EN PIJAMA
Ya lo andaba descubriendo de lejos, deambulando errático a posta y con su vista posada en ninguna y en todas partes. Su pelo alborotado de no pedir peine y un liadillo aliñado entre sus labios. ¿Y si no era un pijama lo que vestía su cuerpo?...Sí, era un pijama.
Me aburría esa tarde, pero el chico de pijama que caminaba a saltitos, con vete a saber qué maraña en su cabeza, asomaba a cubrir con algo de vida mi desabrida tarde.
¿Dije tarde? Tacho tarde por años.
- ¿Me regalas fuego?
Me habló con unos ojos tan lindos, que no pude negarle mi llama.
Esos ojillos de fumón triste fueron responsables de que yo rebuscara y rebuscara, hasta descubrir la llama que me faltaba hace rato.
Y él, con ganas de conocerse, y yo, con ganas de encontrármelo.
¿Sabes cuando te encuentras a alguien y quisieras soldar tu frente a la suya?
¿Y mirarlo y respirarlo, sin incordiarte los cascotes que caen alrededor?
¿Y entiendes cuando algo te va a lastimar en exceso, pero necesitas comértelo sin masticar?
Mientras yo me narraba mis cavilaciones en un diálogo silencioso, ese secreto se iba destapando en miradas de ansia, que chillaban hasta aullar.
Y ahorita lo sufro a mi vera, desatando humo en pijama, mientras él se cree que piensa, mientras se cree que mira pasar los barcos, mientras se cree que ese personaje en el que se metió hoy, le queda pintado.
Y yo a lo único que me arriesgo, es a pasarle mi mechero, ansiando se le apague veloz el liadillo, para ver si en esa ocasión, mis dedos por fin, rozan los suyos.
Gracias por leer!
Podemos mantener a Inkspired gratis al mostrar publicidad a nuestras visitas. Por favor, apóyanos poniendo en “lista blanca” o desactivando tu AdBlocker (bloqueador de publicidad).
Después de hacerlo, por favor recarga el sitio web para continuar utilizando Inkspired normalmente.