anthedox Anthedox E.G

Leyenda de Disper y Gara, quienes entregaron la magia a todos los continentes de Anathira. Complemento histórico de posibles futuras historias que se desarrollarán en este mundo.


Fantasía No para niños menores de 13.

#cuento #magia #Anthedox #Anathira #Disper #Gara
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El regalo

Durante eónes, los 10 clanes nobles de Anathira han sido las únicas personas capaces de utilizar conjuros, se creía pues, que los nobles eran entonces elegidos por las deidades y por lo tanto, temidos y adorados por igual, pero la verdad era que habían logrado mantener las fuentes de magia contenidas para que solo ellos pudieran ser usuarios de la magia, esta prisión era conocida como el Nexo y contiene 10 sellos que resuenan con aquellos quienes tienen los mismos sellos grabados en la piel. Todos los nobles son marcados al nacer, lo que les brinda la posibilidad de usar las 10 escuelas de la magia, pero solo se suele ser compatible con dos o tres elementos.

Obviamente, el poseer estos dones les ha brindado también poder político siendo ellos quienes deciden el destino del planeta Anathira, afectando usualmente a los plebeyos, aquellos quienes no pueden usar la magia ni defenderse de los abusos de los nobles, y esto molestaba a Disper.

Disper era parte del clan Drawen, tercero en la línea de sucesión, que en su mayoría se componían de Biomantes, los que manejan las fuerzas bióticas, y, a diferencia del resto de su familia, no era un "pedante conjurador con complejo de superioridad" como solía llamar a los demás miembros no solo de su clan sino a cualquier poseedor de magia. Su familia culpaba a la relación que tenía con Gara, la segunda hija de los Vermillion, plasmamantes, y al tiempo que pasaban entre los plebeyos.

Estos chicos eran testigos del trato hacia los no-dotados, como eran vistos como poco más que animales, monedas de cambio en tiempos de guerra, simples números en el libro de los censos, y esto molestaba mucho a ambos. "Todos deberían poder utilizar los dones que las deidades entregaron al mundo", pensaba Disper siempre que veía a los plebeyos, y por eso junto con  Gara idearon la idea que cambiaría el curso de la historia: liberar los dones.

Sinceramente Disper no sabía en que estaba pensando, pero no era justo para el resto de personas y sobre todo ya no había vuelta atrás, había roto ya 8 sellos del Nexo.

—¿Aún los tenemos detrás?- preguntó  Gara con falta de aliento en su voz.

—Lo dudo, quizá se hayan retrasado un poco en el sello hidromántico pero seguro no tardan en darnos caza.

—Pues mejor será apresurarnos, ¿qué sello es el siguiente?

—El... necromántico- respondió Disper observando el mapa del Nexo —Por aquí, sígueme.

Al llegar a la sala donde se encontraba el sello que mantiene reservada la magia necrótica se dieron cuenta que tenían mucha suerte, pues nadie guardaba la runa. El sello era intrincado y brillaba con una luz violeta mortífera, parecía profana, digna de su nombre.

—Que el poder arcano se desborde en esta runa y destruya su prisión —dijeron ambos al unísono en un tono monótono mientras con sus manos formaban una especie de equis con sus dedos índice y medio. Al terminar el cántico, la runa antes violeta comenzó a tornarse azul brillante hasta que todos los trazos cambiaron de color, y los trazos parecían estallar en pequeños fragmentos de luz que se desvanecían en el aire.

—Solo queda el sello de tu clan —señalo la chica con satisfacción en su rostro. —Solo un sello más y los todos los continentes de Anathira serán libres de usar la magia también. No más monopolio para los clanes.

—Aún así temo lo que pueda encontrar en la cámara del sello biomántico.

—Esos son pasos, debemos movernos.

Esta vez lideraba  Gara el camino hacia la cámara donde aguardaba la runa mientras Disper se aseguraba que no los siguieran. De la misma forma que en el resto de cámaras, en el centro de esta se encontraba una runa compleja, pero esta tenía un resplandor verde. Ambos pusieron sus manos en posición, pero antes de que pudieran realizar el cántico se escuchó una voz que le heló la sangre a Disper.

—Mi propio hijo, conspirando contra no solo la nación y el clan, sino también contra los designios de las deidades mismas —la voz era grave y autoritaria, además de tener un dejo de sarcasmo.

—Tú no eres nadie para saber la voluntad de las deidades y los sabes, padre. Tan solo ansias el placer que trae el poder de la magia —se notaba la ira de Disper en su voz, despectiva y amplificada por el eco de la cámara.

—Debo aceptar que has llegado lejos en tu pequeña cruzada estúpida, pero piénsalo mejor, hijo mío. La magia del resto de clanes ha sido liberada, se ha vuelto común, accesible para los animales con los que sueles relacionarte, mientras nosotros aún conservamos nuestra parte de la divinidad. Déjalo estar y el clan Drawen podría gobernar toda Anathira.

—Me das asco —respondió Disper con repudio mientras formaba con sus manos otra señal que indicaba sus intenciones de dañar a su padre. Pero  Gara fue más rápida, y siempre ha sido mejor que él, pues mientras tenían su pequeña conversación pudo susurrar el conjuro necesario para romper el sello, que se tornó de un color azul antes de desaparecer igual que el resto.

—¡No! —bramó, Jev Drawen —¡Tú, vástago de los Vermillion! Te arrepentirás de lo que acabas de hacer... —dijo el hombre mientras sus ojos centelleaban con odio, pero nunca se supo que es lo que podría haberle hecho a  Gara pues, con una mirada cómplice, ambos susurraron un encantamiento:

—Ni destrucción, ni creación, solo un torbellino que apague el pensamiento —y tras decir la última palabra, dos rayos rosados impactaron a Jev, quién durante un breve segundo parecía estar desorientado antes de caer inconsciente al suelo.

—Bueno, es seguro que no podremos regresar a nuestro hogar ahora —aseguró Disper.

—Pero valió la pena


Esta leyenda se cuenta cada año durante el día de ungimiento, el día en que dos grandes magos entregaron el mayor regalo a Anathira, las diez escuelas mágicas: hidromancia escuela de no solo el agua sino también la sangre, geomancia escuela de la tierra y los metales, arcanomancia escuela del elemento arcano, necromancia escuela de las fuerzas de la muerte y la peste, plasmamancia escuela comúnmente como piromancia, aunque también se estudian otras formas de plasma como los rayos, neumomancia escuela del aire, psicomancia escuela de las aptitudes psiquicas,  vacuomancia la magia del vacío, sacromancia la escuela sagrada de la luz y biomancia que estudia la manipulación de la fuerza vital y los seres vivos. Gracias a estos héroes, la magia dejó de ser  privilegio de unos pocos y paso a formar parte de la vida diaria, dando así un florecimiento y una diversificación enorme a los conjuros y diversos usos de la magia.


Tomo I: Teoría Mágica, por Archimago Anthedox.

20 de Febrero de 2019 a las 08:12 0 Reporte Insertar Seguir historia
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Fin

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