khbaker K.H Baker

Todos los personajes mencionados en esta historia pertenecen a la autoría de J.K Rowling y son mencionados en sus historias, a excepción de Clover Parkinson que, si bien es parte de una familia ya existente creada por la autora ya mencionada, ese personaje es totalmente inventado con la intención de enriquecer la trama.


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Capítulo 1

1 septiembre de 1971

1

—Clover Parkinson —anunció la profesora Mcgonagall. Y la sala quedó nuevamente en silencio.

Clover emergió de detrás de un grupo de alumnos que todavía no habían sido separados en casas. Algunos susurraban a otros sin saber que, probablemente, cuando el sombrero seleccionador les colocase en casas diferentes, no volverían a hablarse.

Los zapatos de Clover resonaron contra la tarima a medida que avanzaba por el estrecho pasillo que quedaba entre dos mesas de diferentes casas. Estaba nerviosa, no por la elección del sombrero, ella estaba segura de la casa a donde sería enviada, sino por el hecho de que todos estuvieran mirándola.

Subió los escalones que la separaban del taburete donde debía sentarse. Los profesores la observaban sentados detrás de una mesa alargada sobre la que había platos vacíos cuando, finalmente, llegó al taburete, se sentó en él y contempló la cantidad de ojos que la miraban expectante.

Minerva Mcgonagall alzó el sombrero por encima de su cabeza y, cuando apenas le había rozado la cabeza, el sombrero exclamó:

—Hmmm… Claro como el agua, no me cabe duda… ¡Slytherin!

Clover respiró profundamente aliviada, aún sabiendo desde el principio que esa sería su casa. Una escueta sonrisa se dibujó en sus labios mientras bajaba del taburete y se dirigía hacia la mesa del comedor donde, otros Slytherin, gritaban emocionados al recibir a una nueva compañera.

—Severus Snape —anunció de nuevo la profesora Mcgonagall, provocando que, de nuevo, todos quedaran en silencio. Al margen del uniforme negro que todos los alumnos llevaban, aquel joven tenía un aspecto un tanto desaliñado.

Los presentes llevaron sus miradas hacia él con la misma expectación que habían mostrado con los elegidos anteriores. Cuando el sombrero exclamó la casa Slytherin, los miembros de esta casa, a excepción de Clover, la nueva incorporación, estallaron en una ovación. Desde su elección, ella se había mantenido con la mirada clavada en la mesa, desviándola de la madera vieja tan solo para alzarla hacia las velas que flotaban sobre la sala. Severus se sentó a unos metros de ella, pero su mirada se mantenía fija en una joven que todavía no había sido ubicada en ninguna casa.

—¡Gryffindor! —exclamó de nuevo el sombrero seleccionador. Los miembros de la mesa a la que el nuevo miembro había sido enviado, gritaron igual que lo habían hecho los miembros de Slytherin hacía unos pocos minutos.

Severus contuvo una maldición y bajó la mirada. Aquel simple gesto llamó la atención de Clover, que dirigió su mirada hacia la casa contraria observando que, la joven que había sido seleccionada para aquella casa, era la misma joven a la que Severus había estado mirando todo el rato.


2

Cuando todos los alumnos estuvieron en sus respectivas casas, el director dio paso a la cena que se sirvió de forma inmediata. Sobre las mesas aparecieron todo tipo de manjares y, como si los alimentos fueran a desaparecer en cualquier momento, todos los alumnos, novatos y veteranos, se lanzaron sobre la comida, devorándola como si llevaran lustros sin probar bocado.

Todos compartían sus deseos, pensamientos y dudas, los alumnos novatos escuchaban atentamente los consejos de los veteranos y estos, al mismo tiempo, se reían de algunas de las dudas de los recién llegados.

Las manos se movían incesantes sobre la mesa, los murmullos entremezclados de las casas hacían eco en las paredes, devolviendo susurros incomprensibles para aquellos que estaban lejos. Clover Parkinson contemplaba el escenario que se presentaba ante ella, comenzaba un nuevo curso pero para ella era comenzar una nueva vida. Sus padres eran magos de pura sangre lo cual aumentaba la presión sobre sus hombros. Debía dar lo mejor de ella y no podía dejar que nadie le pasara por encima, eso supondría una deshonra para su familia y su actual casa.

Como cada año, los fantasmas de las casas hicieron su aparición para amenizar la cena y presentarse ante los nuevos alumnos que, por supuesto, ya conocían de su existencia. Alguno de ellos gritó ante su presencia, aunque ninguno de ellos pertenecía a la casa Slytherin, los cuales mantenían su estupefacción al mínimo.

Tras la cena, un veterano de cada casa se encargó de guiar a los novatos a sus respectivas habitaciones, enseñándoles un camino que deberían aprender si no querían aparecer en el lugar menos indicado del castillo. Cuando sus caminos se desviaron y los alumnos se separaron, Clover no pudo evitar fijarse en como el joven llamado Severus desviaba constantemente la mirada hacia la joven pelirroja a la que no había dejado de observar durante toda la noche.

—Puedes darla por perdida —dijo Clover al pasar por su lado.

—¿Qué dices? —respondió Severus, alzando una de sus cejas.

—Una vez asignadas las casas, ya no hay vuelta atrás. Ella se distanciará de ti.

—Cállate.

Clover asintió y siguió su camino tras el joven de último curso que les guiaba a través de los pasillos.

El lugar al que llegaron se encontraba en las mazmorras, puerta ante la cual frenó el estudiante de último curso para recitar una contraseña en latín que todos debían aprenderse si querían volver a pasar aquella puerta, al menos las dos primeras semanas, hasta que asignaran una nueva. Tras la pared de piedra se encontraba la sala común de la casa Slytherin, así como las habitaciones. Todo estaba iluminado por lámparas de techo de color verde, cuya luz se oscurecía parcialmente dándole un aspecto sombrío a la estancia. Todos los sillones eran de cuero negro, y todas las sillas y mesas estaban cubiertas por manteles negros.

Cuando todos estuvieron en la sala común, les dieron las últimas pautas, como el lugar en el que estaban las habitaciones de los chicos y donde las de las chicas, e informándoles de que sus pertenencias ya se encontraban en las habitaciones que les habían asignado. En cuanto Seamus, el estudiante de último curso, abandonó la sala común para dejar que los recién llegados se acomodaran, Clover se dirigió a su habitación donde, en efecto sus pertenencias estaban sobre su cama.

—¡Hola! ¿Cómo te llamas? —preguntó una joven rubia, que esbozaba una amplia sonrisa. Clover la miró de arriba abajo antes de fruncir el ceño.

—Clover Parkinson —respondió sin alzar demasiado la voz.

—¡¿Eres pariente de Perseus?! —exclamó la muchacha—. Mi padre es un muggle y mi madre una bruja, y pudieron casarse, ¿lo sabías?

Aquel era un dato que a Clover no le agradaba, sin embargo, estaba en su sangre y eso era lo que pasaba con las familias. No importaba el tiempo que pasase, ni la descendencia que tuvieses, si un miembro de la familia había hecho algo deleznable, todos serían acusados por lo mismo. Al fin y al cabo, convivir en la misma casa no significaba que todos fueran a ser amables con ella.

—Entonces no deberías estar en esta casa —respondió con sorna, antes de esbozar una media sonrisa, comenzando después a sacar su equipaje para colocarlo en su propio armario.

No había comenzado con buen pie y, aunque aquella muchacha había acabado bromeando con ella, o al menos eso parecía, cuando la noticia de que era pariente de Perseus se extendiera por las demás casas, las cosas se pondrían todavía más difíciles para ella. Debía imponerse antes de que los demás lo hicieran por ella porque, si dejaba que aquello le afectara lo más mínimo, no habría vuelta atrás y no estaba dispuesta a ser la cobarde de Slytherin.


3

El día amaneció soleado y, en la habitación de Clover, las demás estudiantes ya danzaban de un lado a otro charlando entre ellas. Sin embargo, Clover todavía estaba metida en la cama, con el pelo revuelto y los ojos medio abiertos a causa del ruido. En mitad de un suspiro, se incorporó y, mirando a sus compañeras, negó con la cabeza.

—¿Sería posible que bajarais el tono de voz? Algunas queremos seguir durmiendo —dijo, con voz cansada.

—¿Te arriesgas a llegar tarde el primer día? —dijo una de ellas. Clover se encogió de hombros y bufó para apartarse un mechón de cabello de la cara, pero no volvió a acostarse, sino que acabó cediendo a los comentarios de sus compañeras y se puso en pie, dispuesta a vestirse.

Los pasillos estaban totalmente desiertos, a pesar de que había salido de la habitación antes que sus compañeras, su afán por la soledad la había llevado a vagar por los pasillos admirando la arquitectura del mismo, y los ornamentos de las esquinas y las barandillas. Cuando llegó a la puerta de la clase de pociones, Horace Slughorn se encontraba dando las primeras pautas para comenzar la clase.

Al verla, le dedicó una tierna sonrisa a la que ella correspondió a duras penas y de manera bastante forzada, y se sentó en el único hueco libre que vio. Al llevar la mirada a su compañero, negó con la cabeza y suspiró desviando la mirada. Severus ni siquiera se había dado cuenta de su presencia, seguía con la mirada perdida en aquella pelirroja que había acabado haciendo amistad con un joven bastante popular al parecer.

Clover dejó escapar una suave risa y apretó sus labios.

—¿De qué te ríes? —susurró Severus, frunciendo el ceño.

—De tu relación o lo que sea que te une a esa niña —respondió Clover, señalando con la cabeza a la pelirroja.

—Se llama Lily —susurró Severus de nuevo. Clover se encogió de hombros, dando a entender que le daba igual.

—Le prefiere a él, asúmelo. No sé qué os uniría pero una vez sois separados en casas, no hay vuelta atrás.

—Ella no es así —contrapuso Severus.

—Todos son así —recalcó Clover, con severidad—. Cuanto antes te des cuenta, mejor.


4

Severus no volvió a dirigirle la palabra a Clover en todo lo que quedó de clase. En cierto modo, despertaba en ella una especie de simpatía difícil de explicar, aún cuando nadie lograba simpatizarla. Aquella creencia de que esa niña tenía un lado bueno, le hacía distinto a los demás.

El cambio de clase trajo consigo peleas y burlas para ambos. Clover y Severus habían estado fijándose en Lily y James durante toda la clase, pero no fueron los únicos, pues las miradas furtivas eran recíprocas.

—¿Nuevo ligue? —preguntó James al mismo tiempo que posaba su mano sobre los libros de Severus para tirarlos al suelo. Él no respondió y Clover, observando la escena desde la lejanía, entrecerró los ojos y se acercó a ellos.

—Déjale tranquilo —dijo ella, amenazante.

—¿O qué? —le retó James, seguido de su cuadrilla. Clover dejó sobre el alféizar de la ventana sus libros y empujó a James, el cual cayó al suelo, mirándola con una ira desmesurada—. ¡Te vas a enterar!

—¿De verdad? ¿Prefieres que te acusen de pegar a una chica o que se rían de ti porque una niña te venció? —se cuestionó ella en tono burlón.

Los amigos y seguidores de James le ayudaron a levantarse del suelo, después, él se sacudió su túnica y negó con la cabeza.

—No merece la pena —masculló por lo bajo dándose la vuelta, no sin antes, darle otro empujón a Severus cuando se marchaban.

—No tenías que haber hecho nada —dijo Severus.

—Podrías darme las gracias.

—No tenías que haberte metido —repitió él.

—Y tú no puedes dejar que te trate de ese modo —respondió ella, haciendo caso omiso a lo que él le había dicho. Acto seguido, se agachó para ayudarle a recoger sus libros—. Tienes talento, Severus, no dejes que te eclipsen.

—¿Cómo sabes…?

—Sé escuchar —Clover se encogió de hombros antes de coger sus libros y comenzar a caminar sin un rumbo claro, mientras miraba en su horario cuál era la clase correspondiente a la que debía ir.

—Herbología —dijo Severus, tras haber echado una breve carrera para alcanzarla.

—¿Qué?

—La clase de herbología está en la otra dirección —aclaró él. Clover asintió esbozando una pequeña sonrisa—. ¿Cómo te llamas?

—Si lo adivinas, te enseñaré los puntos débiles de Potter para que puedas defenderte tú solo —se mofó Clover.

—Hablando así, todos pensarán que no sé defenderme por mí mismo.

—No sabes defenderte por ti mismo —dijo ella alzando las cejas—. O no quieres hacerlo.

—No quiero problemas porque…

—Porque Lily pensaría mal de ti, ¿cierto? —Clover esbozó una pequeña sonrisa y Severus se encogió de hombros—. Mi nombre es Clover —acabó diciendo tras unos segundos de silencio, en el que ambos se dedicaron a mirar al frente.

10 de Junio de 2019 a las 16:51 7 Reporte Insertar Seguir historia
12
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Vdrian Wireles Vdrian Wireles
https://getinkspired.com/story/76808/wizarding-world-la-gran-tenochtitlan
October 10, 2019, 23:09
Vdrian Wireles Vdrian Wireles
nice work....
October 10, 2019, 19:40
Daniel Guerrero Daniel Guerrero
Tengo que reconocer que no soy fan de Harry Potter, aun así, la forma en la que escribes, me está gustando
June 29, 2019, 03:31
Salvador Gonzalez Salvador Gonzalez
Me gustan mucho las historias de Harry Potter, y ésta vaya que es genial. Qué agradable leer algo así, continuaré con los demás capítulos. Me gustó mucho.
June 25, 2019, 21:23
Cuenta Borrrada Cuenta Borrrada
Vamos, esto es realmente interesante! El mundo de Rowling es uno de mis favoritos, es genial leerlo de tu pluma.
June 10, 2019, 22:27

  • K.H Baker K.H Baker
    Muchísimas gracias, viniendo de ti es todo un halago ^^ June 12, 2019, 09:09
~

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