Claudia
La culpa es mía, no quise ver. Me cegó el amor o la desesperación. El sentirme sola y triste. Fui presa de mis miedos, de mis ganas de sentirme querida. Él entró en nuestras vidas, abrí las puertas a un desconocido, al hombre perfecto.
Ahora miro las consecuencias y el miedo me paraliza. Elena no se mueve, no me atrevo a tocarla. Ella es como una hermana para mí, mi confidente, mi apoyo incondicional. Por culpa de ese hombre lo olvidé. He llegado a odiarla. La veía como la culpable de todo, me estaba robando lo que más quería. Cuando en realidad, ella era la víctima.
¡Reacciona!, haz algo. Es mi subconsciente. ¡Despierta Elena , despierta...! Continuará...
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