡Eran mis padres y mis hermanas que por fin me encontraron! ¡Oow!
Nadie dijo una sola palabra camino a casa, pero cuando llegamos mis hermanas corrieron a sus habitaciones mientras yo:
-¿¡Qué demonios estabas pensando Kathe!? ¿Qué hacías en ese lugar?.-Preguntó papá
-Busqué ayuda pero nadie se encontraba cerca, caminaba a casa y me desvié del camino por...
-¿¡Nos crees idiotas?! No creo que el joven haya sido coincidencia.-Agregó mi madre
-¿De quién hablas?
-Esos ebrios peleándose con tu amigo y tú ¡Ni siquiera te ponías de pie!
-Pero en serio no se de que muchacho me están habl...
-¡Es suficiente Kathe! ¿Sabes el miedo que sentimos al ver llegar a tus hermanas a casa sin ti? Mientras tú quien sabe por dónde con esos tres tipos.
Era inútil hablar con ellos, no me dejaban argumentar mucho menos preguntar.
-Mañana te pondrás a limpiar la casa ¿¡Queda claro?!.-Ordenó mi padre
Solo acepté con la cabeza y subí a toda prisa hasta la habitación de Alice, donde la metida de Selene estaría sin duda. Abrí la puerta con fuerza para preguntar si ellas también vieron al muchacho.
-¡¿Acaso no sabes tocar?!.-Dijo Selene
-¿Cuántos hombres eran?
-Para que quieres saber lo que es obvio Kathe, ¡Sal de aquí!
-¡Esta ni siquiera es tu habitación Selene!...Alice, por favor dime cuántos eran
-Basta chicas... Eran 3 Kathe, los dos ebrios y tu amigo.- Respondió Alice
-Creí que no tenías amigos ¿Qué hacías con ese bombón?.- Agregó Selene
Cerré la puerta de la habitación sin responder. Me dirigí a mi alcoba a meditar ¿Quién pudo haber sido "mi amigo"? ¿De qué joven hablaba todo el mundo? ¿Sería tal vez aquel extraño con quien choqué de espaldas? ¿Qué estaba pasando? Muchas ideas se cruzaron por mi mente pero ninguna clara ni precisa.
La duda de quién pudo ser aquel desconocido, la emoción por mi fiesta de 16 que estaba cerca, tristeza al pronto tener que partir a Canadá e ira al no poder responder aún ninguna de mis interrogantes aturdían mi mente. Esa noche procuré dormir como si nada, fue imposible por supuesto, todo parecía desconocido a mi alrededor, lo presentía, tal vez por los sueños de esa noche, tal vez por todo lo que hasta entonces había pasado, pero sabía que algo pronto cambiaría...
Gracias por leer!
Podemos mantener a Inkspired gratis al mostrar publicidad a nuestras visitas. Por favor, apóyanos poniendo en “lista blanca” o desactivando tu AdBlocker (bloqueador de publicidad).
Después de hacerlo, por favor recarga el sitio web para continuar utilizando Inkspired normalmente.