sombrerera_rojo Javiera Rojo

¿Cómo sobrevivir a la perdida? ¿cómo sobrevivir cuando la tragedia te arranca sin piedad una pare de ti? ¿Cómo superarlo? Abril Williams, una hermosa bailarina de peculiares cabellos pelirrojos y profundos ojos oscuros que luego de la perdida de su mejor amigo lucha por llegar a los mas oscuros secretos de la tragedia interfiriendo con la investigación de la policía intentando sobrevivir al dolor de la perdida.


Suspenso/Misterio Todo público.

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Sinopsis

Un impulso me hizo hablar a Jacob. Como cuando subes a una montaña rusa, te encuentras en la cúspide y algo dentro de ti te dice que grites y casi sin darte cuenta, de un momento a otro ya lo estás haciendo, el grito esta desgarrando tu garganta inconscientemente.

—Quédate, es demasiado tarde para manejar—retengo al azabache aprisionando su brazo entre mis manos.

—Mi mamá me quería en casa hace media hora, me matará si es que me quedo —negó meneando su cabeza de un lado a otro─ ya la conoces y sabes lo que dice:

—Mi techo, mis reglas y si no les gusta allí está la puerta—decimos al unísono apuntándonos el uno al otro con el dedo índice. Reímos.

—Como digas, ingrato—ruedo los ojos volviendo a la entrada de mi casa, tragándome el agrió sabor de boca que me quedo signo de mi mal presentimiento. Giro las muñecas asiendo crujir mi huesos, nerviosa.

— ¡Mañana en la academia!—exclama Jacob caminando de espaldas a su auto.

— ¡En la academia!—le doy la razón haciendo un saludo militar.

— ¡Temprano por la mañana!—me apunta con el dedo índice mientras abre la puerta de su auto.

— ¡En la mañana!—Exclamo cruzando los dedos detrás de mi espalda. Esa es claramente una promesa que no cumpliré.

— ¡no cruces los dedos!

— ¡no cruzo los... Me atrapaste—Alzo los brazos, rindiéndome—Bueno, basta de juegos es hora de irte. Te quiero.

—Yo igual, Abs

—Maneja con cuidado, por favor.

—siempre, mamá—ruedo los ojos ante su ridícula burla.

— ¡ya, vete! Si no tu verdadera madre regañara a esta pelirroja por hacerte llegar tarde—ambos reímos, aunque en realidad no lo digo en broma.

—Adiós, hermana—sube a su automóvil y arranca.

Me quedo observando desde los pies de los escalones que van hacia la puerta como las luces del auto de Jacob se pierden por el camino revolviéndome el estomago, mientras más lejanas se ven las luces cálidas de su auto mi estómago cada vez se revuelve más y más, y más, y más.

Subo los escalones hacia mi casa dando pequeños brincos mientras inconscientemente hago tronar los huesos de mis dedos intentando despejar mi mente y eso no se me hace tarea complicada cuando oigo como algo se hace añicos contra el suelo a mis espaldas. Suspiro mientras los vellos de mi nuca se erizan sin razón, camino sobre mis pasos bajando los escalones y abandono el pequeño camino de cemento para caminar por el césped húmedo embarrando un poco mis zapatos negros.

Frunzo los labios al ver uno de los horribles gnomos de mamá hecho pedazos sobre el verde césped. Pegó un pequeño brinco del susto cuando entre ronroneo y ronroneo mi pequeña gata de negro pelaje camina alrededor de mis pies frotándose contra mis tobillos, rió levemente y la elevo entre mis brazos con dificultad.

—Así que tú eres la responsable, Chispita. ¿Sabes a quien culpara mamá?—Mi mascota maúlla. Sonrío tomando aquello como una respuesta—Exacto, a mí. —Niego devolviendo a Chispita al suelo donde se sienta observando minuciosamente cada uno de mis movimientos.

Con cuidado de no cortar mis manos, recojo los fragmentos de cerámica del césped. Tomo un poco de tierra de una maceta y la deposito sobre el pasto ocultando los pequeños pedazos de cerámica que no logre recoger.

—Ven, pequeña—llamo a Chispita para que entre a casa junto a mí. Limpio mis zapatos pisando fuerte en el cemento haciendo que caiga la tierra de ellos.

Al estar dentro de la casa junto a Chispita cierro la puerta empujándola con mi espalda, camino silenciosamente hasta la cocina donde lanzo los pedazos de cerámica al tacho de basura, abro el cajón sobre la lava vajilla y saco una lata de comida de gato para dejarla en el plato vació de Chispita. Subo las escaleras a pasos cauteloso para no despertar a ningún miembro de la familia y meterme en problemas, subo hasta mi habitación donde doy vueltas en la cama intentando despistar a mis malos presentimientos para que me abandonen.

Me encuentro dentro de mi burbuja. Todo a mí al rededor es caos y yo aún busco comprender todo lo sucedido, mientras sigo observando el mismo foco parpadear de la misma manera una y otra vez. Sé que me están hablando, de eso soy consciente, pero no logro rescatar ninguna de las palabras pronunciadas a mí alrededor y simplemente caen al vacío en el que ahora se fundió mi mente. Soy un fantasma, condenado a quedarse en la orilla de realidad incapaz de interactuar con su alrededor.

Observo a la gente moviéndose de un lado a otro, a mi familia hablado mientras me mira de soslayo y con una opresión atormentando mi pecho me siento a parte, siento que ya no pertenezco, que ya no pertenezco a los recuerdos donde era capaz de saltar de alegría, sintiéndome plena. Plena, con una imperfecta familia pero ¿que familia es perfecta? Plena, ejerciendo mi talento y mi pasión, bailando, girando y soñando. Plena, junto a mi mejor amigo. Mejor amigo que se me ha arrebatado en un baile con la muerte.

¿Quién más vendrá a decirme que todo estará bien? ¿Debería creerles? No, esa es la respuesta correcta. No saben lo que estoy sintiendo y no encuentro las palabras ni la fuerza para describir lo que siento para que de alguna manera lo puedan comprender.

Volteo bruscamente, sacudiendo mis cabellos pelirrojos, al escuchar las palabras de una enfermera, las únicas palabras que en verdad llamaron mi atención entre todo el bullicio que caía directamente a la papelera de mi mente; "Pobre chico, era tan joven. Pobre de su familia y esa chica, dios da pena tan solo mirarla" Entonces terminó de procesar y acomodar en mi mente toda la información que se me fue entregada.

Anoche, luego de que Jacob se fuera de casa hubo un accidente, uno fatal. Jacob manejaba por la autopista cuando un camión de carga perdió el control y se estrelló en la gran montaña junto a la autopista, causando un devastador derrumbe y él, lamentablemente manejaba por aquel camino y luego de ser arrastrado por el camión, fue aplastado. Mi mejor amigo, mi hermano, murió bajo toneladas de rocas, su cuerpo es completamente irreconocible. Todo esto se me fue comunicado por la desesperada llamada de la señora Portman, en la que se dedicó a balbucear y sollozar sin control alguno mientras con voz entre cortada relató lo sucedido.

Mi burbuja exploto cuando las delgadas y delicadas manos de mi madre se posaron en mis mejillas pecosas y sin siquiera haberlas escuchado logre saber las palabras que pronunciaban sus labios. "Todo estará bien" Pero es obvio. Jamás volverá a estar todo bien, Jacob era como mi hermano era una parte de mí, una parte de mí que ya no volverá, que se ha perdido entre el velo de la muerte dejando mi rompecabezas incompleto, permanentemente. Él era mi mejor amigo y me desgarra el alma decir que era, y que ya no será. ¿Cómo se supone que sobreviviré sin una parte de mi? La señora Portman, con su calidez maternal que ya no tendrá a quien entregar, me funde en un abrazo que no atino a corresponder convirtiéndome en un tieso árbol recibiendo un abrazo.

—Querida—susurra con voz quebradiza junto a mi oído. Esta tan rota como yo. Perdió una parte de su vida que no se podrá recuperar y siquiera tiene como nombrar su perdida ya que uno puede quedar huérfano o viudo pero no hay nombre para la pérdida de un hijo, de un amigo.

No muevo ni un musculo de mi delgado cuerpo, estoy congelada, aterrorizada ante la imponente la realidad, mi mente dice que debo llorar y gritar desconsolada, pero mi cuerpo le hace caso omiso, mi cuerpo se queda inútilmente quieto.

La señora Portman se aleja de mí dejando que me vuelva a refugiar en mi burbuja de agua, que captura y destruye todo lo que intenta entrar y me ofrece refugio. Pero nuevamente es corrompida.

—Señora Williams—Levanto la mirada para ver a un hombre vestido de traje hablando a mi madre. —necesito hablar con su hija.—Exige sacando un estuche del bolsillo de su pantalón formal, mostrando una placa policial mientras me ve de soslayo.

—Abs, si no quieres, no debes—dice mi hermana mayor irguiéndose frente a mi como una pared entre el policía y yo. Pero evadiendo sus palabras por primera vez en horas un sonido sale de mi garganta en un murmurado "Sí".

—Hija.—miro a mi mamá intentando transmitir convicción y no se si lo logro o si me veo tan mal que decide no discutir pero se levanta de su silla asintiendo lentamente.

—Siganme.—Sin mirar a mamá me levanto del incómodo asiento de hospital donde llevo dos horas y sigo al policía, oyendo los tacones de mamá repiqueteando contra el suelo.

— ¿Quiere un café?—niego ante el ofrecimiento.Dudo que el nudo de mi garganta me permita consumir cualquier cosa. El canoso hombre se aclara la garganta tomando asiento al otro extremo de la mesa.

—de acuerdo Abril, soy el oficial Roberts, detective.

—Solo Aby, por favor—titubeo interrumpiéndolo antes de que prosiga con sus palabras.

— ¿Me puedes contar algo sobre tu amigo, Jacob Portman?—dice tomando un bolígrafo y presionando el botón en la parte superior una y otra vez haciendo que la punta del bolígrafo aparezca y desaparezca, poniéndome histérica. —tal vez. Sobre cómo eran sus rutinas diarias, escuche que estaban casi todos los días juntos. ¿Tal vez cómo fue su rutina el día de ayer?

—Somos bailarines así que como cada mañana nos encontramos en la academia donde nos conocimos cuando yo tenía siete…

—Por favor, concéntrate en lo sucedido el día de ayer—pide interrumpiéndome. Que tonta soy, que le importa a él mi historia con Jacob.

—cla, claro—titubeo jugando con mi brazalete. — estuvimos casi toda la mañana en la academia para luego salir a almorzar. Como siempre el conducía, pasamos por un helado y volvimos al entrenamiento. Como le dije es... era mi mejor amigo, me contó que durante unas semanas se había sentido perseguido pero dijo que solo era su imaginación, que había visto demasiadas películas, le encantaban las películas de misterio. Se quedó unas horas en mi casa mientras comíamos sushi y veíamos televisión con mi hermano mellizo, luego se fue.

—Abril. ¿Recuerdas alrededor de que hora se retiró de tu hogar?—pregunta el ojiverde sin perder su postura seria.

—Si, lo recuerdo. Debieron ser entre las diez y once de la noche—titubeo esforzándome para que mi voz suene de forma estable y continúa.

—eso será todo, por ahora. Mis condolencias señorita Williams—me levanto de mi silla y camino a paso lento hasta la puerta del pequeño cuarto de luces tenues.

— ¿Sucedió algo?—el detective me lanza un mirada inquisitiva—pensé que había sido un accidente ¿por qué está usted a cargo? Ya sabe, un detective—me detengo en la puerta.

—Solo es protocolo y no hay nada que sea necesario comentar, no se preocupe—y con las lágrimas al borde salgo del cuarto. Me quedo allí parada aun terminando de asimilar la situación, aun tratando de comprender que mañana cuando llegue a la academia Jacob no estará allí molestándome por el color de mi cabello o sosteniendo me en un paso y ayudándome a levantarme luego de una caída, fuerte o delicada eso no importa el se preocuparía de todas formas.

—Abs—dice Josh poniendo una mano sobre mi hombro haciéndome voltear encontrándome con toda mi familia viendo me apenados y preocupados. La primera es la dominante en sus rostros.

—el no volverá ¿cierto?—pregunto con un hilo de voz casi incomprensible.

—oh cariño—mamá y papá me envuelven en un tierno y delicado abrazo.

—no volverá. Era mi mejor amigo y lo perdí, papá. Lo perdí—sollozo sintiendo como los brazos de mis dos hermanos se unen a mi campo de protección.


12 de Enero de 2019 a las 04:12 0 Reporte Insertar Seguir historia
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