Me hallaba en la barra de uno de los bares más famosos de Nueva York. Había tomado un martini hasta el momento y estaba sola como de costumbre. Vestía una ligera camiseta blanca que decía Bad bitch, la cual encontraba inspiradora. Una chaqueta de cuero cubría mis hombros y brazos desnudos, mientras que mis piernas portaban unos shorts negros y unas provocativas medias de red que llegaban a medio muslo, para luego sujetarse con ligas.
Giro la copa entre mis manos y me detengo al sentir un aroma masculino que proviene de mi lado izquierdo. Contengo una sonrisa antes de ladear mi rostro.
«Guapo» pienso ante el primer vistazo.
Sonrío con coquetería y lo veo con atención. Alto, cabello castaño, ojos marrones, piel pálida. Lindo, se ve fuerte y parece tener menos de treinta.
«Perfecto».
—Hola preciosa —dice galante y mi sonrisa se amplía—. ¿Te puedo invitar un trago?
—Si viene de ti, por supuesto —respondo con segundas intenciones y asiente encantado.
Paga mi trago, que es un vaso de vodka y después se acerca a susurrarme obscenidades al oído. Juego con él y las respondo. Acaricio su pecho y deslizo mi mano hacia el sur, provocando que ría y se acerque a mi oído.
—¿Vamos a un sitio más privado? —propone lamiendo el lóbulo de mi oreja y yo asiento mordiendo mi labio.
—En mi departamento tengo juguetes —murmuro con provocación y él me toma de la cintura antes de empujarme fuera del bar.
Afuera está aparcada una preciosa Harley Dyna negra. Sube y lo hago tras él. Rodeo su cintura y le indico mi domicilio. Enciende la motocicleta y nos conduce a mi morada.
«La víctima va en camino».
Gracias por leer!
Podemos mantener a Inkspired gratis al mostrar publicidad a nuestras visitas. Por favor, apóyanos poniendo en “lista blanca” o desactivando tu AdBlocker (bloqueador de publicidad).
Después de hacerlo, por favor recarga el sitio web para continuar utilizando Inkspired normalmente.