Era muy joven en ese entonces, y solía pasar los días en silencio. Deambulaba solitariamente por las calles, bajo la suave brisa que descendía del majestuoso cielo, me encantaba mirar hacia el cielo por las noches, solitariamente me deleitaba bajo la luz de las estrellas.
Los días pasaban y los años con ellos. Era muy callado y educado. Mi familia solía ser muy adinerada, por lo que no era de extrañar sobre mi educación, sin embargo no todo en la vida es hermoso, y los mínimos errores o malas decisiones nos llevan a la ruina material, pero aún más deteriora nuestra alma.
Mi padre solía discutir a menudo con mí madre, y a veces no hablaban durante días. Yo era la única razón por la que seguían juntos, siendo que ya tenía suficiente edad como para afrontar una situación de ese calibre. Siempre discutían sobre la adicción de mí padre hacia las apuestas, él solía malgastar el dinero en busca de saciar su avaricia. Mi madre lloraba día y noche, solía sentarse en un viejo columpio que había en el jardín, y me dolía verle de esa manera.
Sus lágrimas cayendo al suelo rompían mi corazón y deseaba ser un ente divino para conceder felicidad a su aturdido corazón, sin embargo no podía hacer nada más que abrazarle en silencio. Tomando su frágil cuerpo en mis brazos, sonriendo entre lágrimas de una dama de porcelana. Ella era lo que yo quería proteger, no importaba la circunstancia, yo debía ser su protector, su mano y ojos en la obscuridad, debía ser quien en medio de aquel dolor curara sus heridas.
Los años pasaron y su corazón empezó a deteriorarse poco a poco, en las noches aclamaba por ayuda, yo le atendía con ayuda de la sirvienta. Se quejaba de un dolor en su pecho, ella tomaba mi mano llorando y decía siempre lo mismo《quédate conmigo》, parecía que ese era su último deseo. Mi corazón se desmoronaba ante sus palabras, mientras me hacía la misma pregunta. ¿Por qué el hombre que prometió amarle hace esto?
La respuesta parecía ser distante, mientras ella en cama sufría. Aquel que había prometido amor estaba perdido entre alcohol, apuestas y mujeres, parecía no importarle aquella mujer que entrego inocentemente su corazón y cariño hacia él. Era tan difícil de comprender.
Pasaron 6 meses y mi madre no parecía mejorar. Me encargue de llevar a los mejores médicos, le lleve a hospitales prestigiosos y del mejor servicio en medicina. Era inútil todos decían lo mismo y yo seguía negando sus palabras, todas las noches le decía《estarás bien mamá》mientras sujetaba su mano, conteniendo las lágrimas de este lastimado corazón.
Ella dormía mucho y a veces parecía no tener fuerza siquiera para ingerir algún alimento, deje mis estudios debido a su estado, al final de todo de nada serviría estudiar si ella no me iba a ver con un título. Procure, luche y dedique mi vida a ella, ya que era lo único en mí vida, era lo que más atesoraba y lo que más amaba.
Médicos y más médicos se paseaban en casa, y yo seguía con esa chispa de esperanza. Paso un mes más, era el día su cumpleaños, ese día procuré hacerle feliz, sabía que posiblemente seria el último.
Recuerdo esa mañana, ella se levantó por si sola y preparo un delicioso desayuno, cuando le fui a buscar me esperaba en la mesa, y con su dulce voz se dirigió a mí diciendo: —Buenos días, mí querido niño.—
Eche a correr hacia ella, le abrace y volvió a sonreír cálidamente. En mí mente pensé《ella está bien》, y me aferre a su cuello derramando leves lágrimas mientras ella solo decía: —Tranquilo, puedes llorar, aquí estoy para ti.— Su voz era lo único que deseaba escuchar en las mañanas, deseaba tenerle a mí lado por una eternidad.
—Feliz cumpleaños mamá— fue lo que dije, a lo que ella sonrió.
Ella sonrió con su amabilidad y respondió: —Gracias.—
Ella tomo mi mano para bailar, era la primera vez que le veía tan feliz. Sonrió y siguió sonriendo durante toda la mañana. Luego me dijo que le acompañara a la ciudad, yo pensé que al fin podría hacerle feliz, que podría darle lo que mi padre nunca le dio, cariño y amor.
Le compre un hermoso collar de plata, con un corazón tallado. Le lleve de paseo a lugares que nunca olvidare. Me divertí como nunca, mientras de su mano caminaba como cuando era niño. De regreso a casa, mi padre se encontraba en sala sentado en el sofá, cuando nos vio entrar su mirada reflejaba tristeza y arrepentimiento. Y esto nunca lo olvidare. Mi madre fue hacia él y le abrazo, susurrando a su oído palabras dulces y de afecto y mi padre lloro al escucharle.
Esa noche en la que los sentimientos de una frágil dama se convirtieron en recuerdos imborrables e irreemplazables, esa noche fue la última en la que le vi sonreír, esa noche la bella flor de aquel jardín se marchito, dejando frágiles pétalos envueltos de sentimientos. Su voz se tornó en silencio, su sonrisa en un recuerdo hermoso, su mirada, una mirada que nunca olvidare, su hermoso y largo cabello se convirtió en seda, seda que con lágrimas empape... Esa noche tan solo cortas palabras y hermosos recuerdos fue lo que me dejo, nunca olvidare la sonrisa de la dama que compartió la vida que siempre anhele. Sus últimas palabras fueron escritas por su suave y delicada mano, y en mí mesa fue dejada una carta escrita por ella, la cual decía lo siguiente:
《Lamentablemente yo me tengo que ir. Hoy me he divertido tanto, te doy las gracias por ello. Gracias por haberme acompañado en esas frías noches, gracias por cocinar esos deliciosos platillos para mí. Gracias por haberme comprado tan bonito collar.
Gracias por ser mi querido hijo, gracias por regalarme tan bellos momentos en medio de mi dolor y sufrimiento. Gracias por haber llegado a mí vida.
Aún recuerdo cuando de niño te cuidaba con tal cariño. Tú me has devuelto todo ese cariño en estos últimos días...
Mi niño, mi preciado tesoro, mi ángel amado, gracias, muchas gracias por todo lo que a mi vida regalaste.
Con todo amor escribo estas últimas palabras, con todo mi cariño te dejo, y por favor no te preocupes por mí, estoy segura de que algún día en la eternidad nos volveremos a encontrar. Con todo mi amor, mamá》
Una bella rosa que se marchito, y la dama que me dejo.
Pero con melancolía y amor sé que pude cumplir su deseo: estar a su lado hasta el final.
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Toma un breve momento y abraza a esa mujer, esa dulce dama que cuido de ti durante mucho tiempo. Toma un momento para abrazarle, dile que le amas, y valora a esa mujer, ya que ella es irreemplazable.
Cuida de ella como ella lo hizo contigo, y ama esa dama como ella te ama a ti. Pídele disculpas por lo que has hecho, dile cosas bonitas, dile que ella es la única que merece tal amor, ya que ella merece ese tiempo.
Gracias por leer!
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