Hoy un intruso se escabulló en mis sueños.
Un hombre de experiencias vividas y guerras superadas. Un guerrero con gran fuerza, lealtad y noble corazón.
Dispuesto a todo. Pero en esta ocasión no a venido a luchar por un bien común o por su nación, sino en busca de su propia victoria y satisfacción.
Hoy nuevamente he soñado contigo.
Apareciste entre mis sábanas. Tu cabeza reposaba en esa almohada vacía, esa que añoraba que ocuparás.
Entre miradas surgió una guerra declarada.
Tu cuerpo se posó sobre el mío. Desenfundaste tu espada y con tus manos me exigias que pidiera clemencia. Me sentia derrotada porque nunca existieron dedos que encajaran tan bien en mi piel como los de tus manos.
Has creado fuego puro dentro de mi.
Quiero que me beses como si no hubiera un mañana mientras siento como te hundes en mi piel, sintiendo ya, tus pantalones arder.
A mil pulsaciones por minuto y la ropa por el suelo.
Te has introducido en mi infierno y yo he conocido el cielo al arañar tu piel.
Con gran valor y coraje has desnudado los demonios que dormían en mi pecho, aquellos que con impaciencia deseaban ser liberados por tu hombría.
La intensa batalla a llegado a su fin.
Mi cabeza reposaba sobre tu pecho. Aunque tarde me doy cuenta que en tu lugar una almohada vacía es lo que encuentro.
Mi mente y cuerpo vuelven a la realidad.
La impaciencia se apodera de mi y las lágrimas luchan por ganar esta pelea.
He vuelto a soñar contigo.
Ahora te hecho de menos en mi cama. Deseando sentir una vez más el calor de tu cuerpo sobre el mio. Hacer el amor contigo pero la realidad es que lo único que encuentro son más guerras y derrotas.
Gracias por leer!
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