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Billy Crisanto Seminario


Un encuentro entre dos amantes que conjugan la pasión y la ternura en una noche


Erótico Sólo para mayores de 18. © Billy Crisanto Seminario

#erotismo #amor #ternura #pasión
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Encuentro Sagrado I

Su piel se entibiaba sólo con la contemplación de mis ojos, plenos de fuego y de ternura. Y es que la seducción de sus labios era irresistible. Había que mirarla, amigos, para sentir la sensualidad de toda su piel, y el estremecimiento que provocaba podía llegar a desquiciar a mortal cualquiera. El camino de sus promontorios hacia sus tesoros era tan irresistible que debía controlar mis impulsos prisioneros de un atuendo que pedía a gritos libertad. Insisto. La procesión hacia su santuarios se convertía en el más sacro ritual donde aguardaba un paraíso aún avistado. - Soy toda tuya me dijo-, y sus palabras, su mirada, y cada uno de sus gestos me reveló que la embriaguez de ese encuentro había comenzado aún antes de que nuestras pieles se rocen...
La abracé con toda mis fuerzas, temblando del ansia de no poder fusionarnos en un solo ser. Nuestros bocas se encontraron en desesperado combate. Huían y se apretaban humedecidos en elixir dulce y tibio, mientras sus dientecitos trataban de atraparme con fulgor. Fui descendiendo sobre su cuello tan suave y tibio que no concebía fracción alguna de su cuerpo no tocada por el halo sagrado del fuego. Sus gemidos se escuchaban como la melodía más absolutamente envolvente mientras atrapaba sus pechos, donde dos capullos de rosa crecían al tamaño perfecto de mi boca. Una y otra vez sentí la perfecta redondez de esas montañas donde habría que haber morado todo el tiempo posible, y volví a sentirme niño tan sólo de tan celestiales botones que el gozo no puede expresarse en palabras...
Amigos, quizá el nombre propio sea una de las palabras más agradables al oído, pero pronunciado por ella entrecortadamente, el mío, se han convertido en sueños auditivos que suelen visitarme algunas noches volviendo a encender la soledad de mi cuerpo...
Su vientre quemaba tanto que ya no podía soportar el anhelo vital de poseerla por completo...
- Sigue, sigue, no te detengas - fue uno de los supremos mandatos que me transportaron hacia la cima, y hacia la sima del sacro templo donde se comprende por fin la eternidad como el estado donde el tiempo se convierte en enloquecedora sensación. Recorrí suavemente los pliegues de su más valioso tesoro, y luego fue inevitable no amar con todas mis fuerzas esos labios donde la ambrosía me prodigaba el cielo en la tierra. Mi boca, mis labios, y mi lengua se aferraban con devoción infinita a ese volcán que me nutría de esa vida que nunca debe concluir. Entonces sentí el cataclismo de sus entrañas y el jadeo de su alma entera. Me aprisiono con todas sus fuerzas, mientras la realidad terrenal dejó de existir en nuestras vidas. Sólo nuestros cuerpos y nuestros sentidos exaltados hasta los límites más supremos de eso que llaman pasión...
- Ahora me toca a mí - me dijo mientras me arrancaba la escasa ropa que aún me acompañaba, pero eso lo contaré en otro momento...

6 de Enero de 2019 a las 06:46 0 Reporte Insertar Seguir historia
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