danny-raul1531109511 Danny Raul

Si de algo te sirve de consuelo, pues, es que hasta tu puedes leerlo en solo un par de minutos


Cuento Todo público.

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A Julio José Emiliano De Las Mercedes Coloquéis le había dicho su papacito desde la sierra que no, que no se vaya a desperdiciar la beca que con tanto esfuerzo había ganado para estar en una de las mejores universidades del sur del Perú, y más que eso le había dicho que no, que no vaya a irse a fiestas hijito ni nada de tragos hijito, ni mucho menos estar ahí durmiendo con cada chica que le tenga ganas, eso sí, Julito era guapo, guapetón tenía su jale y venia como quien dice, caminando como galán de los noventa, pero a pesar de todo lo que su padre le había dicho, un día, así nomas, como si nada, vino de la nada diciendo que sí que ahora ya más que nunca tienes que apoyarme papacito, y en un punto muerto, con el tiempo de apoyo, la chica paso de la puerta como una intrusa acompañada de las palabras de Julito diciendo que si papá, que voy a ser padre, entonces uno pensaba en que cosa le habrá que decir su papacito al Julito este que nomás no se cuidó, vaya a saber uno porque si esta tan barato ¿Qué no? Pero su padre, a quien le había dicho que eso no hijito, eso sí que no, esta vez cambio la cara, diciendo que está bien hijo, que todos cometemos errores, eso sí más bien, tiene que llamarse como yo.

Poco tiempo había pasado desde que el Julito este ya había empezado la carrera de ingeniería minera en la universidad, y que poco tiempo después ya le decían que le ponga un poco más de ganas que ya va acabar el semestre y ahí sí, con todo derecho te vas a la fiesta, pero a Julito no le gustaba ya eso de las fiestas, como si en mis planes estuviera tener otro hijo, eso sí que no. Julito no hacía nada que no le gustara a su hijo, o que no lo gustaría en un futuro pues. Su papá por el contrario decía siempre hijito que voy a trabajar para cuidar a tu hijo cuando tú estés estudiando. Claro que para esas alturas, diciendo que en medio tiempo basta y sobra con lo de la ingeniería, y con el otro medio tiempo pues me consigo un trabajito por ahí nomás, algo suave, para mi mujer y mi hijo, aunque eso sí, nadie le creía eso de que tenía un hijo, si no le creían que su nombre tenia tantas letras que uno hasta se mareaba, menos le iban a creer eso de que ya iba a ser padre.

Su mujer por el contrario siempre iba a esas postas médicas, en donde había conocido más embarazadas precoces que venían siempre maquilladas y se sentaban a tu lado y pregunta y pregunta de que donde compraste ese pantalón amiga, o de donde conseguiste esa blusa amiga, que está muy bonito, claro, aunque a su mujer eso de estar al lado de otras madres más o menos de su misma edad tampoco es que le gustaba mucho, aunque se decía, ¿Qué era de mi antes? Ni eso sabia, ella no iba a la universidad como el Julio, pero si iba a fiestas, como el Julio, y más que todo era eso nomas, fiesta y fiesta, claro, a mí, mi mamá o mi papaíto nunca me dijo eso de que hijita a las fiestas no y solo a los estudios, aunque yo ya de mis padres ni jota, entonces ¿debía de sentirme mal? Estando en esta familia tan comprensiva, tan amable y tan cariñosa aunque claro, con hijo prematuro de por medio, uno siempre se pone a pensar. Su mujer del Julio no era la más hermosa, tenía el cabello totalmente negro pero la parte del final estaba teñido de color dorado, como queriendo ser rubia, aunque no podía, y eso le había dicho a su prima una vez, que rubia sí que voy a ser algún día, pero rubia nunca fue, la que si fue rubia por ejemplo era su mamá, que siempre decía que yo era rubia natural hijita, pensaba siempre en eso, en que lo rubio de su mamá podría sacarlo para su hijo, que su hijo sea alguien bonito con los ojos bonitos y con el cabello rubio todavía, que más podía pedir. Aunque a estas alturas una ya ni piensa en eso de lo rubio, sino de cómo puede hacer para no morir con eso del dolor, decían por allí que el dolor del parto es de lo peor que alguien puede sentir, y vaya suerte los hombres que tienen de no tener que parir.

Como los días domingos y los días sábados de iglesia en la televisión de mañana, el Julito se iba por aquí o por allá a buscar un trabajito, eso de descargar alimentos de caminos que llegaban de todas partes del Perú para este mercadito bien arregladito y que había de todo, todito encuentras aquí joven, le decían las señoras que contrataban, cuando quieras joven, le decían, usted viene nomas, aquí le atendemos como familia casero, claro que si respondía el Julio y empezaba a sacar los sacos que vaya que si pesaban como mil demonios. Y así estaba casi toda la mañana, porque si, solo en las mañanas se hacen esas cosas Julito, en las tardes ya no pe, porque los policías pe, ya tu sabes pe, y claro que Julio lo sabía, eso de que estaba mal traer frutas y verduras a esta ciudad, pero más las frutas porque si de algo se va a morir esta gente, que sea del volcán y no de las frutas. Su papá por otro lado seguía con los trabajos de recoger gente anciana, aunque tan joven tampoco es que era, y se ponía a pensar en que si en algún futuro no muy lejano terminaría como alguno de estos decrépitos que ya ni caminar pueden, ya después de eso decía que no, que ya no pensara en eso y que además mi hijo no haría eso, nunca, mi hijito me quiere bastante, no lo permitiría.

A Julio siempre le decían que venga nomas los sábados y domingos aquí, eso sí, bien tempranito porque si llegas tarde te quedas sin trabajo aquí, la gente es bien digna nomas Julito, aquí la gente se gana el pan con el sudor de su frente, y acá pues bien que si somos nobles y honrados, eso si te lo juro Julito, eso sí. Los domingos también venia, y decía que que mal que no tenga vacaciones aun aquí, cuando me esfuerzo como los grandes, porque si, eso es lo que hacía el Julio, siempre tan bueno y tratando de ayudar a su familia. Entonces cuando acababa el día el señor le decía que gracias Julito, que siga así, esforzándote, y que eso sí, no vayas a descuidarte en tus estudios, eso sí que no lo permito Julito. Julio siempre iba por esos parque que estaban, parecían ya, en filas como para que uno pierda los aires de frescura cuando camina por ese distrito, y siempre funcionaba, claro que sí, el verde junto a las brisas que movían sus cabellos era lo más bonito de salir de trabajar, pero apenas y llegaba a casa no sentía esa tranquilidad, y eso que por más que su mujer no hacia nadititita de bulla y que su papá tampoco, estaban chiss y aun así Julito pensaba que no, que no me siento tan tranquilo aquí como en el parque, entonces pensó, que mejor llevar a su familia al parque, que eso es mejor, que eso les ayudara a despejar y que tal vez así sienta más a su familia y más tranquilidad todavía, mato a dos pájaros de un tiro, aunque aquí casi los pájaros no abundas, mas solo palomas hay, y pues que un peruano mate a una paloma bien raro ah. Su mujer dijo que si, que normal Julito vamos, solo tengo que llevar algo de comida, y que Julito le decía que no, que allá ya compramos algo, su papá por el contrario decía que no tenia de caminar, que si iba, iba solo para echarse a ver como atardecía ese lindo día en donde nada podía salir. Y claro que si papá, normal y te quedas ahí echadito nomas, nosotros ya te decimos cuando nos vayamos.

Y aunque eso de que su padre diga que nada podría salir mal, pues era falso, a primera pisada afuera, porque no había taxis, y menos los autos colectivos pasaban por ese lugar, cambiando no iban a llegar y a como dé lugar esperaron a un taxi que dijo que si, que si iba pero que como estaba muy lejos y que como además ya estaba de tarde unos cinco soles, entonces Julio dijo que estaba muy caro pero su padre dijo que no te preocupes, hijo, esta vez yo pago, y pues los tres adentro y hasta el parque, felizmente llegaron temprano, aun con esas ráfagas del sol anaranjada que eran bonitos, pero si lo mirabas de reojo y esas cosas, entonces su papá empezó a sentirse mal, y que decía que no traje abrigo hijo y ay empezaba a toser, le dio su abrigo y se quedó ahí nomás, donde el sol aun alcanzaba para que no se resfrié mas, su esposa también decía que le puedo dar mi suerte pero no, eso sí que no, tu si debes estar bien abrigada. Y eso era pues, lo malo de venir aquí fue justamente venir aquí, su padre estaba mal y él ni ella disfrutaban este atardecer, pero como van a disfrutar pues si está mal su papá, entonces él decía que ya mejor vámonos antes de que algo le pase a mi papá y le dijo a su esposa que se pare allá para que parará un taxi y ella dijo que sí que normal, no hay problema, pero claro que si hubo problema, porque después de casi cinco minutos buscando taxi que nadie quería para uno se detuvo pero el chofer salió, apurado, con un pistola en la mano y empezaba a jalonear lo que viene a ser la bolsa pequeña de la mujer y que ella resiste y resiste que no se llevaran, entones julio empieza a decir que ahí nomás papá ya vengo, y acompañado con un grito de "Ratero" se fue de una vez a defender a su mujer, pero como el maleante sabía que era más alto y más fuerte, solo agarro la pistola, que no pensaba en utilizarla pero lo hizo, disparo a la mujer, haciendo que ella soltara la bolsa pequeña y que él se la llevara para perderse en ese bonito atardecer.

Algunos meses más tarde.

—Hijo — le decía su padre a Julito desde la cama de este hospital que tan malo había hecho su despacho con el señor en cuestión y que en un par de horas antes le habían dicho a julio que ya fue, que su viejo no va a vivir, que ya se va a morir — Recuerda que siempre fuiste alguien ejemplar, alguien... —Las lágrimas en las mejillas de Julio se reflejaban en las cosas que estaban el cuarto y que brillaban mucho — Alguien a quien yo considero el mejor padre y el mejor hijo que alguna vez tuve.

Habría querido recordar, entonces, como es que acabó la vida de Julio, pero ni hasta yo mismo se, después de la muerte de su esposa y al muerte de su padre, lo único que se supo de Julio hasta ese momento era que en su departamento se encontró nada menos que una carta a alguien desconocido, diciendo que no, que todo lo que le habían dicho no le servía para nada, y menos ahora.

***

El auto rojo bien bonito con la luz de la tarde se estaciono en algún lugar en donde la gente apenas y pasaba, recogió del asiento del copiloto y abrió para ver que contenía la bolsa, y vio: algunas galletas, nada de dinero.

8 de Agosto de 2018 a las 05:59 0 Reporte Insertar Seguir historia
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