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GENERACIONES

El padre de cuarenta y dos años, paseaba con la hija de siete años por el centro comercial, mientras la madre realizaba algunas diligencias en los bancos. Observaban las tiendas que ofrecían todo tipo de mercancías y artículos, algunos necesarios, otros no tanto, ambos se distraían con los productos exhibidos, mientras soñaban que adquirían para su uso y disfrute, aquellos que les llamaban la atención de acuerdo a sus necesidades y gustos.

Parados ante una vitrina, el padre miraba con escaso interés una estatuilla de un santo que creyó era de San Francisco de Asís, mientras que la hija observaba con extrema curiosidad infantil, un objeto que creía haberlo visto antes, pero no estaba segura y por lo tanto, para despejar la duda, le pregunta al padre con una inocente y leve sonrisa: 

- ¿papá, eso que está allí es un teléfono?

 El padre al dirigir la mirada hacia donde señalaba con su dedo la niña, pudo, a través de la vidriera, reconocer que efectivamente se trataba de un teléfono, de esos de marcación por sistema de pulsos mediante el empleo de un disco, esos cuyo auricular semejaba un asa y cuya carcasa a una mediana caja.

Inicialmente la pregunta le causó sorpresa al padre, debido a que, obviamente se trataba de un teléfono, sin embargo, no reparo mucho en el asunto y con voz cariñosa respondió a la hija: 

- si mi amor, eso, es un teléfono.

La hija al escuchar la respuesta de su padre, abrió los ojos en expresión de asombro y seguidamente soltó una infantil carcajada y, preguntó nuevamente al padre: 

-¿cómo se marca?

M. Cuerta.