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Ricardo se enamora de Patricia y se involucra con ella en una relación vertiginosa, dejando a un lado sus prejuicios sobre la diferencia de edad, creyendo que dada su equitativa posición social no tendrían mayores inconvenientes y se comprometen, pero luego descubre que su Paty está desfalcando su empresa y ahí es donde comienza su historia...


Romance Contemporáneo Sólo para mayores de 18.

#novela-romántica #amor #Amor-complicado
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I-La chica de los números

RICARDO

Yo sabía quién era ella, en el mundo de los negocios los peces gordos nos conocemos bien, y más si pertenecemos a las familias que inmigraron en distintos momentos del tiempo de España a Brasil… Patricia Fuenmayor, la hija de un hombre acaudalado, el dueño de la Empresa Semillas Agrícolas.

Al principio esta chica no me caía bien, la verdad es que tenía muchas contradicciones, no me gusta la gente así porque me parece poco confiable, era rubia, alta, bella, con los ojos azules como el cielo más despejado y un cuerpo espectacular, todos decían que debería dedicarse al modelaje de alta costura y se sabía en la prensa que los grandes diseñadores de Latinoamérica y Europa la invitaban a sus pasarelas, la verdad no tenía por qué trabajar pues la fortuna de su padre le alcanzaría para vivir tres vidas solo derrochando, pero trabajaba, he ahí la primera contradicción, y aquello de rubias tontas también estaba descartado, puesto que se había graduado de finanzas en la Universidad de Chicago, una de las primeras universidades del mundo en esa área y había obtenido su título con los más altos promedios, se movía en los negocios como pez en el agua, y ahí otra contradicción.

Cuando el vicepresidente de mi empresa mi socio y amigo José Salvatierra, me comentó, que ella había acudido a la empresa por el puesto de Gerente de Finanzas, un puesto codiciado para cualquier profesional serio en esa área, pensé que sería una estrategia de su padre para incursionar en el ramo de la construcción y los bienes raíces, y que la estaba infiltrando, también pensé que era muy joven para ese puesto, sólo tenía veinticinco años y apenas unos cuatro de graduada, pero mi compañía es famosa por darle oportunidades a todos, siempre y cuando sepan lo que quieren hacer con su vida y no vengan a practicar con la mía.

En mis empresas no se es muy joven o muy viejo para comenzar, pero en este caso dada su procedencia y habiéndome dicho Salvatierra que era la más competente para el puesto, la mandé a investigar pues todo lo que él veía en ella era muy bueno para ser cierto.

El informe del investigador no me dio más luces sobre ella que las descritas anteriormente: una mujer que a sus veinticinco años tenía muy buena reputación en el mercado bursátil y aunque todos la consideraban una persona que laboraba con ética en un mundo infestado de tiburones y donde se gana a través de la especulación o decidiendo que hacer con el capital de otras personas, no el propio, ella se preciaba de ser la líder de ese cardumen, hasta el informe decía que era una visionaria, que podía llevar a otro nivel el patrimonio de cualquiera, y eso era lo que yo necesitaba, quería que mis empresas de construcción se diversificaran, quería a un gerente con una visión nueva, una estrategia nueva, aunque no lograba entender por qué esta chica querría salir del mundo donde era una reina, haciendo riqueza propia, para venir al mío a ser uno más de mis gerentes.

Volviendo al informe, este indicaba que su padre Don Pablo Fuenmayor era un hombre mayor de unos sesenta años, muy severo, nadie nunca le satisfacía, había desheredado a su hijo Alejandro porque se vio involucrado en un escándalo saldando una deuda de juego con los ingresos provenientes de una estafa… el informe indicaba que no se comprobó el delito, …yo recordé que respecto a ese hecho habían rumores de todo tipo, unos indicaban que no se comprobó porque era inocente, otros que no se comprobó porque su padre pagó para que el delito pasara a la historia como ¨indeterminado¨, otros decían que el hecho que lo hubiera desheredado indicaba que era culpable y que Don Pablo no se prestaba para esas cosas.

La madre de Patricia había muerto en un accidente de auto cuando ella tenía apenas cinco años y su hermano cuatro, por lo que los niños prácticamente fueron criados por su niñera y su chofer, pues su padre siempre se dedicó a su corporación, la primera exportadora de semillas de Brasil y una de las principales del mundo… también decía que el empresario era un trabajólico, aun con la edad avanzada y la fortuna que tenía, no delegaba, menos se retiraría. La madre de los chicos al morir, les dejó a ambos una cuantiosa fortuna, que al parecer Patricia había hecho incrementar su parte y su hermano derrochó la suya.

Por demás el informe, hablaba de sus honores en la escuela y en la universidad, que era una mujer muy sociable aunque no se le conocían novios formales, presumiblemente los había tenido pero no daban la talla a su padre como para presentarlos en sociedad, también decía que tenía una amiga inseparable que se llamaba Isabella Abellán, que también era hija que un Magnate, que habían estudiado en los mismos colegios, pero su amiga se dedicó a vivir de su fortuna y aunque nunca abandonó sus estudios solo invertía para sí misma.

Siempre se les veía juntas en las mejores fiestas de la ciudad y aunque Isabella siempre lucía un novio nuevo, dentro de los que se contaban unos cuantos rufianes, estos nunca entraban en el círculo cercano de Patricia, el informe incluía otras cosas más sobre los capitales que Patricia había llevado a la estratósfera y bla bla bla…

Conclusión de lo que leí: si esta joven quería dejar de ser reina de su imperio por ser una princesa en el mío y con ello me hacía más rico, yo no tendría problema, y aunque soy muy severo con esto de arriesgar, mis empresas eran tan sólidas en este momento que quería dar un giro y diversificarme, ella como empleada era un tiro al piso, porque estaba claro según el informe, que todo lo que hacía la jovencita, los honores en su educación, la reputación labrada en lo profesional y hasta una vida social y sentimental inmaculada, era por agradar a su padre, así que aquí también lo querría hacer bien en este trabajo, porque seguro quería este puesto para enseñarle a su padre que podía hacerse cargo de su empresa y sucederlo en su imperio.

La contraté.

Me crucé con la Señorita Fuenmayor no más de unas cuatro veces en el primer año, en la entrevista, en la bienvenida y en un par de reuniones más donde se presentaban las estrategias para incursionar en un par de mercados, ya estábamos en el sector construcción y en el inmobiliario, nos íbamos a expandir en el de suministros a ese sector, cemento, seguros y transporte de carga para ese sector.

En esas reuniones no llamó mi atención más de lo debido, simplemente cubrió mis expectativas, se había integrado muy bien al resto del equipo, se veía que apenas en un año se había ganado el respeto de todos incluyendo a los hombres más viejos, de más experiencia y más conservadores de la compañía, nos proponía ideas novedosas en el ramo, con visión proyectada en la participación futura en el mercado de capitales, y definitivamente aunque era muy sencilla y responsable tenía aires de princesa, se vestía elegantemente, a la moda, aunque siempre ejecutiva.

Parecía tener un asesor de imagen, definitivamente era una chica muy hermosa que hacía que los hombres se fijaran en ella, y despertaba esa sutil, pero que siempre se percibe, envidia del resto de las mujeres, rechazó los servicios de auto, chofer y residencia que están a disposición de nuestros ejecutivos, usaba su propio vehículo, su propio chofer, que más que un chofer parecía un escolta, y aunque con todos esos detalles de princesa era una persona cercana y amable.

El día que iba a cambiar mi vida, entró mi socio José Salvatierra a mi oficina y me dijo:

- No se te olvide que este fin de semana tienes un compromiso conmigo.

-Como se me va a olvidar que es el bautizo de la que se va a convertir en mi ahijada favorita y en mi heredera, respondí.

- Lo de tu ahijada favorita te lo compro, porque sé que seguramente no tendrás otro ahijado, cada día te haces socialmente más reservado, solo te dedicas al trabajo, pero lo de tu heredera no te lo creo, espera a que tenga tus propios hijos y te olvidarás de la mía.

- A mi edad, ¡por favor!

- Tienes cuarenta y cinco años, no eres un vejestorio, además los hombre somos fértiles hasta nuestra muerte.

- ¡Si, pero no quisiera parecer el abuelo de mi hijo!, y tampoco estoy para estar buscando jovencitas para embarazarlas y cumplir así mis sueños. Nunca he creído que todos encontraremos el amor romántico como Fior y tú, y más con esas diferencias de edades entre ustedes, pero siempre he esperado encontrar a una mujer que tenga algo en común con mis expectativas, para compartir mi dinero y lo que me resta de vida, y si compartimos nuestra filosofía de vida mejor, créeme, para que eso sea así no es una jovencita lo que necesito, para eso necesito una mujer que seguro ya estará en una edad no apta como para comenzar a tener hijos o para asumir esos riesgos por mí.

- La historia de tu madre y tú no se tiene porque repetir, las mujeres no se mueren hoy día de parto, por muy mayores que estén, la tecnología ya ha avanzado, para las mujeres de hoy, los cuarenta son los nuevos treinta y están en la flor de la vida, así que ya te llegará la mujer que te mueva el piso y te veré yo tan enamorado de tu hijo o hija como lo estoy yo desde que mi Florencia era apenas dos rayitas en un test de embarazo de mi Fior.

-Tú sabes que lo hice todo mal, toda la vida lo que más quise fue hijos, pero nunca encontré a la mujer adecuada, nos manejábamos en unos círculos frívolos donde por supuesto no iba a encontrar la futura madre de mis hijos y luego ese tipo de mujeres frívolas terminó repugnándome, o me la pasaba trabajando, donde por supuesto tampoco iba a encontrar a una mujer que soñara con casarse, estar en casa y cuidar niños.

- ¡Que va Ricardo!, en mi tienes un ejemplo, yo hice lo mismo que tú, fuimos compañeros de juergas, de rumba, hasta compartíamos a las modelos y a las actrices, también trabajé intensamente, con la viajadera respectiva y mírame aquí estoy, enamorado como hombre y enamorado como padre, así que si a mí me llegó el amor a ti también te llegará. ¡No soy más feliz, porque no soy más grande!

-Si lo sé, eres otro desde que eres padre, se te ve más renovado, cuando pensé que Fior había hecho todo el cambio en ti porque te pegó en el corazón, llegó Florencia, y esa niña si me quitó al vicepresidente más productivo de la historia de esta compañía.

- Soy el único vicepresidente que ha tenido esta compañía por lo tanto sigo siendo el más productivo. ¿Pero qué pasa? ¿Cuáles son los resultados que no te he dado, que te estás quejando?

- No me atrevería a decir eso, tu eres mi socio, mi hermano, no sería nada de lo que soy sin ti… así trabajes cinco horas porque Florencia te necesite las otras diecinueve…

- Que bueno que piensas eso, porque estoy pensando en pedir un par de años sabáticos para disfrutar de mi Florencia antes de que empiece el preescolar, luego que empiezan la escuela no las vuelves a disfrutar, porque cuando la terminan se casan y se van. O son de un marido o de un jefe pero ya no serán más tuyas.

-¡Por favor!, Florencia apenas tiene un año y ya estás pensado el día que se va ir de tu lado.

- Es el ciclo de la vida… -dijo José riendo copiosamente de mi conclusión- ¡definitivamente estamos viejos y refunfuñones!

Le respondí con una sonora carcajada.

-Bueno mañana sábado a las nueve de la mañana debes estar en la finca, a las nueve y treinta estaremos en la capilla familiar y luego un fin de semana de descanso… me estrechó la mano para despedirse.

En el momento que José abrió la puerta de mi oficina para salir, Patricia pasó por el frente de la puerta de mi oficina, a entregar una correspondencia a mi secretaria, algo que al parecer ella misma hacía como si no tuviera secretaria propia o mensajero y nos saludó de lejos con la mano, José aprovechó para recordarle el compromiso y ella confirmó su asistencia con un gesto de pulgar hacia arriba, no se acercó a nosotros y se retiró como para no interrumpir nuestra plática, que a todas luces debería parecer divertida por nuestras risas.

Le pregunte a José:

- ¿Y desde cuando invitas a las niñas socialite a nuestros compromisos familiares?

- No es una “niña socialite” para llevar las finanzas de esta empresa, no tiene por qué serlo para las demás cosas de la vida.

- Se va a aburrir como una ostra en la finca, llena de parejas cuarentonas, seguro el único soltero y ya casi un solterón soy yo.

- Si te hubieras dado la oportunidad de conocerla, sabrías que de niña no tiene nada, es una mujer en todo el sentido de la palabra, es inteligente, tiene buena conversación y se integra indistintamente de la edad del círculo social en la que se encuentre. Es todo un dechado de virtudes, te dije que la contrataras, que no te ibas a arrepentir, y hasta ahora a mi no me ha defraudado. -Dijo efusivamente.

- Si no estuvieras tan colado de Fior creería que te gusta, respondí alzando una ceja.

- Si no la juzgaras por su apariencia o edad tal vez te gustaría a ti.

- ¿No estarás tratando de emparejarnos? Me puse bastante incómodo y molesto.

-No, nunca me atrevería, primero, créeme que si quisiera meterme en tu vida sentimental, lo habría hecho cuando llegaste a los cuarenta y te metiste a monje célibe y aburrido, segundo, sé que está prohibido ¨cordializar¨ con los compañeros de trabajo, no se lo sugeriría a quien impuso esa absurda regla, y tercero, la verdad la invité porque sólo seremos un par de parejas en el bautizo y me gustaría que Fior se hiciese su amiga, ojalá Paty la ayude con su retraimiento social desde que es madre… y si eres el único sin pareja pues ya me ayudarás con que no la pase tan aburrida.

- ¡No es un celibato!, que ahora no me deje fotografiar por cuanto paparazzi hay por ahí para explotar mi vida privada, no quiere decir que no haya salido con mujeres durante estos últimos cinco años. Y de una vez te informo que no seré el niñero de tu invitada por dos largos días. Imagínate ya le dices Paty y todo.

-Sí, oficialmente te digo que eres ya un viejo refunfuñón.

-Sí, y ya que lo dices pues en consecuencia, te digo que mejor me dejas solo, tengo que terminar de leer estos documentos, para salir esta misma noche a provincia y así estar fresco como una lechuga mañana en la finca.

Salvatierra se retiró pero me dejó inquieto, pensando en que tal vez era injusto con la jovencita de las finanzas, es más me pregunté el por qué la había encasillado en esa condición de jovencita, tal vez era que me proyectaba en ella como el padre que hubiera querido ser de una hija tan luchadora, independiente y decidida a hacerse un camino por ella misma, me generó repulsión esa idea de ser el padre de ella, descarté ese pensamiento…

Seguro era que me veía a mí mismo reflejado en ella, a esa edad, yo estaba luchando por ser alguien en la corporación de Don Salvatierra, el padre de José, donde conocí al que hoy era mi mejor amigo, que a pesar de andar en su propio camino de juergas como él le llamaba, empatizó conmigo y de inmediato nos hicimos colaboradores, dando un comienzo juntos en el nuevo departamento de construcción que tenía su padre.

Hoy él era vicepresidente de mi compañía y yo era el vicepresidente de la suya, así nos manteníamos apoyándonos y cuidándonos las espaldas. Recordaba que habiendo yo sido huérfano de madre e hijo de un padre que era muy honrado y trabajador, pero un asalariado en una empresa de construcción, yo me hice ingeniero, esperando ese mismo futuro, porque no lo veía mal, sin embargo, Don José padre, fue quien me dio una oportunidad en mi primer empleo.

El viejo Salvatierra me agradeció que encauzara a su hijo en los negocios ofreciéndome que me dedicara a comercializar las casas que ellos construían, dándome así la oportunidad de comenzar mi propia empresa en el mercado inmobiliario, José como heredero de Don José se convirtió en el dueño de la más grande constructora del país y yo de la más grande empresa de comercio de bienes inmuebles, luego José decidió virar hacia la construcción de represas hidráulicas que era su pasión dejándome el espacio de la constructora de inmuebles a mí.

Ese recuerdo me hizo pensar en que debería darle una oportunidad genuina a la Señorita Fuenmayor mi Gerente de Finanzas, no ser tan distante con la ¨niña de los números¨ como la llamaba yo de manera despectiva las pocas veces que pedir que la llamaran para reunirme con ella, ella también era la hija de alguien, tratando de demostrar algo, por eso debía, al menos, darle el beneficio de la duda para que aprendiera desde cerca y encontrara su propio camino, si era lo que ella quería se lo merecería, y yo, le debía al difunto Don José padre las oportunidades que tuve sin el cual hoy no sería nada, y lo retribuiría a través de ella, ese sería mi nuevo proyecto. 

15 de Septiembre de 2018 a las 04:24 0 Reporte Insertar Seguir historia
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