nataliasrok Natalia SilvaRodriguez

❝Deseo que el deseo de Emma Swan de no ser la salvadora sea concedido❞. Con lo que la Reina Malvada no contaba era que, al cambiar el pasado cambiaría la historia completamente y las cosas menos impensadas podrían pasar...


Fanfiction Series/Doramas/Novelas Todo público.

#onceuponatime #reginamills #dagbymills #au #enchantedforrest
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Deseos Mortales

[× Storybrooke. Tiempo Presente ×]


Claro que Henry había quedado pensando sobretodo lo que estaba pasando: primero su madre es enviada a otra línea temporal y ahora su otra madre decidió ir allá para salvarla y traerla de regreso. No podía hacer mucho para ayudarles, por más que quisiera hacerlo, no tenía nada con que ayudar.

Pero más que todo, el pequeño se había quedado intrigado sobre la historia que su madre le contó sobre su hermana y a la vez tía abuela. Era por ello que el jovencito buscó en su libro a ver si conseguía encontrar la historia de la joven conocida como Dagby.


Buscó en cada uno de los libros que tenía a su alcance en la biblioteca de la casa del Autor. Aquella gran mansión con todos los libros.

¡Por fin! En uno de los libros de cuentos del librero cerca del gran ventanal lo encontró. Se encontraba en la página 79 del mismo.



— « El día floreció así como las flores lo hacían. La gran vista que había desde el gran ventanal del piso más alto del Palacio Radewood era la más maravillosa de todo el reino. Desde allí, la princesa podía ver incluso hasta el otro lado del Gran Río cuya orilla se encontraba cercana pasando el pequeño bosque.

Pero la Princesa se encontraba sumida en una gran tristeza. Siquiera la maravillosa vista frente a ella podía quitarle aquel sentimiento dentro de su pecho.


Pobre criatura, la sensación de abandono y olvido la agobiaban. Día. Mañana. Tarde. Noche. No comía. No bebía. No sonreía. Ya nada hacía. La joven princesa se hallaba parada en su balcón, sin notarlo una lagrima se escurrió por su mejilla pálida. Bajó la mirada hacía el suelo bajo sus pies y de allí más abajo.

Sus manos posadas sobre el fino barandal de hierro. Tan fino que un simple movimiento conseguía removerlo de sus cimientos. Corrió su vista a su muñeca descubierta ya, las heridas en ella eran un claro recordatorio de su fracaso pasado. "Ella me olvidó. ¿Quién va a extrañarme si algo me pasase? Mi libertad está a solo un paso". Ese y otros pensamientos cruzaban su mente. Pobre criatura. Sumida en una gran tristeza. Pobre criatura que ya a esa corta edad decidió su destino.


Y fue así como, apenas movió el barandal y lo dejó caer al vacío. Levantó una última vez su mirada hacía aquella hermosa vista, tan pacifica. Una última vista tras la cuál cerró sus azules ojos por última vez, sollozando en silencio solo musitó un simple "Lo siento" y tras esto, la joven princesa se dejó caer al vacío. Tan rápido. Tan eterno. Nadie oiría nada. Nadie notaría nada. Ella tampoco los haría notar. Una decisión tomada, una decisión sin retorno.

Allí ingresó la doncella a la habitación de la joven princesa, traía consigo la charola con alimentos acordes a la hora. Se asombró al ingresar y no ver a su Alteza allí. Fue entonces cuando disipó algo sobre la tendida cama, dejó la charola sobre una de las mesitas y se dirigió a la cama y allí tomo aquel pedazo de papel doblado, al cuál al desdoblar decía "Al final del cuento, la princesa lo pierde todo, y todo lo que amamos se vuelve cenizas....". Entonces la mujer supo, dirigió su mirada al balcón y corrió hacía allí, miró hacía abajo y allí la vio. Un grito sonoro que alertó a todo el mundo...»



Henry no podía evitar las lagrimas que fluían de sus ojos y se escurrían por sus mejillas. ¿Se había quitado la vida? ¿Había sido capaz de hacer semejante acto?.

El jovencito no pudo evita sentir esa opresión en el pecho. Esa angustia que le oprimía y le hacía sentir pena por ella.

Cerró el libro y lo regresó a su lugar. Claro que se limpió las lagrimas refregándose el rostro. Que terrible que alguien llegue a ese tipo de decisión. Ahora entendía porque su madre lucía tan triste cuando veía el relicario: de seguro se enteró la terrible noticia con respecto a las circunstancias de su muerte. O tal vez no.



[× Bosque Encantando. Palacio Radewood. 34 años atrás. (dentro del deseo) ×]


Se encontraba sentada en el borde de su cama. Tenía su cabeza baja y su mirada posada en sus muñecas descubiertas.

Una y mil veces lo repasaba en su mente. ¿Qué había hecho mal? Creyó haber calculado todo, pero aún así la habían encontrado tantos meses atrás. Fue curada, si, pero ¿Para qué?¿Para seguir siendo una prisionera en una jaula de oro?¿Seguir siendo la princesa abandonada y olvidada por su madre?¿Alejada de todos y todo?. No, no quería seguir siendo eso.

Se levantó de un brincó de la cama y fue a su escritorio, el cuál de frente tenía un espejo. Tomó su pluma, un pergamino y escribió. «"Al final del cuento, la princesa lo pierde todo, y todo lo que amamos se vuelve cenizas..."»

Su letra tan particular y manuscrita. dobló el papel por la mitad, se en el espejo: sus ojos cristalizados, su piel un poco más pálida que el día anterior, su cabello mantenía ese tono entre rojizo y negro, y a la vez descuidado por ella misma...sus labios pálidos.


Ya no se toleraba verse más. Sufrir más.

Se levantó de la silla, fue hasta su cama y dejó la nota doblada sobre la misma.

Se dirigió hacía su balcón. Lo único bueno que tenía su cárcel de oro era aquella vista: el cielo en el horizonte, los bosques cercanos y algunos más allá, el río...tan pacifico lugar. Tenía sus manos apoyadas sobre el barandal, apenas las apoyó sintió como la misma se removía desde los cimientos. Había que admitirlo, para ser un supuesto barandal de seguridad era más inseguro que cualquier otro lugar del Palacio. Era tan fino que hasta el más simple movimiento podría hacerlo caer.


Sin querer miró nuevamente sus muñecas descubiertas.

Tomó una bocana de aire profunda. "¿Ella me hubiese llorado si en verdad lo hubiese conseguido?" "No, ella me olvidó, nadie va a extrañarme si algo me pasa...Podría ser libre...con un solo paso".

Esos pensamientos tristes que cruzaban su mente. Llevaba tiempo sumida en aquella tristeza completa a tan corta edad. Esos oscuros deseos se hacían cada vez más fuerte con cada vez que fallaba..


Lo repensó nuevamente. Agitando apenas la barandilla. Estaba aterrada pero a la vez segura de aquello. Miró el vacío bajo sus pies..Una última sacudida al barandal y éste cayó con todo al vacío: rápido, nadie lo notó. Se enderezó, levantó su mirada hacía la gran vista, tan pacífica, podría ser el mejor último recuerdo que alguien podría tener.

La princesa cerró sus ojos, manteniendo esa última imagen en su mente y se dejó caer al vacío. Se hacía eterna la caída y a la vez pasaba tan rápido. Nadie lo notaría. Nadie oiría nada. No gritaría. Solo mantenía el silencio y sus azules ojos cerrados.

El joven soldado se acercaba al palacio, caminando tranquilamente.

Había sido uno de esos días de patrullaje aburridos. No traía su casco puesto. Podrían decirle lo que quisieran pero si algo no aguantaba era el calor innecesario que ese artefacto producía.

No supo porque, pero al levantar la mirada veía a alguien cayendo.

No lo dudó: corrió hasta allí a modo de querer atajar a quién fuese que caía. Lo tenía que atajar a toda costa de lo contrario no se perdonaría haber dejado que alguien muriera sin hacer nada al respecto.

Llegó a tiempo. Colocó sus brazos en posición y esperó.

Cuando al fin la victima quedó entre sus brazos, el joven hombre no pudo evitar quedar plasmado ante el rostro contrario.

Tan joven, frágil...su respiración estaba agitada por el correr para llegar a tiempo así como los nervios de la situación.

La princesa abrió los ojos al sentir algo que la sujetaba por debajo.

Sus piernas estaban tendidas en el aire pero no le dio importancia. Miró a su alrededor y luego posó su mirada en aquel joven rostro frente al propio.


— Tu...¿Tu me salvaste?


Preguntaba con voz quebradiza y baja.

El joven soldado solo se digno a asentar haciendo una leve y tenue sonrisa ladina. Sus azules orbes estaban posadas solo en el rostro contrario.


— Lo hice...y me alegro haberlo hecho....

3 de Febrero de 2019 a las 20:59 0 Reporte Insertar Seguir historia
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