kahedi Kahedi Lee

¿Te ha pasado que por más que intentas y te esfuerzas las cosas no te salen? ¿Acaso Dios o quien quiera que exista se había olvidado de mí? ¿Abriré la puerta del destino que me ha tocado? ¿Crees en la vida después de la muerte? ¿Crees que no estamos solos en el universo? ¿Por dónde empezar? Por el principio de todo supongo: Cuando mi vida cambió, una mañana del 14 de julio del año 2010, cuando decidí suicidarme. *** Los hechos aquí expuestos son de mi completa imaginación. Prohibida su copia o distribución. Derechos reservados.


Ciencia ficción No para niños menores de 13.

#381 #ficción #sobrenatural #dioses #371 #historia-corta #kahedi
0
6.2mil VISITAS
En progreso - Nuevo capítulo Todos los viernes
tiempo de lectura
AA Compartir

1


Esta es una historia que no debería ser contada, la historia de alguien, una historia llena de... ¿sufrimiento?

¿Por dónde empezar?

Por el principio de todo supongo.

Cuando mi vida cambió, una mañana del 14 de julio del año 2010.

Salía de mi octava entrevista de trabajo en lo que iba de la semana. Todas con resultados terribles, recuerdo que en esta entrevista en particular, un estúpido posible jefe quiso levantarme la falda para asegurarse que era lo bastante atlética para correr por las órdenes de pollo de aquel restaurante, lo que pasó después no lo contaré, solo diré que aquel tipo se acordaría de mí por alguna temporada sobre todo cuando le provocara tener sexo.

Me sentía una mierda por no decirlo de otro modo, nada me estaba saliendo como lo imaginaba. Llevaba un año y medio desempleada, vivía prácticamente de la caridad de mi tía del extranjero, el único familiar que me quedaba.

Las cosas saldrán mejor mañana...

Nada es eterno...

Todo pasa para algo...

Bla Bla, solía repetirme estas palabras una y otra vez y bueno al principio funcionaron pero después de seis meses llegué a considerarlas una basura pero igual seguía escupiéndolas con la esperanza que algún ser celestial me escucharía y no arruinara aún más mi destino.

A como iban las cosas, mi última alternativa era salir del país y pedir limosna en el continente oriental, tenía amigos que podían ayudarme por unas semanas pero si ni en mi propio continente las cosas me salían, mucho menos la suerte me acompañaría en tierras lejanas, idiomas inentendibles, pensé esto inmediatamente desmoronándome en el solo intento de querer hacer algo para revertir aquella situación.

Pensamientos negativos vinieron a mi mente, por meses y meses estuvieron ahí rondándome, susurrándome la peor de las ideas, debía descartarlos lo sabía pero ¿no te ha ocurrido que aunque por más que lo piensas y lo deseas y trabajas no ocurre nada de lo que quieres?

Recuerdo también los diez años que regalé a aquella empresa, prácticamente mi vida entera. Después de graduarme de la preparatoria fue la mejor opción para progresar y vaya que lo hice, terminé la Universidad, entre otros logros pero después las cosas salieron mal, la economía, la inflación, el gobierno socialista qué se yo, me enfrasqué demasiado en la rutina de la vida, levantarme, comer, trabajar, comer, dormir, levantarme, trabajar. Nunca consideré otras opciones laborales para surgir, me acostumbré a estar sentada doce horas diarios programando cualquier cosa, y cuando no podía programar, sellaba y empacaba, empacaba y sellaba las cajas de envío de la empresa y así mi vida entera terminó dentro de una caja, la caja del conformismo.

Mis ahorros terminaron al año de haberme quedado sin trabajo, pero el plus de mi patética vida fue la ruptura con mi novio, el único, y el que a la menor oportunidad me dio la espalda y se marchó del país, aún lo recuerdo y se me parte el hígado de la rabia.

Patética ¿no?

Esa mañana después del casi acoso de aquel tipo, me desmoroné totalmente y tomé una decisión. La tenía ahí en mente por mucho tiempo, sí le estorbaba al país, me estorbaba a mí misma y ya no encontraba qué más hacer.

Antes de ir hacia mi objetivo pasé por un bar, aparentemente nuevo, uno que siempre observé y al principio no me animé a entrar pues su aspecto hipster me intimidó de entrada, pero si iba a hacer el último día de mi estúpida vida ya no me importaba nada.

Pedí un tequila doble, mis sentidos se activaron y por un momento pensé que mi idea macabra iba a desaparecer pero no fue así, el alcohol me impulsó con más ánimo como si una fuerza sobrenatural me lo susurraba al oído a cada minuto.

Después de aquel tequila fui al edificio más alto de mi ciudad, 80 pisos para ser exactos. Al llegar a la terraza como visitante, sentí la brisa más fuerte de lo normal, mi cabello se alborotó hasta mis ojos, mi alergia se activó al instante y sentí las manos más frías que de costumbre.

Menudo viaje al más allá, pensé.

Si alguna persona se acercaba a aquella terraza para detenerme hubiera significado una sola cosa: que le importaba a alguien, que quizás las cosas al final tendrían solución.

Y esperé y esperé una hora aproximadamente, el reloj dio pasadas las seis de la tarde y al parecer nadie notó que aún seguía en aquel edificio.

Es ahora o nunca, me dije animándome.

Me levanté de la mesita con carpa de aquella terraza, crucé el sendero de plantas y fui hasta el final. Elevé un pie hacia el diminuto muro que rodeaba el edificio y cuando agarré equilibrio me subí completamente, no había viento ni nada y eso me pareció extraño.

Cerré los ojos y lo intenté, quise lanzarme hacia adelante pero no pude.

A la primera no.

¿Dolería morir?

¿Mi cuerpo quedaría en trizas?

Y nuevamente una voz desde mi interior me susurró que lo hiciera, que me lanzara.

No recuerdo si fue en el tercer o cuarto intento pero cuando sentí el aire pesado entrando sobre mis oídos, inmediatamente abrí mis ojos.

¡Me lancé y ni cuenta me di!

Iba demasiado rápido, los autos y personas tomaron forma conforme me acerqué al suelo hasta que escuché sobre mi oído derecho un soplo muy caliente.

No había nada obviamente pero una fuerte luz blanca me cegó por completo.

Hola, me dijo.

No me dio tiempo a reaccionar así que solo pensé....¿El diablo?

Me preguntó si quería ir con él antes de caer al piso.

Extendió una de sus extremidades superiores y la atravesé.

¿Un fantasma?

Pasaron algunos minutos...

Seguramente ya me morí, pensé.

Estaba... ¿Dónde estaba?

A mi alrededor oscuridad y oscuridad, a duras penas y podía ver mis manos.

Toqué inmediatamente mi cara, estaba intacta al igual que todo mi cuerpo. Finalmente me di cuenta que me encontraba flotando sobre el espacio, tenía la misma ropa de antes de.... ¿morir?

—Fascinante ¿no crees? —me dijo la inmensa luz posándose a mi lado. No tenía forma, era una manta muy luminosa que flotaba.

— ¿Dónde estoy? —indagué demasiado nerviosa.

Fue irónico, no sentí miedo al suicidarme pero esta presencia me asustaba más que cualquier otra cosa. Seguro es lo que pasa cuando uno se mata, dicen que las consecuencias son fatales para aquel humano.

—En el espacio —contestó sacando algo parecido a un brazo mientras señalaba a mi alrededor.

—De eso ya lo noté —respondí algo intimidante—. ¿La tierra? —reaccioné señalando un planeta de color café como una pasa seca y demasiado pequeño para ser un planeta.

—Así es, precioso ¿no crees? —creí oír un sollozo de alegría al pronunciar "precioso"

— ¿Qué le pasó? ¿Por qué está café?

—Humanos, lo arruinan todo —usó un tono de fastidio.

—No te culpo, siempre lo arruinamos.

—Al fin coincidimos en algo.

—Pero, ¿qué hago aquí? Es una especie de castigo por matarme, ¿verdad?

—No lo diría de ese modo precisamente —me respondió con una carcajada al final.

Me empezó a impacientar ese sujeto o figura que tenía por delante.

—Sé que la paciencia no es una de tus virtudes pero si deseas te regreso al momento donde tu preciosa cara se estampa sobre el asfalto y tus sesos vuelan a kilómetros de distancia.

Se me estrujó el estómago. Por un momento olvidé "aquella" situación.

—Lo siento pero soy muy curiosa. Continúa por favor —traté de sonar segura o al menos quise confirmarle que estaba consciente de lo que había hecho y que tarde o temprano debía volver para ¿morir?





***

¡Hey! ¿Te gustó este primer capítulo? Espero que sí. Te agradezco por leerme, por compartir la historia y por votar. Me  haces muy feliz de todo corazón.

¡Hasta otro encuentro!

Besotes,



Kahedi

30 de Noviembre de 2018 a las 05:30 0 Reporte Insertar Seguir historia
1
Leer el siguiente capítulo 2

Comenta algo

Publica!
No hay comentarios aún. ¡Conviértete en el primero en decir algo!
~

¿Estás disfrutando la lectura?

¡Hey! Todavía hay 5 otros capítulos en esta historia.
Para seguir leyendo, por favor regístrate o inicia sesión. ¡Gratis!

Ingresa con Facebook Ingresa con Twitter

o usa la forma tradicional de iniciar sesión