Una sombra me persigue,
consagra mi miedo
el que nunca se extingue
del ser y del colectivo, el olvido.
Recitó oraciones de comunión
con la esperanza de alguna salvación
pero la sombra sabe mejor que yo,
la pureza de mi corazón años atrás se desolló.
Sin poder moverme
sin poder avanzar
la sombra
me intenta agarrar.
El vació y la pesadez
se extiende,
se hunde
y consume.
Labios secos,
garganta desierta
oigo los ecos
de quien está despierta.
Hoyos en la suela,
alimentos por uñas
y noches diurnas.
El camino se hace estrecho,
la sombra me va a atrapar,
busco un riachuelo
para poder escapar.
Agua no hay,
vació esta,
no servirá de nada gritar,
nadie verá la humedad.
La sombra me alcanza
y con sus manos
me abraza.
Tacto frío,
corazón vacío
murmullo al oído.
Cuando la piel cortada esté
vendré,
imagen y piel de ti seré,
por el momento pereceré.
No huyas más
descansa ya
y abre camino a tu caminar.
La sombra ya no me persigue
pero estoy segura
que aún no se extingue.
Gracias por leer!
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