lolli_bomb Tatiana Connors Ijoris

¿Hacer lo correcto o hacer lo que más me beneficia? El bien y el mal se pueden parecer más de lo que uno cree. "Libera me from He" es una historia que narra las aventuras de Terry, un chico estadounidense que por azares de la vida termina con el destino del universo en sus manos, y tiene que decidir que futuro desea para él y toda la humanidad. Lo que comenzó como un juego de niños terminó por sellar su destino para siempre. Él junto a su equipo deberán elegir qué causa apoyarán por el bien de la humanidad y la vida en el universo. Con la ayuda de "Ella" sortearán cientos de adversidades que se les presentarán en el camino. ¿Elegirán sabiamente su destino?


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¿Qué hora es?

—¿ESTÁS SEGURO DE QUE ESO ES LO QUE QUIERES PARA TI Y LOS DEMÁS?


—¡Tal vez no esté muy seguro, pero de lo que sí estoy seguro es de que yo no quiero esa vida que tú nos ofreces, no me interesa vivir para siempre si implica esclavizar otras formas de vida! —Apuntó su arma hacia aquella negruzca silueta y apretó el gatillo, el ruido de las balas al salir del arma sonó con fuerza entre el silencio, las balas explotaron al tener contacto con aquella criatura dejando a su paso agujeros en su piel.


—ESTÁS COMETIENDO UN GRAVE ERROR MUCHACHO, ESA CRIATURA DE AHÍ NO ESTÁ SIENDO SINCERA CONTIGO, DESDE UN PRINCIPIO HA CONDENADO A LOS DE TU ESPECIE A MORIR EN ESTE LUGAR, YO TE OFREZCO TODO LO CONTRARIO SI ME AYUDAS A DESHACERME DE ELLA —Su piel comenzó a regenerarse y a cubrir los agujeros que le habían hecho las balas al explotar.


—¡Puede que tengas razón, pero no me importa! Lo que tú me propones es simplemente horrible y aterrador, no me interesa formar parte de ello, además yo confío en ella. ¡Seré yo quien se deshaga de ti! —Gritó Amadeus hacia aquella criatura que yacía de pie sobre una roca.


—DE ACUERDO, ESTOY DISPUESTO A ACEPTAR TU VOLUNTAD Y LA DE TU GRUPO. VEREMOS A QUIENES DECIDEN APOYAR LOS DEMÁS HUMANOS CUANDO DESCUBRAN LA VERDAD SOBRE ELLA.


—¡Me importa un carajo lo que pienses!


—HE DE ADVERTIRLES QUE ENFRENTARÁN SU MUERTE SI INTENTAN INTERPONERSE EN NUESTROS PLANES — Aquél sujeto parecía no inmutarse ante las constantes agresiones verbales que el chico le gritaba.


—¡Ja! ¡Solo inténtalo maldito idiota! —El rostro de Amadeus estaba lleno de confianza y seguridad.


—TE EQUIVOCAS, YO NO LOS MATARÉ.


—¿Que cosa dices?


—USTEDES SERÁN QUIENES SE MATEN ENTRE SI, TENLO POR SEGURO. USTEDES HUMANOS SIEMPRE LO HACEN DE ESE MODO, ¿NO ES ASÍ? —El aspecto serio e indiferente que tenía aquel tipo degeneró en una especie de sonrisa tétrica de aspecto horripilante.


Detrás de aquella figura apareció una especie de singularidad que distorsionaba la imagen de lo que había a su alrededor, aquél ente se dio la media vuelta y caminó a través del portal y desapareció así sin más, dejando atrás a las otras criaturas que lo acompañaban.


—Será divertido después de todo —Dijo uno de los sujetos que estaban de pie frente al portal, el acento con el que hablaba era ciertamente llamativo, arrastraba las "r" en sus oraciones. Acto seguido caminó hacia atrás y de igual forma desapareció en el portal.


—¡Qué pasada! ¡Esta vez si nos divertiremos un montón, chicos! —Una silueta más pequeña gritó con alegría hacia otras dos personas que estaban junto a ella, quienes solo asintieron con la cabeza y se fueron.


Después de unos segundos, todos aquellos seres habían entrado al portal y este se había cerrado tras el último que entró, el silencio reinó en aquél lugar, nadie comprendía bien que es lo que había pasado y a qué se refería aquél sujeto con esa última afirmación.


—CONSIDERO QUE ES HORA DE IRNOS —Unos dedos largos y demasiado finos se posaron sobre el hombro de aquél muchacho, que seguía mirando hacia dónde hace unos momentos estaban esos seres que tenían un aspecto increíble, tal vez de otro mundo.


—¿Qué rayos eran esas cosas? —Una voz femenina preguntó


—Una pesadilla que aún no tenemos —Alguien respondió.


[ . . . ]


El zumbido de una alarma proveniente de un reloj digital comenzó a sonar en la habitación, el reloj marcaba en pantalla las 11:00 a.m. y el ruido de los pájaros cantar en el exterior se mezclaba con aquel sonido. Un manotazo salido de la nada provocó que aquél reloj dejara de sonar y que todo se quedara en silencio por unos minutos. En la cama, estaba un chico con los ojos totalmente cerrados, quien solo unos minutos después, entre uno que otro quejido de molestia, se sentó en la cama mientras se frotaba los ojos.


—Maldición.


De manera casi inmediata salió de la cama en un movimiento veloz y tomó un montón de ropa que estaba sobre una silla, se metió al baño y de golpe cerró la puerta tras de él, el ruido del agua caer comenzó a escucharse tan solo unos segundos después de aquél portazo estruendoso. Pasado un rato el joven salió a toda prisa del baño y se puso sus zapatos rápidamente, se levantó y tomó una mochila que estaba a un lado de la puerta de la habitación y la arrojó sobre la cama. Comenzó a caminar alrededor de la habitación de una manera frenética mientras tomaba algunas cosas que buscaba y sacaba de los cajones donde tenía ropa guardada. Se acercó a la mochila y la tomó, caminó hacia la puerta de su habitación y se salió a toda prisa.


—Hijo, ¿no vas a desayunar? —Una voz femenina dijo desde algún lugar.


El chico estaba por salir de la casa, pero al oír esas palabras se detuvo en seco, miró hacia un lado y vio a una mujer que estaba de pie frente a él, sujetaba una escoba con la mano. Era una mujer bastante bien parecida a pesar de ya tener más de 30 años, llevaba puesta ropa casual y estaba algo despeinada.


—¡Hola mamá! Ehm...¡No! Esta vez no desayunaré, compraré algo de camino a dónde voy —El muchacho se quedó quieto frente a la puerta principal, su madre lanzó un suspiro tras escuchar aquellas palabras.


—No me gusta que andes por ahí sin desayunar, no te hará bien andar por ahí con el estómago vacío, te enfermarás rápido de ese modo —Aquella mujer estaba recargada sobre una escoba que sostenía entre sus manos.


—¡No te preocupes! De verdad compraré algo de camino allá, es solo que ya voy tarde, discúlpame madre.


—Ten mucho cuidado a donde vayas a ir, ¿Okay? No te metas en líos otra vez.


—SÍ MAMÁ, no me meteré en líos —Dijo mientras abría la puerta.


—Te quiero mucho Terius, llámame cuando vuelvas o si algo ocurre.


—Sí mamá yo igual, ¡adiós! —Salió de la casa y cerró la puerta detrás de él.


En el jardín estaba su bicicleta tirada en el suelo, caminó hacia ella y la levantó, se subió en ella tan rápido como pudo y comenzó a pedalear para agarrar impulso y andar por la calle. El camino hasta la casa de su amigo no era tan largo, estaba exactamente a 10 minutos o menos desde ahí, y el reloj marcaba las 11:30 a.m. ¿Por qué tenía tanta urgencia por llegar temprano si habían quedado él y su amigo en verse a las doce del mediodía?

Pasado un rato, finamente llegó a su destino después de haber estado pedaleando a toda velocidad durante unos diez minutos, se detuvo frente a una casa muy parecida a la de él, afuera había una camioneta aparcada y estaban 3 personas sentadas debajo de un árbol que estaba plantado en el jardín. Las 3 personas lo miraron fijamente durante unos segundos hasta que el se aproximó más hacia ellos.


—¡Hasta que por fin llegas Terry! —Dijo una de las personas que se puso de pie cuando Terry se acercó.


—Buenos días para ti también, Miguel —Respondió burlonamente.


—Buenos días muchacho —Dijo un hombre que se veía notablemente más viejo que los demás.


—¡Hola Ryan! Qué gusto me da volver a verte por aquí.


—H...ho...hola Terry —Una voz femenina se escuchó en un tono muy bajo.


—¡Hey hola Rosalind! Después de todo sí decidiste venir con nosotros.


—Sí claro, por supuesto que quise venir con ustedes a acompañarlos —Su tono de voz hacia notar un cierto grado de nerviosismo o ansiedad.


—Será genial tenerte por aquí, te prometo que no te arrepentirás en lo absoluto.


Él se dispuso a mirarla con más detenimiento y atención, llevaba puestos unos jeans negros que le quedaban un poco ajustados al cuerpo, usaba una blusa blanca de olanes largos y también traía puesta una pamela de color beige que la hacían lucir espectacular, aunque a decir verdad, llevaba un atuendo ideal para un día de campo, no para ir de excursión.


—Bueno, ahora que llegaste tú ya solo falta que guardes tus cosas en la camioneta para que podamos irnos de una vez —Ryan dio unos ligeros golpes a la carrocería de la camioneta.


—¡Está bien! Enseguida las guardaré, ¿No hay problema si dejo mi bicicleta aquí frente a tu casa o si, Miguel?


—Para nada, tú ponla donde quieras.


Terry abrió la cajuela de la camioneta y puso su mochila encima de las otras 3 que habían puesto los demás.


—¡Listo! — Dijo Terry mientras cerraba la cajuela.


—Muy bien, entonces suban todos al auto, nos espera bastante caminó por recorrer, y recuerden que debemos regresar temprano a casa —Advirtió Ryan.


Los cuatro abordaron aquél vehículo blanco que estaba estacionado frente a la casa de Miguel, el ruido del encendido del motor sonó delicadamente tras unos instantes, posteriormente el automóvil avanzó por la calle.


—Oye Terry, esto...¿A dónde me habías dicho que íbamos a ir? Lo olvidé totalmente, lo siento —Preguntó la chica, quien intentaba arreglar su cabello con sus manos.


—No te preocupes, a todos se nos olvidan cosas alguna vez, y pues iremos de excursión a una ciudad abandonada, está algo lejos de aquí.


—¿Una ciudad abandonada dices? —La expresión en el rostro de la chica no lucía para nada tranquila.


—Bueno, no iremos a la ciudad en sí, si no a un parque que está justo debajo de unas montañas que están a un lado de la ciudad esa, escuché que hay unas cuevas naturales ahí que están geniales.


—Oh que bien, suena genial e interesante, jamás he visitado algo así, qué suerte que traje mi cámara fotográfica para sacar algunas buenas fotos—Puso una pequeña sonrisa en su rostro.


—Te gustará ya lo verás, siempre encontramos algo interesante a dónde quiera que hemos ido, ¿Verdad, Miguel?


—Desde luego, siempre hay algo que hace que el viaje valga la pena, si no fuera así, de ninguna manera seguiríamos haciendo esto —Respondió Miguel.


—Suena muy interesante, ciertamente —El rostro de la chica estaba lleno de curiosidad por lo que ellos decían, no estaba acostumbrada a salir, ni mucho menos a explorar lugares tan remotos.


Condujeron un par de horas a través de las carreteras que atravesaban el norte del gran desierto de Chihuahua, kilómetros y kilómetros de tierra árida adornada con cientos de matorrales que de alguna manera se las han apañado para resistir las insoportables temperaturas del inmenso páramo donde crecen. A lo lejos, se podía divisar lo que podría ser un águila buscando algún bocadillo entre todo el terreno debajo de él, parecía bastante seguro de que encontraría algo tarde que temprano por el lugar donde sobrevolaba. El calor fuera de la camioneta sin lugar a dudas era algo intenso, sin embargo, el aire acondicionado hacía que el ambiente fuera un poco más llevadero para los cuatro. Mientras tanto, los tres chicos escuchaban música que cantaban al unísono, Rosalind por su parte era un poco más tímida y se limitaba a observarlos mientras ellos cantaban, no estaba tan impuesta a comportarse de esa manera y por ello le generaba un poco de repelús pensar en siquiera actuar de esa forma un poco boba y burlesca.


Unos instantes más tarde, Terry sacó su teléfono celular para intentar enviarle un mensaje de texto a su madre, pero se dio cuenta que su teléfono ya no recibía cobertura en aquél lugar tan lejano en el que se encontraban, un poco disgustado guardó el teléfono celular en su bolsillo nuevamente pero, algo que vio desde el rabillo del ojo llamó su atención.

Rosalind estaba buscando algo en la bolsa que llevaba consigo, tras un breve momento sacó una muy pequeña botella con alguna loción desconocida, a continuación vertió un poco del contenido del envase en su mano y lo comenzó a esparcir a lo largo de su brazo con mucha delicadeza y detenimiento. Hizo lo mismo en su otro brazo y también en su rostro, su piel blanca adquiría una especie de brillo tras aplicar aquella sustancia que desprendía un aroma muy dulce y familiar, tenía un aroma a vainilla demasiado sutil. Terry se quedó cautivado ante aquél suceso tan simple y sencillo, tanto que miraba fijamente a aquella mujer con cada movimiento que Esta hacía, fue hasta que ella de algún modo notó que él la estaba mirando con gran atención. Ambos cruzaron miradas, y ella dibujó una muy linda y delicada sonrisa en su rostro, movio sus labios pronunciando una serie de palabras a las que él apenas prestó atención.


—No sabía que te gustaba, ¿Quieres un poco de esto, no es así?


—...


—Puedes usar lo que desees.


—¿¡EH!? PERDONA, ¿QUE DECÍAS? —Repuso tan rápido como pudo.


—Dije que si querías un poco de mi bloqueador solar —Soltó una pequeña risa.


—¡Ah! Esto...no, ¡no gracias!


—Eres un poco extraño a veces ja, ja, ja —Rió ligeramente.


—¡No no! Lo que pasa es que...me quedé pensando en otras cosas, sí, eso es, estaba recordando algunas cosas sobre los lugares a donde hemos ido anteriormente, ¿Quieres que te cuente?


—Sería genial que me contaras eso, nunca me habías contado sobre ello.


—¡Uffff! No sé ni por dónde empezar...Mira, una vez que andábamos en...


Comenzó a contarle sus maravillosas aventuras que había tenido en el pasado visitando otros lugares cercanos a su ciudad, en un intento de desviar la atención sobre lo que acababa de pasar hace unos instantes entre los dos.

Continuaron platicando por bastante tiempo, a la plática se sumó Miguel, quien complementaba las memorias que Terry le contaba a Rosalind, los 4 se lo estaban pasando de maravilla recordando aquellas memorias llenas de momentos divertidos y también aterradores. Afuera el paisaje ya lucía un poco más diferente que el de hace unas horas, ya podían ver de cerca el lugar al cual irían, y también habían empezado a aparecer rastros de civilización, o mejor dicho, donde alguna vez hubo civilización.


—Al fin llegamos muchachos —Dijo Ryan al dar vuelta hacia una desviación que estaba del lado izquierdo de la carretera.


Continuaron conduciendo por unos instantes hasta que llegaron a una especie de entrada, había un letrero oxidado en el que apenas y se alcanzaba a leer la palabra "Bienvenidos a...", estacionaron el auto frente a lo que parecían ser pequeñas construcciones abandonadas que alguna vez sirvieron como tiendas u pequeñas oficinas administrativas, no parecía el lugar indicado para dejar el automóvil, pero a estas alturas no había nadie allí que les reclamara por ello. Bajaron del auto y se estiraron un poco, el aire seco y caliente del lugar corría débilmente formando corrientes de aire muy ligeras.


—Wow, este lugar es increíble —Dijo Terry mientras observaba alrededor.


—Si, parece un set de filmación ideal para una película de zombies, definitivamente —Agregó Miguel.


—A mí me parece un poco aterrador, ¿Seguros de que nadie vive aquí? —Preguntó tímidamente Rosalind.


—Estos lugares de por aquí han estado abandonados por décadas, los únicos que moran por aquí son los saqueadores, pero ellos prefieren las ciudades y jamás se acercan a lugares como este —Respondió Ryan, que se encontraba sacando algo del auto.


—Además de que aquí no hay nada que robar, esto parece un basurero de pies a cabeza —Comentó Miguel en tono de burla.


Ryan se acercó con los tres jóvenes y les entregó una linterna a cada uno.


—Bueno, vayan y vean que encuentran dentro de esos edificios de allí, solo tengan cuidado por si sale algún animal de ahí dentro, según tengo entendido por aquí ya no habita nada, pero más vale prevenir.


—¡Puedes venir conmigo Rosalind! —Expresó Miguel.


—Sí, cómo no, acompáñame a revisar aquél lugar de allá —Terry la tomó del brazo y se la llevó hacia un edificio que tenía pinta de haber sido una tienda.


—¡Miedoso, para eso me gustabas! —Grito Miguel mientras reía.


Comenzaron a explorar aquella pequeña construcción deteriorada, realmente no había mucho que decir respecto a lo que había en su interior: anaqueles oxidados vacíos que estaban llenos de polvo y suciedad por todas las paredes, había montones de cajas vacías regadas por todo el suelo, junto con basura que el viento se ha encargado de arrastrar hasta ahí. Rosalind se encontraba revisando una pequeña habitación que estaba al fondo del mostrador, en la pared estaba un grafiti de alguna pandilla que vandalizó ahí, en otro lado estaban las iniciales de dos personas encerradas en una figura que se asemejaba a un corazón, decía "EIG & GIE".


—Me pregunto...si Estas personas aún estarán juntas.


Miró hacia el otro lado de la habitación y notó que entre una pila de escombros que estaba en el suelo había algunos retazos de tela color rojo, se acercó a ver más de cerca y observó que una caja aledaña al montón de basura tenía más retazos de tela en su interior. Algo titubeante, dio una patada a la caja para ver si ahí dentro no había algún animal escondido, tras unos segundos observó que la caja no se movió, se agachó y sacó uno de los trozos de tela que había dentro de la caja. Notó que la tela no lucía tan vieja, tenía unos encajes que parecían tener motivos geométricos cosidos muy detalladamente, al mirar más de cerca la tela percibió un muy delicado aroma afrutado en su nariz, un aroma muy sutil apenas casi perceptible.


—Cielos, creo que exageré un poco al echarme perfume —Murmuró


—¿Encontraste algo? —Preguntó Terry.


—Eh...nada aún, solo un montón de trapos viejos —Tiró al suelo aquel trozo de tela que había tomado de la caja.


—Quizás deberíamos de ver si los otros encontraron algo interesante...


—¡HEY TERRY, VENGAN A VER ESTO!


—Hablando del rey de Roma —Dijo Rosalind tras soltar una pequeña carcajada.


Los dos salieron de la tienda abandonada y observaron que Miguel y Ryan se encontraban mirando un trozo de papel con un tamaño considerable, tenía manchas secas de algún líquido derramado por todas partes, su aspecto daba la impresión de que se podía romper con el más mínimo soplo de viento.


—No van a creer esto, pero hallamos un mapa del parque en aquella tienda de por allá —Miguel señaló un edificio con la fachada color café.


—Sí, estaba en una vitrina que ya estaba rota y que absolutamente no rompimos nosotros.


—Viene muy detallado a decir verdad, aquí vienen señalados algunos lugares de interés, le falta una parte pero que más da, creo que nos servirá para poder ir hacia donde nos dirigíamos —Comentó Miguel.


—Bueno, si les parece bien podemos irnos de una vez, solo tomen del auto lo que se vayan a llevar para el camino y nos iremos de aquí, según el mapa, debemos de caminar en dirección hacia el norte —Ryan se encontraba analizando el mapa con atención.


Los chicos caminaron hacia la camioneta y sacaron de ella las pequeñas mochilas que había traído cada quien, Ryan se acercó hacia el asiento del copiloto y de la guantera sacó algo que guardó con recelo.


—¿Que llevas ahí? —Preguntó Rosalind, quien miró cuando él tomó un objeto de la guantera del auto.


Ryan se quedó con una expresión de susto en su rostro, que posteriormente cambió a una sonrisa leve.


—Digamos que...es algo que llevo por si las cosas se salen de control, no te preocupes, es solo por seguridad.


—Eh si claro, está bien...supongo —Ella tenía una expresión de desconfianza en su rostro.


—Descuida, solo la trae por si algún merodeador anda por estos lugares, por suerte nunca la ha tenido que usar —Comentó Terry.


—Bueno chicos, hay que irnos ya, que estos lugares son muy peligrosos cuando se pone el sol, no sé cuánto tendremos que caminar realmente —Ryan se llevó una mochila al hombro.


—Según el mapa, tenemos que salir en dirección al norte, bueno, creo que es al noroeste —Miguel se encontraba orientándose con el mapa.


—Bueno, entonces caminemos en línea recta, por allá se ve un sendero que se adentra entre los matorrales, podemos empezar por ahí —Respondió Terry.


—De acuerdo —Contestó Miguel.


Los cuatro comenzaron a caminar rumbo a un sendero que se encontraba al final de la zona pavimentada, notaron que en algunas partes había algunos tubos rotos donde tal vez hubo alguna especie de señalamiento. Continuaron caminando hasta que eventualmente se adentraron a la zona de matorrales y dejaron atrás aquellos edificios viejos que no eran más que la sombra de lo que alguna vez fue un parque.



27 de Enero de 2019 a las 21:44 1 Reporte Insertar Seguir historia
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Tatiana Connors Ijoris ¡Una persona con muchos sueños e imaginación!

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Flavia M. Flavia M.
¡Hola! Soy Flavia, embajadora de la plataforma. He revisado tu historia para verificarla, pero antes de eso es necesario que corrijas algunos errores en la ortografía y la puntuación. Otra cosa que noté son algunas repeticiones de palabras en un mismo párrafo, que quizá puedas encontrarle un sinónimo; eso le daría mayor fluidez al texto. Una vez hecho esto, puedes responder este mensaje y yo regresaré para verificarla. Por el momento la dejaré en revisión. Cualquier duda que tengas puedes preguntarme. Saludos :)
March 02, 2019, 22:51
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