sola Sol A

Con una diferencia de diez minutos se cuenta una breve historia acerca de un Vecino, una Vecina y un Desconocido.


Cuento Todo público.

#cuento-corto #349 #rutina #español
Cuento corto
0
4.1mil VISITAS
Completado
tiempo de lectura
AA Compartir

Rutina

El reloj marcaba las 6.00 am. Momento en que abría sus ojos para encontrarse con la oscuridad todavía reinante. Recordaba que todavía no habían salido del invierno, por lo que el sol todavía se encontraba escondido entre el horizonte. En una exhalación ya se encontraba fuera de su cama, refregando sus ojos que luchaban por mantenerse cerrados, puesto que su cuerpo exigía dormir dos horas más, pero su cerebro ya se encontraba despierto, por lo que no podría hacer eso.


El reloj marcaba las 6.10 am. Ella se encontraba saliendo del baño luego de una rápida ducha que debía darse en diez minutos o se le atrasaría su esquema. Para comprobar que seguía estando a tiempo, se fijo en el minutero colgado sobre su pared; cualquier ser humano se volvería loco por el tic tac continuó marcado por las manecillas, pero para ella era música. Un compás preciso que la incentivaba a seguir adelante.


El reloj marcaba las 6.20 am. La tostadora hizo el ruido exacto de que había concluido al momento justo en que se terminaba de servir el yogur. Una especie de sonrisa envolvió sus labios, conscientemente feliz de haber logrado estar en el tiempo ideal. No tardó en sentarse en su banqueta preferida para poder gozar de su perfecto desayuno hecho en 10 precisos minutos. Volvió a consultar el cronometro, el gesto se mantuvo al tiempo que daba una mordida a la tostada perfectamente hecha. No se dio cuenta de que no tenía mermelada, ni queso, ni manteca.


El reloj marcaba las 6.30 am. Abandono el recinto atravesando la puerta sin mirar atrás, en su bolso se encontraba todo lo que precisaba puesto que la noche anterior había guardado lo necesario, no reviso si había algo que se estaba olvidado u alguna cosa estaba fuera de lugar, puesto que todo lo había acomodado en el tiempo justo. Aunque, sinceramente, tampoco le da la importancia necesaria. Como no le daba espacio en su cerebro, no noto que se olvido de hacer su cama, había veces que simplemente prefería no hacerla, ya que esa misma noche caería en desarmada cama. Su cabeza funcionaba en automático, por lo que no se dio cuenta que la puerta de su casa se encontraba sin llave.


El reloj marcaba las 9.00 am. Una persona desconocida ingresó al recinto donde la joven había estado hacia tres horas. Aquel desconocido se sorprendió de que la puerta estuviera abierta, pero no desperdició la oportunidad de ingresar para ver que pertenencias podría robar de aquella casa que algún despistado dejo abierto.


El reloj marcaba las 9.10 am. El extraño no tardo en volver a salir por la puerta donde diez minutos antes había ingresado. Cualquier persona que lo viera sería capaz de ver pánico en sus ojos, pero si alguien le preguntará que ocurrió, solo lo escucharía gritar y lo vería huir. Que es exacto lo que hizo en cuanto un vecino lo vio.


El reloj marcaba las 9.20 am. El vecino trato de detener al intruso, pero regresó solo caminando por el pasillo del edificio. El desconocido había escapado con tanta velocidad que no fue siquiera capaz de entender que fue lo que tanto lo aterro. Sabia que no era su tema, pero no pudo evitar observar con curiosidad la puerta por la que había salido el extraño. La curiosidad no fue tan fuerte para que quisiera investigar, era la casa de su vecina. Negó con la cabeza para revisar su propio reloj de muñeca; se le estaba haciendo tarde.


El reloj marcaba las 10.00 am. Todavía mantenía la respiración acelerada por la carrera que había dado con tal de alejarse de ese complejo de edificios. Puede que sus intenciones no hayan sido del todo nobles, pero jamás había esperado encontrarse con aquello. Se prometió a si mismo que conseguiría un trabajo y mejoraría su vida, que no volvería a entrar a hurtar en ninguna casa o departamento, puesto que ese susto logró cambiar su perspectiva. Decidido, fue hasta el hogar de su madre para poder pedirle perdón.


El reloj marcaba las 18.30 pm. Volvía a caminar por el pasillo la dueña del departamento que tuvo un visitante inesperado. Llevaba dos bolsas a punto de rebosar de diferentes productos, podía notarse como jadeaba por el peso de ambas bolsas. Inclusive parecía gruñir cada tanto, pero eso solo era capaz de escucharse si se estaba muy cerca de ella.


El reloj marcaba las 18.40 pm. Era capaz de observarse como el dúo caminaba por los pasillos. Aquel vecino caminaba tranquilamente, ayudando a cargar una de las dos pesadas bolsas. Se podía notar como la joven se encontraba nerviosa por estar en compañía del vecino, ¿quizás era una pequeña ansiedad digna de una enamorada? Por la forma en que apretaba las manos alrededor de la bolsa, podía dar esa apariencia con muchísima facilidad. Claro que también se mostraba atenta respecto a las palabras que mencionaba el vecino. Llegando a demostrar sorpresa en cuanto escucho que un Desconocido había ingresado en su hogar, la exaltación pareció superar el nerviosismo que la había caracterizado.



El reloj marcaba las 18.50 pm. Con amabilidad correspondiente del vecino, se había ofrecido a ayudarle a llevar las bolsas a la cocina, ella se lo agradeció con una tímida sonrisa pero se lo rechazó con cortesía. Ambos se despidieron en la puerta de la casa de la mujer, escuchándose el click que indicaba que la puerta fue cerrada con llave. Logrando dejar al hombre con una curiosidad más patente respecto a que había logrado asustar al desconocido.



El reloj marcaba las 13.00 pm. El vecino había considerado buena idea invitar a salir a su vecina, razón por la que se encontraba en la puerta de la dulce  muchacha tocando el timbre, estaba lo suficiente nervioso para no buscar esconderlo a la vista de nadie.



El reloj marcaba las 13.15 pm. Aquel hombre nervioso había regresado a su propio hogar, sorprendido porque no había recibido respuesta alguna por parte de su vecina, supuso que probablemente se encontraba disfrutando el sábado. Probaría más tarde. 



El reloj marcaba las 18.30 pm. Había sido capaz de escuchar unas risas que hicieron que se asomará para el pasillo, siendo espectador de la causa de esas alegrías, puesto que fue capaz de ver como su vecina volvía a la casa de la mano con una hermosa mujer, se podía observar como ambas llevaban anillos en sus dedos anulares. 


El reloj marco las 18.31 pm cuando el vecino comprendió porque el hombre se había marchado aterrado de la casa de su vecina.

12 de Febrero de 2019 a las 20:48 0 Reporte Insertar Seguir historia
0
Fin

Conoce al autor

Sol A Disfruto escribir a pesar de que soy más amateur y novata

Comenta algo

Publica!
No hay comentarios aún. ¡Conviértete en el primero en decir algo!
~

Historias relacionadas